Una de las preguntas que más se han enunciado sobre la Torá es: si la Torá es la palabra de D-os y D-os es el D-os de todas las naciones ¿por qué fue dada únicamente a los israelitas? Ha sido formulada por creyentes que desean entender este misterio, escépticos que desean negar esta premisa e intelectuales que la hacen por curiosidad para entender otra cultura. Sabios y rabinos se la han preguntado y respondido de distintas formas a lo largo de todas las épocas.

Se han hecho varias interpretaciones, la más difundida es que la Torá es nuestra, porque nosotros la escogemos día con día, preservamos sus mandatos, la respetamos, la estudiamos y la hacemos nuestra. A continuación mostramos una historia que esclarece un poco esta pregunta.

Aparece en el libro Mejilta de Rabí Ishmael, trae parte de la tradición oral que explica sucesos del Éxodo. En ella, nos cuenta que en efecto D-os le dio la oportunidad de recibir la Torá a todas las naciones. Sin embargo, sólo la nación de Israel decidió aceptarla.

Las demás naciones al observar sus mandamientos se dieron cuenta que la Torá va contra la naturaleza humana, en contra de los instintos destructivos del hombre y decidieron no aceptarla como fundamento moral. Jacobo recibe el nombre de “Israel” cuando lucha contra un ángel, su ángel, nos dicen algunos midrashim. Es decir, cuando lucha contra sí, cuando dobla su orgullo y reta las leyes naturales.

La Torá, para poder seguirla te exige ese nivel de compromiso, que es el compromiso que aceptaron los israelitas en el Monte Sinaí. En la interpretación de Rabí Ishmael se encuentran citas del Génesis y del Éxodo sobre el origen de las naciones y las razones que dieron para formar otro código moral. Cabe destacar que éstas son las naciones de las épocas bíblicas, las naciones actuales se fueron creando y desarrollando bajo otros procesos.

Mejilat de rabí Ishmael, Éxodo 20:2

Se apareció a los hijos de Esaú, el malvado, y les dijo:
-¿Aceptarán la Torá?
-¿Qué está escrita en ella? – respondieron
– No matarás
– La herencia que nuestro padre nos enseñó fue ‘Por tu espada vivirás’ (Gen 27:40) – respondieron los edomitas.

Después se apareció a los hijos de Amón y Moab, nuevamente preguntó:
-¿Aceptarán la Torá?
-¿Qué está escrita en ella?
– No cometerás adulterio
Sin embargo, le dijeron que ellos mismos, sin excepción eran hijos de adúlteros, como está escrito: “Y concibieron ambas hijas de Lot, de su padre” (Gen. 19:36)

Entonces se apareció a los hijos de Ishmael y les dijo:
-¿Aceptarán la Torá?
-¿Qué está escrita en ella? – respondieron
– No robarás
– La bendición dada a nuestro padre fue: “Él será un hombre salvaje, su mano, en todo, y la mano de todos será en él” (Gen 16:12)

Pero cuando se acercó a los israelitas, al unísono abrieron sus bocas y respondieron “Todo lo que el Eterno ha dicho haremos y escucharemos” (Ex 24:7)

¿Por qué la Torá fue dada en un desierto?

La Torá fue dada en un desierto, un espacio público y abierto que no pertenecía a nadie. Esto fue hecho para que las naciones tuvieran posibilidad de aceptarla y no dijeran que la rechazaron porque fue dada en una tierra ajena a la suya, en la tierra de Israel.
A tres cosas se compara la Torá: al desierto, al fuego y al agua. Tal como estas tres cosas son accesibles para todo el que llega al mundo, también lo son las palabras de Torá.

Mejilat de Rabí Ishmael.