Etgar Keret, uno de los grandes valores de la literatura israelí, estuvo en México para presentar su colección de cuentos “Tuberías”(del original en hebreo Tzinorot) publicado por Sexto Piso. Keret es hijo de sobrevivientes del Holocausto. Este solo hecho podría explicar lo surrealista de sus cuentos, en los que una hermosa mujer se transforma en un hombre a una hora determinada, o donde una pareja se besa con pegamento instantáneo.

 

De niño, Keret no lloraba ni se quejaba en casa, porque no quería causar más dolor a sus padres. Eso explicó en el Colegio Hebreo Tarbut, después de leer su cuento “Romper el cerdito” (es una alcancía). Por ello, dijo, él se identifica con el cerdito, pues fue acumulando emociones, las cuales sólo pudieron salir cuando se “rompió”.

Más adelante, Keret respondió a nuestras preguntas:

¿Cómo nace un cuento tuyo? ¿Cuál es tu proceso de escritura?

“Empieza con una emoción que sentimos y que queremos compartir con otros. Alguna vez, vi un hombre que intentaba tomar un café con un periódico bajo el brazo. Cada rato, el periódico se le caía y lo tenía que recoger. llegué a casa y le dije a mi esposa que que era lo más triste que había visto en mi vida. Me respondió: ‘No tiene nada de triste, triste son los niños de África que mueren de hambre’. No, le dije, lo triste es que el hombre era un estúpido. Podía haber puesto su periódico a un lado y éste no se hubiera caído”.

“Estos son los momentos en que uno quiere escribir, porque escribir llena la brecha entre tus emociones y el mundo , e intentas hacer sentir a los demás lo mismo que sentiste. Así que creo que escribir siempre inicia con algún problema. Si vivo entre gente que me entiende, que es empática, no tiene caso escribir historias. Las historias siempre toman un atajo para llegar a las mentes”.

Sabemos que los cuentos, en general, se basan en experiencias reales. ¿ Qué experiencias has compartido en tus cuentos? 

Generalmente, cuando escribo historias, es ficción; no hablo de cosas que sucedieron, sino conectadas con cosas que me sucedieron. Aún así, mi libro ” Los 7 años buenos” que trata de los 7 años entre el nacimiento de mi hijo y la muerte de mi padre. Es como un diario en el cual intento procesar lo sucedido.

A veces, vas por la vida y cosas extrañas suceden, pero no piensas en ellas porque vas por la calle, a la escuela, y ves un león que anda por allí. Te sorprendes, pero te olvidas. Escribir es como un signo de puntuación.

Inicia el libro con el nacimiento de mi hijo. Mi hijo nació el mismo día que sucedió un atentado terrorista, así que, cuando llegamos al hospital, todos los médicos que se suponía que tenían que atender partos se habían trasladado a urgencias. Cuando finalmente encontré a un médico, mi esposa dejó de tener contracciones y se tardó 24 horas más en dar a luz. En mí, reflexioné: “Quizás el niño dijo: “Mejor me quedo dentro; la gente fuera es muy agresiva, se mata unos a los otros, no quiero nacer“. Nace tu hijo, te lo llevas a casa, vas a trabajar… Quise escribir los puntos clave e mi historia, para poderlos recordar.

Muchas de tus historias terminan con un final triste o pesimista. ¿Por qué eliges terminarlas así?

“Como escritor, soy muy obsesivo acerca de las palabras. Estos dos términos, “triste” y “pesimista”, on totalmente diferentes. De hecho, creo que mis historias son tanto optimistas como tristes. ¿Por qué? Porque si eres optimista, crees que las cosas van a mejorar. Cuando eso no sucede, te pones triste. Si eres pesimista, no hay nada por lo cual entristecerte.

¿Por qué elijo escribir historias tristes? No pienso ¿ escribiré una historia triste? ¿ una historia alegre? ¿Comeré pizza o hamburguesa? En el proceso de escribir, se intenta imitar algo que parece correcto. Ahora, creo que, entre más triste es el momento, más necesitamos escribir. Cuando todo está bien y eres feliz, no necesitas hacerlo. Les digo a mis alumnos que los más bellos poemas de amor fueron enviados a personas que nunca respondieron. La razón es obvia: si quieres a alguien y esta persona te quiere,estás demasiado ocupado para escribir poemas”.

“Escribir es reflexionar acerca de algo difícil , criticar algo o proponer un plan B. Pero siempre hay una emoción en la base de las historias. Mis historias son a la vez cómicas y tristes“.

Caricaturistas mexicanos, dirigidos por Bernardo Fernández «Bef»,han adaptado tus cuentos al cómic. ¿Qué opinas de ello? 

“Cómo escritor el mayor elogio que me pueden hacer es que otro escritor trate de ilustrar los personajes en una historia, o que alguien haga una película; puede ser una persona que tome una de mis historias para adaptarla a un video. Lo que me hace sentirme más contento es que una creación mía provoque en otras personas la inspiración para crear”.

“En muchos países donde no soy muy leído, los artistas se conectan a mis libros. Esto también tiene que ver con que mis historias son escritas en forma reflexiva y post moderna. ¿Por qué escribo una historia? ¿Porque me conecto con la gente? ¿Cuál es del rol del arte? Son temas que interesan a los artistas. Cuando “llego” a los artistas mexicanos, es un gran elogio para mí. El hecho de que escribo historias muy cortas trae como resultado que no hay muchas descripciones. (En el cuento del cerdito), no describo como se ve el niño o el padre o la casa, etc. Esto es una ventaja para una adaptación y la persona que la está haciendo. El que está adaptando sabe que su adaptación va a ser diferente en los diferentes artistas: tienen suficiente espacio para trabajar; con diferentes posiciones, se toman diferentes direcciones”.

“Tengo una historia que se llama “Crazy Glue”, es la historia de una pareja que está reparando una taza que está por romperse; en algún punto se besan y quedan pegados. Esta historia fue adoptada a dos películas cortas, Una fue una comedia romántica y la otra una película de horror. Me gusta cuando le ofreces al lector la posibilidad de dar algo de ellos mismos”

“Si hablamos de una concentración de jugo, puedes agrégale una copa de agua, agua con gas, agregarle alcohol o alguna bebida diferente. Lo importante es que, cuando lees una historia, tú colaboras con la historia. Te vas imaginando la historia. En mi colaboración con los lectores, me gusta darles el mayor espacio para que ellos le puedan agregar lo que quieran a la misma historia, pensando de diferente forma e interpretando diferente”



¿Qué es lo que te hace tan popular en Israel?

“Es muy difícil preguntarle a una persona: ¿Por qué es tu trabajo es tan popular? Es como preguntarte ¿Por qué le gustas a la gente? Tú puedes estar muy contenta por ello, pero eres la última persona en saber la respuesta.

“Creo que, por lo menos en Israel, lo que más me ayuda es el lenguaje que utilizo: uso el lenguaje coloquial y el slang. Mis personajes en ciertas ocasiones hablan de tal forma que tienen errores gramaticales; no hablan en la forma en que a nuestros maestros les gustaría que habláramos. En ocasiones, no son muy articulados”

“Cuando comencé a escribir en Israel, se escribía en un lenguaje de alta calidad. Nuestro deber era escribir en un lenguaje hermoso. Conmigo, todo ha estado relacionado con la calle. Es parte de la identidad israelí que es muy compleja, somos un pueblo ancestral pero un país muy joven. Esto es algo que puedes sentir cuando hablas slang o lenguaje de la calle. Si yo hablo con un taxista, en Israel, la mayoría de lo que yo hable podría ser entendido por (los patriarcas) Abraham, Isaac o Moisés, al mismo tiempo la lengua bíblica fue escrita de forma musical”

“Debido a que el hebreo fue escrito hace muchos años, no existe en la Biblia palabras que se utilizan actualmente. Porque Abraham no usaba micrófono, ni tomaba agua mineral ni subía al autobús. Entonces, lo que pasa en el lenguaje de la calle es que la gente utiliza el hebreo antiguo con palabras importadas o inventadas que no existían en la Biblia para comunicarse. Tengo que poner atención en la creación de oraciones, porque cada oración que escribimos es mitad israelí, veinte por ciento inglés, treinta por ciento ruso. Esta mezcla es lo que nos enseña la falta de atención en la identidad israelí. Somos personas religiosas pero al mismo tiempo abiertas a todas las culturas y anarquistas en la forma en que vemos al mundo”

“Cuando comencé a escribir, sentí que muchos se mis lectores se sentían conectados. Mientras que los libros que se escribían en un hebreo más elevado se conectaban primero a los lectores debido a que podían leer una historia porque se conectaban en la forma en que un amigo les podría hablar o un maestro les podía hablar. Creo que, al final, ésa es la razón por la cual mis libros gustan tanto a los lectores”

En uno de tus cuentos, el protagonista es un sobreviviente del Holocausto. ¿Acaso se basa en la experiencia de tu padre?

“La pregunta es muy específica es acerca de un cuento que se llama “Silent”. En la historia hay un sobreviviente del Holocausto que,  en Yom Hashoá, sube al foro de la escuela para hablar con los niños. Tu pregunta es si este libro está basado en la vida de mi padre, que fue sobreviviente del Holocausto. Para nada, mi padre era niño durante el Holocausto”.

“Los sobrevivientes del Holocausto que llegaron de niños a Israel, se intentó integrarlos a la vida lo más rápido posible y que pasen como “Sabras”. Los niños no hablaban de lo que sufrieron. La sociedad israelí era intolerante hacia los sobrevivientes del Holocausto. Muchas veces cuando los veían les decían “¿Sobreviviste porque peleaste?” A mi madre varias veces le dijeron: “Sobreviviste porque fuiste colaboradora de los nazis o prostituta”.

“En términos hebreos, una persona que no es buena en deportes le llamamos “Sabón” que quiere decir “jabón”. Este era el apodo de los sobrevivientes del Holocausto. Mi padre nunca quiso tomar este tipo de postura. Mis amigos en la escuela no sabían que él era sobreviviente. El personaje del libro sí habla del tema”.