Queridos amigos, ya hemos visto en comentarios anteriores, que tanto la UNESCO como la totalidad de las instituciones dependientes de la ONU, no tienen escrúpulo alguno en tergiversar la historia, tratando de borrar el testimonio judío en Israel y Jerusalén, desde hace más de 3,500 años, para pretender “regalárselo” a los palestinos.

EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Este sábado nos corresponde estudiar la Parashá Behar Sinay y la encontramos en Levítico, desde el capítulo XXV, versículo 1, hasta el capítulo XXVI, versículo 3. Para mis lectores no judíos, les aclaro que Parashá es el nombre en hebreo que se le da a la porción de la Torá que se lee cada semana, para luego proceder a su estudio y comentario.
Se inicia esta Parashá con las disposiciones que ordena Dios, sobre el uso de la tierra, lo que pasa a ser el tratado ecológico y código de justicia más perfecto que encontramos escrito en la historia de la humanidad y aún no superado. Por más que busqué en su lectura, no logré encontrar nada parecido a un pueblo palestino que esté recibiendo las respectivas instrucciones. Lo que sí encuentro es al pueblo de Israel.

Al inicio, en el versículo 2, leemos textualmente: “Habla a los hijos de Israel y diles” Continua el texto con instrucciones y, al finalizar, nos dice en XXVI, versículo 2 “Mis sábados guardaréis, y mi santuario reverenciaréis; Yo soy el Eterno.

Leído y releído el texto completo, encuentro mencionado Israel, shabat (sábado) Eterno, Moisés y todo un cúmulo de enseñanzas referidas a la agricultura, a la posesión de la tierra, al trato con nuestros semejantes, a la salida de la esclavitud en Egipto, al respeto al forastero, cómo actuar con quienes se ven obligados a endeudarse y cómo se han de liberar, todos conceptos establecidos para el pueblo judío desde Moisés en adelante, sin lograr encontrar ni palestinos, ni viernes, que es el día sagrado para los musulmanes. Tampoco aparece mezquita, Alá, Mahoma ni nada que nos pudiera llevar a pensar en un pueblo palestino viviendo en esas tierras, en esa época o en dicha religión (musulmana)

Esto me lleva a formularme unas preguntas: ¿Qué pasa con aquellos países que mayoritariamente son cristianos y sus dirigentes también lo son? ¿Están adjurando de su fe? ¿Nunca leyeron en su vida o escucharon hablar de La Biblia, el Antiguo Testamento o el Pentateuco? ¿Pueden seguir profesando su fe cristiana movidos por su antisemitismo o lo que sea, reniegan tan burdamente de lo que para ellos también es sagrado? Finalmente ¿Cómo es posible que el Papa o la autoridad eclesiástica que corresponda a su fe, no les hace ver el perjurio que están cometiendo?

Comprendo que puedan producirse discrepancias en lo referido al conflicto israelo-palestino actual, incluso falseando hechos que hemos visto y vivido y sean tergiversados con o sin intención, ya que es sabido que cada cual ve y aprecia un mismo acontecimiento, acorde a sus creencias, ideologías o apreciaciones, pero, pretender que, en resumen, fueron los palestinos y no el pueblo de Israel el que estuvo esclavo en Egipto. Que fueron ellos los que llegaron a Canaán, guiados por Moisés en el desierto, para luego ingresar a la Tierra Prometida bajo el alero de Josué, construir el Primer Templo durante el reinado de Salomón, destruido por los babilonios, para retornar a Israel, construir el Segundo Templo, el cual fue destruido por los romanos, los cuales, tratando de borrar todo vestigio judío, le cambiaron el nombre al Reino de Judá, por Palestina, derivado de los filisteos, es algo tan demencial, que no logro explicarme cómo alguien pueda pretenderlo.

Más asombroso aún, resulta que debido a esta trama de mentiras, tendríamos que concluir que Jesús y los apóstoles, eran palestinos musulmanes y lo que predicaron se basó en el Corán y no en La Biblia, sin importar que, según la propia fe musulmana, Mahoma tardó más de 600 años en aparecer.

El asombro supera todo lo imaginable, cuando organismos internacionales patrocinan tal despropósito y tantas naciones están dispuestas a desacreditarse y perder el decoro ante afirmaciones tan aberrantes y descabelladas, que no encuentro las palabras adecuadas que puedan calificar actos de tal inmoralidad e irracionalidad.

Lamentablemente, por la fuerza de la costumbre, los mentirosos siguen mintiendo y los que los escuchan, dejan de sorprenderse. Si en algún momento, logra restablecerse la verdad y la racionalidad entre los seres humanos, la ONU y sus anexos, especialmente la UNESCO; pasará a la historia como el organismo más corrupto, falso e inoperante de todos los tiempos. Sus estadistas como los más ignorantes e inescrupulosos de todos los tiempos.

Qué lástima que los finales del siglo XX y los primeros de este siglo que nos tocó vivir, se hayan visto coronados con tanta falsedad e hipocresía. Parece que el uso del libre albedrío, lleva a algunos seres humanos a tal degradación.

David ben Jaim