Enlace Judío México.- La propuesta del plan de partición entre dos Estados, Israelí y Palestino, se observa cada vez más lejana, a pesar de que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, haya acudido en estos días a Washington en busca de un entendimiento con la nueva política y presidencia de los Estados Unidos; pareciera que la visita, sólo quedará en eso, una simple reunión.

KAREN BENSUSSEN

La razón de este infructuoso encuentro no radica en el diálogo mismo establecido entre Trump y Abbas; sino a múltiples factores internos y externos; entre ellos, la profunda división entre Fatah (Autoridad Palestina) cuyo gobierno se encuentra en Cisjordania, y Hamas, autoridad dentro de la zona de Gaza, considerada como un grupo terrorista.

Ambas entidades han tenido desencuentros, y aunque el objetivo de los dos grupos supone la creación de un Estado Palestino, su visión para consolidarlo difiere, por un lado Mahmud Abbas está recurriendo a los organismos internacionales con el objetivo de presionar a Israel e implementar por vía democrática la solución de dos estados.

Por el contrario, la autoridad de Gaza; Hamas, que hasta hace poco trataba de ser visto por el mundo como una entidad democrática, llegando a aceptar el plan de partición de 1967, ha cambiado de líder.

El apenas nuevo mandatario Ismail Haniya, que suplanta al líder anterior Khaled Mashal, sube al poder con una retórica colérica y agresiva; exponiendo en su discurso la conocida declaración de la no aceptación del Estado de Israel.

Hamas enfrenta críticas por parte de Mahmud Abbas y su organización Fatah, ya que sus intenciones e incitaciones ponen en riesgo el proyecto de partición y liberación palestina, por vía democrática.

El panorama de Israel y los palestinos, también se muestra turbio, muy obscuro; el gobierno de Israel acepta y a veces promueve la formación de nuevos asentamientos en Judea y Samaria (Cisjordania), lo cual es una constante provocación por parte de Israel y los colonos hacia los palestinos, las decisiones e implementaciones de creación y construcción de casas habitación para colonos judíos en territorios que legalmente no son nuestros. Acciones que subestiman a la comunidad que habita ahí. Violando los derechos y legado de los oriundos del lugar, provocando así sensaciones de humillación, abuso, transgresión, coraje y resentimiento.

Este fenómeno ha tenido sus manifestaciones en la intifadas, sin embargo Israel está caminando sobre un suelo peligroso, pues no faltará mucho tiempo para que lo que ahora está en ebullición, explote violentamente.
En estos días se cumplen ya 50 años de la guerra del 67, es decir, 50 años de ocupación, y el panorama no ofrece un camino prometedor.

Es triste observar cómo la guerra de los seis días haya heredado este lastre a Israel, 50 años que Israel ha tenido que asumir un papel de guardia y custodio hacia otro pueblo. Esto definitivamente no representa la ética ni el espíritu judío, las leyes de la Torá claramente nos lo muestran.

Se puede argumentar que ellos son violentos, suicidas, guerreros, asesinos; pero eso son ellos y no nosotros. El pueblo judío tiene un código de ética y moral que no permite imitar el comportamiento de violencia ya sea física o psicológica hacia el otro, por eso nunca podremos ponernos en el mismo nivel que el vecino, nosotros somos distintos.

¿Hasta cuándo terminará esta terrible situación que ha llevado a que Israel tenga que hacerla de policía y carcelero?

Las leyes de Moisés fueron el primer código civil de la humanidad, y por lo tanto, nosotros, los judíos somos los portavoces de la paz, el derecho civil, el respeto, la ética y moral.

Es verdad que en medio del camino hacia una partición se encuentran temas muy peligrosos, arriesgados y comprometidos, para la seguridad de Israel; pero por el otro lado, nosotros los judíos no podemos ejercer el papel del opresor, esa no es nuestra esencia.

Bendigo a Israel y agradezco todos los días el esfuerzo por mantener a salvo el único Estado en el mundo donde los judíos son libres de violencia, crítica y discriminación, y por esta misma razón mi deseo más ferviente es que con su sabiduría y experiencia el gobierno pueda llegar a un arreglo y terminar así medio siglo de ocupación, que lo único que nos ha dejado es un entendimiento equivocado de lo que es defender la soberanía y seguridad de nuestra nación, transmitiendo a los jóvenes y heroicos soldados del ejército israelí una comprensión distorsionada de lo que es la soberanía y libertad.

¡Am Israel Jai!

 

Fuente:estudiosmuncom