La Comisión Ministerial Legislativa de Israel someterá a votación hoy domingo el controvertido proyecto de ley que declara a Israel como el Estado-nación del pueblo judío.

El proyecto de ley fue presentado en 2011 por el diputado israelí Avi Dichter, del partido de centroderecha Likud. En octubre de 2015, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, dispuso un comité ministerial para hallar un consenso sobre el contenido de la legislación, en unas conversaciones que no tuvieron éxito.

Por primera vez en la ley israelí,  consagraría a Israel como “el hogar nacional del pueblo judío”. La ley se convertiría en una de las llamadas Leyes Básicas, que, como una constitución, guían el sistema legal de Israel y son más difíciles de derogar que las leyes regulares.

El judaísmo ya se menciona en todas las leyes del país, y las autoridades religiosas controlan muchos aspectos de la vida nacional, incluido el matrimonio. Pero las 11 Leyes Básicas existentes tratan principalmente de instituciones estatales como la Knesset, los tribunales o la presidencia, mientras que la Ley Básica: Dignidad Humana y Libertad define el carácter democrático de Israel. El proyecto de ley del estado nacional, dicen los proponentes, pondría los valores judíos y los valores democráticos en pie de igualdad.

“Este es un pequeño paso para el proyecto de ley del Estado judío, que establece que Israel es y será un estado judío y democrático, y es un gran paso hacia la definición de nuestra identidad, no sólo a los ojos del mundo sino principalmente para nosotros mismos, los israelíes. Ser un pueblo libre en nuestra tierra”, dijo Dichter en respuesta a la decisión.

Afirmó que el proyecto de ley era necesario para contrarrestar los esfuerzos palestinos de negar los derechos judíos a Israel. “Los acontecimientos de los últimos meses demuestran que se trata de una batalla por la imagen de Israel y su identidad nacional. Los palestinos ya no ocultan su objetivo de borrar del mapa al Estado-nación del pueblo judío “, escribió en defensa de la legislación.

Sin embargo, los críticos dijeron que el proyecto de ley es discriminatorio para las poblaciones árabes y otras minorías de Israel.

Según el lenguaje de la propuesta, mientras que cada individuo tiene el derecho de “preservar su cultura, herencia, idioma e identidad,” el derecho a la autodeterminación” es únicamente del pueblo judío”.

En otra cláusula controvertida, el árabe sería relegado de idioma oficial a uno con “estatuto especial”, que garantizaría a sus hablantes el “derecho a servicios estatales accesibles”.

El presidente de la Lista Conjunta (Árabe), Ayman Odeh, emitió una severa condena a la legislación, calificando la decisión del Comité Ministerial de “declaración de guerra” a los ciudadanos árabes de Israel. “La discriminación ha recibido un sello legal. El peligro en esta ley es que establece dos clases de ciudadanos: judíos y árabes “, escribió en un comunicado.

El diputado de la Knesset por la Unión Sionista, Erel Margalit, contendiente para el liderazgo de su partido, dijo que el proyecto de ley era “una reminiscencia de períodos oscuros” de la historia. “La ley del Estado judío es un esfuerzo para erosionar la única democracia en el Medio Oriente”, dijo.

El proyecto de ley fue presentado por primera vez por Dichter en 2014, pero, frente a las críticas de los miembros de la oposición y los miembros liberales de su propio partido Likud, fue archivado. Desde entonces, una serie de versiones de la legislación han sido redactadas por los legisladores de derecha, pero ninguna ha sido aprobada por la Knesset para convertirse en ley.

El primer ministro Benjamin Netanyahu, incluso, propuso su propia versión de la legislación, diciendo en 2015 que el estado carecía de “expresión adecuada” de la “existencia de Israel como estado-nación del pueblo judío” en el conjunto de leyes básicas del país.

Los críticos de las diversas propuestas han incluido al entonces fiscal general Yehuda Weinstein, al ahora presidente Reuven Rivlin, al entonces ministra de Cultura Limor Livnat, al ex ministro de Defensa Moshe Arens, al ex ministro de Justicia Dan Meridor (los últimos cuatro veteranos del Likud), a la oposición judía y a los partidos árabes, a algunos miembros de la coalición y a muchos israelíes, incluyendo conservadores.

La última versión parece ser un compromiso entre los distintos proyectos presentados durante los últimos tres años, e intenta llegar a los liberales mediante la inclusión de la frase “judíos y democráticos”; omite una afirmación anterior acerca de la importancia de incluir los asentamiento dentro de las fronteras de Israel, pero conserva la degradación del árabe de lengua oficial a estatus especial.

Fuente: Times of Israel y Europa Press/ Traducción: May Samra