Según Kabul, la bomba ha alcanzado “grandes cantidades de armas pesadas y ligeras”, que han quedado destruidas. Por el momento no se han , mencionado víctimas civiles.

El Ministerio de Defensa de Afganistán ha anunciado este viernes a primera hora la muerte de 36 integrantes del Estado Islámico a causa de la potente bomba no nuclear lanzada en la víspera por el Ejército de Estados Unidos. Por el momento no hay que lamentar víctimas civiles.

En un comunicado, Kabul ha anunciado que, además de los 36 miembros del grupo, la bomba ha alcanzado «grandes cantidades de armas pesadas y ligeras», que han quedado destruidas.

El Ejército estadounidense lanzó contra Estado Islámico en Nangarhar (este de Afganistán) la bomba no nuclear más potente que se ha usado nunca en combate, la GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast Bomb (MOAB), con 11 toneladas de explosivo TNT de alta potencia.

La bomba fue arrojada en torno a las 19.32 horas (las 16.32 de la tarde en España) contra «túneles y personal» del Estado Islámico en la localidad de Achin desde un avión MC-130 comandado por un cuerpo de operaciones especiales de la Fuerza Aérea.

El ataque se produjo después de que el Gobierno de Afganistán afirmara esta misma semana que el número de insurgentes del EI en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2,500 miembros del grupo, lo que redujo su presencia a sólo dos de las 34 provincias afganas, según informa la agencia EFE.

También la misión de la OTAN en Afganistán informó la semana pasada de que en los dos últimos años ha reducido a la mitad el número de miembros del grupo terrorista y en más de un 60 % el territorio controlado por el EI en el país.

El pasado día 6 un portavoz de la misión «Apoyo Decidido» de la OTAN, el capitán Bill Salvin, aseguró que el EI será derrotado en el país asiático durante el próximo año y que el territorio afgano no se convertirá en un lugar «seguro» para los combatientes del grupo terrorista.

Los «mensajes» de Trump

El ataque de este jueves sucede en pleno aceleramiento de la política exterior de la Administración Trump. El presidente ha visto cómo las operaciones militares le sirven de cortina de humo a la montaña de problemas internos que lastran su joven presidencia —veto migratorio, investigación de las injerencias electorales de Rusia, fracaso del desmantelamiento de Obamacare— y como advertencia a otros enemigos de su disposición a jugar al ataque. Tras la represalia de Trump de la semana pasada contra el Gobierno de Al Assad en Siria por su ataque químico a población civil —una respuesta inesperada para muchos—, Spicer aseguró que la decisión del presidente de EE.UU. mandaba «un mensaje» a otros países y entes.

Corea del Norte es uno de ellos. Las ambiciones nucleares de Pyongyang son un quebradero de cabeza para Trump, que discutió la semana pasada con su homólogo chino, Xi Jinping, cómo contener su escalada armamentística. «Tengo mucha confianza en que China conseguirá arreglar la situación con Corea del Norte», escribió Trump ayer en Twitter. «Si no son capaces de hacerlo, ¡EE.UU., con sus aliados, lo hará!».

Señal de advertencia

El lanzamiento de «la Madre de todas las bombas» en Afganistán es una forma de hacer ver a Corea del Norte, donde el fin de semana llegó una flota de ataque liderada por un portaaviones, que EE.UU. no tiene inconveniente en utilizar su arsenal militar.

También es una nueva señal al Gobierno de Siria y, por lo tanto, a Rusia, el principal aliado de Al Assad, que criticó con dureza la represalia estadounidense. Como candidato, Trump se dedicó a cortejar al presidente ruso, Vladímir Putin, y a prometer una nueva era en las relaciones entre ambos países. Pero el primer embate serio con Moscú -la respuesta al ataque químico de Al Assad- ha devuelto al presidente a la realidad.

«No nos estamos llevando nada bien con Rusia», reconoció el miércoles en una rueda de prensa conjunta con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberng. «Puede que estemos en el punto más bajo de nuestra relación», añadió el presidente, que aprovechó para mostrar un compromiso rotundo con la alianza atlántica, a la que ha criticado con dureza durante el último año. «Dije que era obsoleta. Ahora ya no lo es», rectificó.

El jueves, Trump trató de enderezar el rumbo y aseguró en Twitter que «las cosas se arreglarán entre EE.UU. y Rusia» y que habrá una «paz duradera».

 

 

Fuente:abc.es