El entorno bélico en el Medio Oriente, una realidad cotidiana en esa región, tiende a ser explosivo. En este ámbito el Ejercito de Irak, que inició una ofensiva militar en octubre pasado para recuperar Mosul en poder del Estado Islámico (EI) desde hace más de dos años, ha intensificado sus ataques para recuperarla apoyado por las tropas kurdas y las fuerzas de la coalición internacional, encabezada por EUA, Francia y el Reino Unido. Mosul es una ciudad localizada en el norte de Irak, al este del río Tigris, aproximadamente a 396 km de Bagdad, la capital del país.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

A mediados de noviembre pasado los iraquíes habían conquistado gran parte de su territorio, las fuerzas del EI han tenido cuantiosas bajas. Al inicio de diciembre del 2016 el Ejército iraquí y los Peshmergas Kurdos recapturaron 5,700 km2 y 369 asentamientos del EI; al final de enero de este año el Ejército de Irak ya tenía el control de todo el este de Mosul. El 23 de febrero ocupó el aeropuerto de Mosul y tres días después entró a la ciudad.

El primero de marzo el Califa del EI ordena a sus combatientes abandonar Mosul y él sale de la ciudad el 10 de marzo. En el presente, 400 mil personas se encuentran en Mosul como rehenes del EI, quien las utiliza como escudos humanos. En la última fase de la ofensiva han muerto un gran número de civiles; testigos locales aseguran que la mayor parte de las víctimas se produjo durante una explosión de un camión del EI repleto de componentes químicos, armas y bombas que fue alcanzado durante un bombardeo de la Coalición. Alemania ha solicitado se investigue este hecho. En Mosul la población vive una grave crisis humanitaria por falta de agua, alimentos, medicinas, electricidad, combustibles, entre otros bienes y servicios; se estima que en las próximas semanas el Ejército iraquí derrotará al EI, habrá más muertes y heridos. La violencia en el norte de Irak ha provocado 2.6 millones de desplazados.

En este marco, la frontera entre Israel y Siria ha estado relativamente tranquila; Israel ha resentido incidentes esporádicos de fuego perdido de la guerra civil de Siria, y los ha descrito como errores tácticos del régimen de Bashar al Assad (BA); sus respuestas han sido moderadas con represalias limitadas contra posiciones sirias. En este ámbito, el 17 de marzo pasado se registró el incidente más grave entre Israel y Siria cuando la Fuerza Aérea de Israel alcanzó varios objetivos militares en Siria, a su regreso, en el espacio aéreo controlado por Israel, Siria envío varios misiles contra las naves israelíes. Israel realizó varios ataques aéreos contra sistemas de armas avanzadas, incluidos misiles antiaéreos de fabricación rusa y de producción iraní, que Siria pretendía entregar a Hezbolá. El régimen de BA hizo llegar una advertencia a Israel a través de Rusia, afirmando que tiene 800 proyectiles y a la ciudad israelí de Haifa en la mira.

Cabe destacar que el bombardeo de Israel a Siria se produjo unos días después de que aviones israelíes atacaron un vehículo con una ametralladora en territorio sirio en el que murieron miembros del EI que habían disparado a una patrulla militar en el lado controlado por Israel en las Alturas del Golán, arrebatado a Siria en 1967. No obstante que el Ministro de Defensa de Israel declaró que su país no tiene intenciones de intervenir en el conflicto en Siria o “chocar” con los rusos, aliados incondicionales de BA, dijo que lo haría si se ve amenazada su seguridad; incluso amenazó con destruir el sistema aéreo de Siria. A su vez Rusia convocó al embajador de Israel en Moscú, Gary Koren, para protestar por la supuesta violación de la soberanía siria.

Resulta difícil pensar que Siria, ocupada en su guerra civil, pretenda abrir un frente de guerra con Israel; sin embargo, el ataque a los aviones israelíes tuvo que tener el aval de Rusia. Es posible que el régimen de BA se sienta fortalecido por el apoyo militar de Hezbolá; ciertamente, Harak Hezbolá al Nujaba, la nueva milicia iraní, amenazó a Israel prometiendo que liberaría los Altos del Golán; esta organización “prima-hermana” del Hezbolá libanes, tiene dos brigadas apostadas en la zona y recibe órdenes directas de Irán.

En este contexto, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu (BN) expresó que Irán usa la guerra civil siria para afianzar desde allí una base de apoyo para combatir a Israel. Teherán lleva tiempo desplegando a su Guardia Civil Revolucionaria, las milicias Basij en Siria y financia a grupos aliados cuyo principal actor en la guerra de Siria es Hezbolá.

Por otro lado, el ambiente bélico se está “calentando” en la frontera de Israel con la Franja de Gaza donde gobiernan los terroristas palestinos de Hamás. El 16 de marzo pasado Hamás lanzó un cohete a Israel, quien respondió con un bombardeo aéreo que provocó serios daños materiales de dos posiciones militares de Hamás, no se descarta que el lanzamiento haya sido ejecutado por las milicias del EI establecidas en la Península de Sinaí, próxima a Gaza.

Aunque el equilibrio de fuerzas militares está a favor de Israel, Hamás no ha renunciado a su objetivo de destruirlo. Altos funcionarios de Israel confirmaron a finales de enero del 2017 que Hamás ha rehabilitado sus capacidades militares mermadas totalmente en la guerra “Operación Margen Protector” con Israel de agosto del 2014. Hamás tiene miles de cohetes apuntando a Israel y docenas de túneles desde los cuales pretende infiltrar a hombres armados dentro del cinturón de Gaza para atacar y secuestrar a civiles y soldados israelíes. Resulta inverosímil que Hamás en vez de reconstruir Gaza, devastada por la guerra, con altas tasas de desempleo, graves carencias en servicios básicos como electricidad y combustibles, se esté preparando para una nueva guerra con Israel.

La Franja de Gaza es una bomba de tiempo; no se descarta que Israel inicie una ofensiva militar preventiva para neutralizar el riesgo que representan los cohetes y los túneles. En este sentido, el Ministro de Defensa de Israel; considera que una nueva guerra con Hamás no resolvería el problema; de aquí que haya propuesto construir un puerto y un aeropuerto y zonas industriales en Gaza que en su fase inicial ayudarían a crear 40 mil empleos; la condición para que Israel apoye este proyecto es que Hamás accediera a la desmilitarización de su territorio, desmantele sus túneles y su sistema de misiles; abandone sus planes de matar judíos y devuelva los cuerpos de soldados israelíes desaparecidos en la guerra del 2014.

Sin embargo, los líderes de Hamás no están dispuestos a mitigar la miseria de su gente, quieren que su pueblo sufra, ya que palestinos oprimidos son candidatos perfectos para ser reclutados para la Yihad, Guerra Santa, contra Israel, los judíos y Occidente. Ante esta perspectiva Israel comenzará la construcción de un muro profundo de hormigón en el terreno alrededor de Gaza para contrarrestar los túneles y a la vez desarrolla métodos tecnológicos para detectarlos. El muro será de 65 km de largo desde el Mar Mediterráneo en el norte de la Franja de Gaza hasta el Paso de Kerem Shalom en el Sur.

La Franja de Gaza también enfrenta el bloqueo de su frontera con Egipto, acentuado por los ataques del EI a soldados egipcios que han causado alrededor de mil muertos entre estos últimos. En la Península del Sinaí se libra una guerra entre el Ejército egipcio y el EI, que declaró a esta región como parte de su Califato establecido en Siria e Irak; la organización terrorista Wilayat Sinaí mantiene lazos y ha jurado lealtad al EI. Entre 20 mil y 25 mil soldados egipcios están desplazados en el Norte del Sinaí, su movilización incluye el uso de aviones y helicópteros de combate; Wilayat Sinaí tiene cerca de mil combatientes, la mayoría beduinos nativos del Sinaí.

Israel y Egipto se han coordinado para mantener la seguridad de la Península. A su vez, el ala militar de Hamás ha tratado de reducir lazos con Wilayat en la Franja de Gaza y se ha acercado a Egipto con la esperanza de que los generales de ese país alivien las medidas restrictivas en el tráfico con Gaza en el cruce de Rafah.

Otras áreas próximas de guerra se ubican en Yemen, Libia y Túnez; los atentados terroristas se extienden a Turquía, Afganistán, Pakistán, Sudán y hasta Nigeria, además de la proliferación de actos terroristas en Europa, EUA, Canadá y en el corazón de Rusia. Y qué decir de la guerra que alienta Rusia en Ucrania. La paz mundial está en entredicho.