Juntos venceremos
viernes 26 de julio de 2024

MICHAEL OREN

Los israelíes están celebrando 50 años desde la Guerra de los Seis Días – y con razón. Esa victoria nos salvó de la destrucción y reunificó nuestra ciudad más santa. En última instancia, también nos trajo la paz con Egipto y Jordania y una alianza estratégica con Estados Unidos. Los palestinos, por el contrario, están de luto por medio siglo de sufrimiento. Afirman que la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza los sometió a la colonización y les negó la condición de Estado.

Mientras que la guerra sin duda moldeó el Oriente Medio moderno, ella sola no puede explicar las maneras contradictorias que los israelíes y los palestinos la conmemoran. El abismo sólo puede explicarse por los acontecimientos que la precedieron. Mucho más allá de 1967, la disputa israelo-palestina es en realidad de 1917, 1937 y 1947. Esos aniversarios pueden enseñarnos mucho sobre los orígenes de la disputa israelo-palestina y por qué la paz ha resultado tan difícil de alcanzar.

Hace un siglo, en noviembre, Gran Bretaña, anticipando la derrota de Turquía en Oriente Medio, emitió la Declaración Balfour. Apoyada por la Sociedad de Naciones, la declaración se comprometió a crear un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina. Gran Bretaña no se comprometió a crear un estado judío en toda Palestina -el hogar nacional podría haber sido pequeño- y prometió mantener “los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes”. Aún así, los palestinos rechazaron el documento con vehemencia. “Nosotros los árabes”, escribió el notable de Jerusalem Musa al-Husayni, “nunca aceptaremos tal nación”.

Este año, los israelíes también celebran el centenario de la Declaración Balfour porque formalizó el reconocimiento de la comunidad internacional de una nación judía y nuestro apego de 3.000 años a nuestra patria. Pero los palestinos están de luto, sus líderes incluso han pedido a Gran Bretaña que se disculpe. Hoy, como en 1917, ven a los judíos no como un pueblo con derechos a una patria nacional, sino como un grupo religioso y, a lo largo de gran parte de la historia islámica, inferior. Entender esta realidad ayuda a explicar por qué, en la década de 1920, los alborotadores árabes asesinaron a judíos palestinos, profanaron sinagogas y erradicaron las antiguas comunidades judías de Hebrón y Safed.

Musa al-Husayni

A pesar del persistente rechazo árabe de la identidad judía, los dirigentes sionistas reconocieron que los árabes palestinos eran un pueblo con derechos soberanos. Ese reconocimiento fue codificado hace 80 años, en julio de 1937, con la Comisión Peel en Gran Bretaña, que dividió a Palestina en estados judíos y árabes separados. Aunque los judíos fueron asignados sólo un tercio de la tierra, el líder sionista David Ben-Gurión apoyó el plan. Los árabes lo rechazaron, proclamando que la única solución aceptable sería “el cese total del experimento del Hogar Nacional Judío”. Abatidos ante la presión árabe, los británicos cortaron casi toda la inmigración judía a Palestina, cerrando la última ruta de escape de los judíos europeos desde Hitler.

Finalmente, en 1947, después de que seis millones de judíos fueran asesinados en Europa, las Naciones Unidas intervinieron. Este mes de noviembre se cumplen 70 años desde que la Asamblea General aprobó la Resolución de Partición creando estados independientes árabes y judíos en Palestina.

El liderazgo sionista, acogiendo con satisfacción el reconocimiento de las Naciones Unidas de los derechos del pueblo judío, pero también respetando las reivindicaciones árabes, aceptó el plan. Pero los árabes palestinos rechazaron una vez más la idea del pueblo judío y la independencia. Su líder, Haj Amin al-Husseini, colaborador nazi que se reunió con Hitler para pedirle que extendiera su plan antijudío en Oriente Medio, juró que los árabes no sólo bloquearían la partición, sino que “seguirían luchando hasta que los sionistas fueran aniquilados”. Y de hecho lucharon, tendiendo emboscadas a autobuses judíos y haciendo explotar automóviles en instituciones públicas. Milicias árabes asediaron la Jerusalem judía, negando comida y agua a 100.000 civiles.

Pero los judíos se defendieron. Cientos de miles de árabes palestinos se convirtieron en refugiados. Los historiadores discuten las causas y las dimensiones de lo que los palestinos llaman la “Nakba”, o catástrofe, pero estas tragedias nunca habrían ocurrido si los árabes en Palestina hubieran aceptado la partición. En cambio, los estados árabes apoyaron su intransigencia e invadieron Israel en el momento de su nacimiento.

El Mufti Haj Amin al-Husseini reunido con Hitler por la solución final de los judíos.

Lo que comenzó como un enfrentamiento entre árabes palestinos y judíos palestinos se transformó de la noche a la mañana en el conflicto árabe-israelí. La solución de dos Estados rechazada dos veces por los palestinos, en 1937 y 1947, sería olvidada mientras Egipto ocupaba la Franja de Gaza y Jordania se anexó Jerusalem Este y Cisjordania. Sin embargo, los palestinos no mostraron interés en establecer la soberanía en esas áreas. En cambio, rechazaron a Israel dentro de cualquier frontera. “Destruiremos a Israel y a sus habitantes”, juró Ahmed Shukairy, presidente de la Organización de Liberación de Palestina, en vísperas de la Guerra de los Seis Días.

La sorprendente victoria de Israel sobre tres ejércitos árabes, paradójicamente, produjo oportunidades para avanzar. Israel aceptó el principio de territorio por paz contenido en la Resolución 242 de las Naciones Unidas y reunió a Cisjordania y Gaza bajo su gobierno. Sin embargo, los grupos palestinos siguieron buscando la eliminación de Israel a través de ataques terroristas de gran escala. Cuando el presidente Anwar Sadat de Egipto visitó Jerusalem en noviembre de 1977 – otro aniversario más – Yasir Arafat, el Presidente de la OLP, amenazó a cualquier palestino en los territorios que apoyara la iniciativa. Los palestinos que abiertamente apoyaron a Sadat fueron fusilados. La OLP intentó frustrar el subsiguiente tratado de paz entre Egipto e Israel lanzando la Masacre de la Carretera de la Costa que mató a 38 israelíes, 13 de ellos niños.

Pero la OLP no pudo detener la paz. Israel se reconcilió con Egipto en 1978 y, más tarde, con Jordania en 1994, invirtiendo el conflicto árabe-israelí en una disputa israelo-palestina. Los esfuerzos para hacer frente a este problema fueron sin duda complicados por la construcción de asentamientos israelíes, pero nunca representaron más de una fracción de los territorios y la OLP finalmente aceptó la Resolución 242 y firmó los Acuerdos de Oslo con Israel. Estos acuerdos crearon la Autoridad Palestina y, en 2000, dieron lugar a una oferta Estados-Israel de Estado en Gaza, Jerusalem Este y casi toda la Ribera Occidental. Pero los palestinos rechazaron la propuesta con violencia que mató y mutiló a miles – tal como lo hicieron en 1937 y 1947. La razón no era 1967, sino 1917.

Debido al legado de 1917 -la negativa de los palestinos a reconocer la existencia y los derechos del pueblo judío- el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ignoró una oferta aún más generosa para un estado de Cisjordania-Gaza en 2008. Por la misma razón, la retirada de Israel de Gaza en 2005, el desarraigo de 21 asentamientos, no trajo paz, sino que miles de cohetes terroristas se dispararon contra ciudades israelíes. A causa de 1917, Abbas ha pagado más de $ 1 mil millones a terroristas en los últimos cuatro años y da nombres a plazas públicas y escuelas de Dalal Mughrabi, perpetradora de la Masacre de la Carretera de la Costa. Y debido a 1917, los israelíes temen que los palestinos respondan a cualquier oferta futura de estadidad en las tierras capturadas en 1967, como lo hicieron en 1937 y 1947. El conflicto no trata del territorio que Israel capturó en 1967. Trata de si un Estado judío tiene derecho a existir en Oriente Medio en primer lugar. Como Abbas ha declarado públicamente, “Nunca aceptaré un estado judío”.

Oiremos mucho esta semana sobre la ocupación y la falta de independencia palestina. Israel tiene una política clara al respecto: no quiere gobernar a otro pueblo y está dispuesto a iniciar negociaciones inmediatas. Sin embargo, mientras que los líderes palestinos afirman que apoyan una solución de dos Estados, hasta que declaren que están a favor de “dos estados para dos pueblos”, afirmando tanto la personalidad como los derechos judíos y palestinos, el conflicto trágicamente persistirá. Es sólo mediante el reconocimiento mutuo que los israelíes y los palestinos podrán celebrar, en lugar de llorar, futuros aniversarios.

Fuente: The New York Times – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención:
©EnlaceJudíoMéxico

Enlace Judío México.- El ataque terrorista en curso por estas horas sobre Londres no es algo aislado, no proviene de los mal llamados “lobos solitarios”, de células que estaban siendo monitoreadas por las agencias de seguridad, de adictos a los estupefacientes, ni de jóvenes desempleados o desequilibrados mentales.

GEORGE CHAYA

La confusión política global del liderazgo europeo deberá efectuar un curso acelerado de “realidad” y alejarse de la corrección política que les inculcara en su tiempo la perniciosa semilla de la escuela de Frankfurt.

El ataque terrorista en curso por estas horas sobre Londres no es algo aislado, no proviene de los mal llamados “lobos solitarios, de células que estaban siendo monitoreadas por las agencias de seguridad, de adictos a los estupefacientes, ni de jóvenes desempleados o desequilibrados mentales”. Por el contrario, el mundo está siendo testigo claramente de un hecho histórico: estamos ante la “Primera Intifada Islamista en suelo Occidental”.

Como es usual en el liderazgo europeo, no han faltado declaraciones absurdas como las del laborista Jeremy Corbyn al declarar -y justificar- luego del ataque terrorista al Manchester Arena “que la conexión entre las guerras que el gobierno británico ha apoyado y combatido en otros países han dado lugar al terrorismo que hoy se padece en su suelo”.

Mas allá de los dichos de Corbyn, lo que hay que mencionar es que la atrocidad cometida por el terrorista Salman Abedi estuvo relacionada a bombardeos estadounidenses en Siria. Y está directamente vinculado a los estadounidenses -así como a los británicos-, por sus ataques dirigidos a los territorios de ISIS en Siria e Irak.

Esto puede llamar la atención de analistas serios, aunque la gente como Abedi -que asesinó a 22 personas inocentes- y los sujetos que hoy someten a Londres a una situación de guerra con media docena de muertos, según cifras parciales, no son más que el producto del lavado de cerebro y el fanatismo religioso que genera el islamismo con sus “máquinas de matar”.

Una cuestión es segura y se relaciona con las “justificaciones” de las atrocidades. Los ataques de la “coalición” liderada por EEUU comenzaron bastante tarde en la guerra siria. En realidad, comenzaron muchos años después de los crímenes del régimen de Assad contra civiles, y luego de la participación directa de milicias sectarias iraníes respaldando al régimen, y mucho más tarde del involucramiento de Rusia en la guerra directamente contra el pueblo sirio.

Washington se negó a intervenir militarmente en Siria durante toda la administración Obama, lo que alentó al régimen de Damasco y a los iraníes a escalar la guerra usando todo tipo de armamento, incluidas armas químicas prohibidas.

Se equivoca Corbyn cuando se refiere al concepto de intervención como justificativo del terrorismo islámico, su idea no refleja una visión política global. Es imposible justificar moralmente la “intervención” en un país estable regido por un consenso político, social e institucional de base democrática. Pero es moral y políticamente correcto prevenir la escalada de una guerra en la que un liderazgo dictatorial mata a su propio pueblo como hemos estado viendo en Siria por años.

Por otra parte, es incorrecto intervenir para “cambiar un régimen” sin tener un plan para el día después junto una alternativa viable, legítima y adecuada. Cuando la guerra de Irak de 2003 se encontró con una amplia oposición árabe e internacional, los que se oponían a la guerra no lo hacían porque admiraban a Saddam Hussein y su régimen, sino porque Washington y Londres no tenían un plan para llenar el vacío de poder y salvar a Irak del caos el día después de la caída de Saddam. Finalmente, y como se aprecia hoy, Irak cayo en manos de las milicias chiitas apoyadas por Irán.

Hoy, Corbyn sigue los pasos de Barack Obama, cuando conecta el terrorismo en suelo británico con las guerras británicas apoyadas o combatidas en otros países, no parece estar interesado en conocer los detalles de esas guerras, ni conocer la idiosincrasia islamista en la cual no existe diálogo o negociación posible con el infiel (Kuffar) al que se debe eliminar.

Corbyn, que también se opuso a la guerra de 2003 en Irak, hoy ignora el hecho de que esa guerra produjo una explosiva realidad regional donde todos los que se oponían a esa guerra siguen sin entender que el radicalismo iraní ha provocado una reacción opuesta y extremista que Teherán está usufructuando para hacer acuerdos y alianzas internacionales que continúen sosteniendo su régimen año tras año.

Otro aspecto relacionado con lo anterior, es que la actual dirigencia laborista británica ha sido siempre fiel a su oposición ante las aventuras extranjeras. Es cuestión de dogma como de simplismo básico argumentar la política global internacional como la argumenta Corbyn, además de ser infantilmente anti-Washington. Algo que hace que sea una presa fácil de los grandes lemas de “progreso” y “liberación” proferidos por los falsos nacionalismos.

La Izquierda Laborista siempre ha sido idealista, y a menudo burdamente ingenua. Hoy, los ciudadanos británicos pagan el precio -con sus vidas- de esa brutal ingenuidad en confraternizar con los yihadistas.

A principios de los años 80, Corbyn y algunos de sus compañeros eran los jóvenes “herederos espirituales” de Michael Foot. Sin embargo, mientras muchos de ellos maduraron y moderaron sus puntos de vista, Corbyn siguió siendo un radical sin arrepentimiento ni auto-crítica. Hoy en día, apoya a Irán y a Assad desde que cree que están enfrentando la influencia estadounidense y otras teorías conspirativas Occidentales. Por eso prometió un cambio en la política exterior de Londres si el Partido Laborista gana la eleccion del 8 de junio. A ese cambio, Corbyn deberá agregarle una explicación a sus ciudadanos sobre cómo actuará ante la abierta profundización de la “Primera Intifada de la historia en Occidente”. Por estas horas, sus amigos islamistas han decidido lanzarla en su propio país.

 

 

Fuente:infobae.com

El shawarma es uno de los platillos más conocidos y consumidos en Israel, los encuentras en cualquier barrio, cualquier calle y cualquier esquina. Son de carne de cordero y se sirven denro de todo tipo de panes, aunque el pan pita sea el más usado. Por el precio, la forma en que son servidos y la popularidad que tienen en la cultura israelí, el shawarma vendría a ser el equivalente a nuestros tacos mexicanos. A continuación les mostramos una receta tomada del libro Rapsodia de Sabores, que mezcla el shawarma israelí con nuestras salsas mexicanas. Esperamos que les guste.

Ingredientes

Para la salsa roja (Rinde 6 litros)
100 g. de chile guajillo normal
25 g de chile guajillo chiquito
25 g de chile de árbol
25 g de chile de cascabel
25 g de chile catarino
25 g de chile morita
1 kg de tomate verde cocido, pelado y molido
1/4 de una cebolla mediana
1/2 kg de jitomate cocido, pelado y molido
1 diente de ajo
1 cucharadita de sal
1 cucharada de consomé en polvo
1/4 de cucharadita de óregano
1/4 de cucharadita de clavo de olor
1/4 de cucharadita de comino
2 bolitas de pimienta gorda
2 bolitas de pimienta negra
1/2 cucharadita de semilla de cilantro ligeramente tostada
100 g de cacahuate ligeramente tostado
100 g de semilla de ajonjolí ligeramente tostadas
1/4 de taza de aceite

Para el shawarma
1 kg de roast beef rebanado en tiritas largas
2 tazas de salsa roja

Preparación

Para la salsa
Asar los chiles en un comal a fuego lento, mover constantemente (cuidar que no se quemen, para que no amarguen). Lavarlos en una coladera, quitándoles los tallitos y semillas.
Cocerlos con 6 tazas de agua, la cebolla, el ajo y las pimientas.
Licuarlos con el agua necesaria (alrededor de 2 tazas)
Sazonarlos en el aceite caliente con los condimentos
Agregar los jitomates y tomates cocidos y molidos
Moler el cacahuate, la semilla de cilantro, el ajonjolí y colarlos
Sazonarlos con una cucharadita de aceite y agregarlos a la salsa
Unir todo y dejar hervir como 30 minutos, hasta que quede bien sazonada
Dejar enfriar y guardar la porción que no se va a usar en recipientes de plástico en el congelador

Para el shawarma
Mezclar la salsa con el roast beef. Acomodarlo en un refractario y calentarlo en el horno (unos 10 minutos).

Para acompañar
Pan pita cortado a la mitad
Salsa de ajonjolí (tjíne)
Ensalada de jitomate y pepino

Servir un poco de roast beef dentro de la mitad de un pan. Acompañar con la ensalada y la salsa de ajonjolí.

Nota: Se puede sustituir el roast beef por pechuga de pollo deshebradas y cocidas o un kilogramo de pechuga de pavo.

Fuente: Rapsodia de sabores

Hay un modo infalible de perder una guerra: hacer como que la guerra no existe.

GABRIEL ALBIAC

Muy pocas veces, en los últimos siglos, una guerra fue declarada de modo más solemne. Y menos equívoco y con ratificación más reiterada. La yihad fue primero dictada por Jomeini, quien hoy aparecería al Daesh como un insoportable moderado. Los ayatolas de Qom emitieron fatwas contra ciudadanos concretos, a los cuales condenaban a muerte: el caso Rushdie es sólo el más simbólico. Vinieron luego las proclamas que llamaban a destruir Israel y los Estados Unidos (en la jerga iraní el Pequeño y el Gran Satán). En lógica implacable, los de Bin Laden extendieron la declaración de guerra santa a todo el occidente no musulmán. Y, a partir de 2001, iniciaron las operaciones en territorio enemigo. No es verdad que sus blancos hayan sido aleatorios o indiferenciados. Su blanco fue y es la población civil. Tanto más directamente apuntada cuanto más inocente. En la lógica del terror yihadista, el pánico será mayor cuanto más irracional sea su objetivo.

La guerra en la cual estamos atrapados es una guerra de tiempo largo, único tiempo que cuadra a las guerras de religión. Puede que hayamos olvidado lo que eso significa. Pero los libros de historia deberían bastarnos para recordar lo que fueron y duraron los asaltos islámicos contra el occidente cristiano entre los siglos VIII y XVII. Si no entendemos que estamos ahora en una coyuntura paralela y no nos preparamos para una larguísima guerra de desgaste y resistencia, es que hemos aceptado ya ser siervos de quienes sólo conocen la sharía como norma de vida pública y privada.

Unos amigos que vuelven de Nueva York me narran su admiración ante el Memorial del 11-S, que yo no he tenido aún ocasión de visitar. No fue el descomunal trabajo de arqueología histórica allí realizado lo que más los impresionó. Fue algo sencillo: los vídeos en bucle de los autores de los atentados en el momento de pasar impunemente controles de aeropuerto que hasta un niño de pecho hubiera podido saltarse. De esas pequeñas negligencias nació la mayor matanza religiosa de la era contemporánea. Y la guerra mundial en la cual vivimos y a la cual no vemos hoy desenlace.

Muchas veces he comentado a mis alumnos, en el correr de mis clases sobre el siglo XVII, el pasaje en el cual cristaliza Spinoza la paradójica relación que fija la perspectiva moderna de lo político: “La libertad de pensamiento, o fuerza anímica, es una virtud privada. Mientras que la virtud del Estado es la seguridad”. Hasta el día de hoy, ese axioma es el único suelo firme de la ciudadanía: somos hombres libres –podemos serlo– porque toda la potencia del Estado –que es mucha– está enfocada al único objetivo de garantizar nuestra seguridad. Si el Estado fracasa en esa garantía, no nos queda más destino que ser siervos (que, por cierto, es lo que “musulmán” significa en árabe: “sometido”).

Hay un modo infalible de perder una guerra: hacer como que la guerra no existe. En eso estamos.

Enlace Judío México / David Harris – Cualquier mención de la palabra “historia” puede ocasionar un gesto de hastío. Si agregamos a la ecuación el tema del Medio Oriente, la gente comienza a correr por sus vidas, tratando de huir del aparente pozo sin fondo de los detalles y las disputas.

Pero sin una comprensión de lo que ocurrió en el pasado, es imposible entender dónde nos encontramos hoy en día -y dónde nos encontramos tiene una profunda relevancia para la región y el mundo.

Este mes, hace cincuenta años, dio inicio la Guerra de los Seis Días.

Mientras algunas guerras se diluyen en el tiempo, esta sigue siendo tan relevante hoy como lo fue hace cincuenta años. Muchos de los problemas que la originaron siguen sin resolverse.

Políticos, diplomáticos y periodistas continúan tratando de desenmarañar las consecuencias de esa guerra, pero en rara ocasión consideran, o quizá ni siquiera están al tanto, del contexto. Pero sin contexto, algunas cosas fundamentales parecen no tener sentido.

En primer lugar, en junio de 1967, no existía el estado de Palestina. No existía entonces, y nunca antes había existido. Su creación, propuesta por la ONU en 1947, fue rechazada por el mundo árabe porque también significaba el establecimiento de un estado judío a la par.

Segundo: Cisjordania y la parte oriental de Jerusalén estaban en manos de Jordania. En clara violación de acuerdos solemnes, Jordania le negó a los judíos el acceso a sus lugares más sagrados en Jerusalén Oriental. Para empeorar las cosas, desecraron y destruyeron muchos de estos lugares.

Mientras tanto, la franja de Gaza se encontraba bajo control egipcio, con un férreo control militar sobre los habitantes.

Y las Cumbres del Golán, que regularmente se usaban para atacar con proyectiles a los centros habitados que se encontraban al pie, pertenecían a Siria.

Tercero: el mundo árabe podía haber creado un estado palestino en Cisjordania, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza en cualquier momento. No lo hicieron. Ni siquiera hubo una discusión al respecto. Y los líderes árabes, que hoy en día profesan un lazo con Jerusalén oriental, en muy pocas ocasiones, si es que alguna vez, visitaron dicha zona. Se le consideraba como una provincia árabe sin importancia.

Cuarto: la frontera de 1967 al momento de la guerra, tema tan en boga en las noticias actuales, no era más que una línea de armisticio que databa de 1949 — conocida comúnmente como la Línea Verde. Esto después de que cinco ejércitos atacaran a Israel en 1948 con el fin de destruir al naciente estado judío. Fracasaron en su intento. Se trazaron las líneas del armisticio, pero estas no eran fronteras formales. No podían serlo. El mundo árabe, aun derrotado, se rehusaba a reconocer el mero derecho de Israel a existir.

Quinto: la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que apoyaba la guerra, fue establecida en 1964, tres años antes del comienzo del conflicto. Esto es importante porque fue creada con el objetivo de destruir a Israel. Recordemos que en 1964 los únicos “asentamientos” eran Israel mismo.

Sexto: en las semanas previas a la Guerra de los Seis Días, los líderes egipcios y sirios en repetidas ocasiones drclararon que la guerra era inminente y que su objetivo era borrar a Israel del mapa. No había ambigüedad alguna en ello. Veintidos años después del Holocausto, otro enemigo hablaba ya del exterminio de los judíos. Todo esto se encuentra perfectamente documentado.

Los documentos de la época también dejan claro que Israel, en los días previos a la guerra, conminando a Amman a no meterse en el conflicto. El Rey Hussein de Jordania ignoró la petición de Israel y ató su destino al del Egipto y Siria. Sus ejércitos fueron derrotados por Israel, y así perdió el control de Cisjordania y Jerusalén Oriental. Más tarde reconoció que había cometido un gravísimo error al entrar a la guerra.

Séptimo: el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser exigió la retirada de las fuerzas de la ONU para el Mantenimiento de la Paz que se encontraban emplazadas ahí desde la década anterior para prevenir conflictos. Desgraciadamente, la ONU accedió a esta petición sin haberlo consultado antes con Israel. Esto suponía que no existía una zona búfer entre los ejércitos árabes que se desplazaban ahí y las fuerzas armadas israelíes en un país que comprendía apenas el 2% del territorio egipcio -y 9 millas en su punto más estrecho

Octavo: Egipto había bloqueado las rutas marítimas israelíes del Mar rojo: las únicas rutas de acceso que unían a Israel con Asia y África. Estas medidas fueron interpretadas como un acto de guerra por Jerusalén. Estados Unidos se había pronunciado a favor de unirse a otros países con la intención de romper con este bloqueo, aunque al final, desafortunadamente, no actuaron al respecto.

Noveno: Francia, que para entonces era el principal abastecedor de armas de Israel, había anunciado que suspendería la venta de armas durante la tarde de la guerra de junio. Esto dejó a Israel en un grave peligro potencial en el supuesto de que la guerra continuara. No fue sino hasta el siguiente año que Estados Unidos pudo llenar ese vacío y abastecer a Israel de un sistema de armas vital.

Y finalmente, después de haber ganado la guerra, Israel tenía la esperanza de que estos territorios recién arrebatados a Egipto, Jordania y Siria, servirían como una moneda de cambio para futuros acuerdos de paz bajo el lema de territorios a cambio de paz. La respuesta oficial llegó el primero de septiembre de 1967, cuando la Conferencia Árabe Extraordinaria había declarado durante la Resolución de Jartum: “No a la paz, no al reconocimiento y no a las negociaciones” con Israel.

Siguieron más negativas. Subrayando este punto, en 2003, el embajador saudí a Estados Unidos fue citado por el New Yorker diciendo que: “me rompió el corazón que Arafat haya rechazado esta oferta (refiriéndose a la oferta de dos estados presentada por Israel con el apoyo estadounidense en 2001). Desde 1948, siempre que tenemos una oferta sobre la mesa decimos ‘no’. Luego decimos que sí. Pero cuando decimos ‘sí’, la oferta ya no está sobre la mesa. Y luego tenemos que negociar con una oferta menos atractiva. ¿Acaso no ha llegado el momento de decir que ‘sí’?”.

Hoy en día, existen aquellos quienes hubieran deseado reescribir la historia.

Quieren convencer al mundo de que hubo alguna vez un Estado paelstino. Nunca lo hubo.

Quieren convencer al mundo de que existieron fronteras fijas entre ese Estado e Israel. Únicamente hubo una línea trazada por la tregua entre Israel, Cisjordania y los territorios Este de Jerusalén controlados por Jordania.

Quieren convencer al mundo de que la Guerra de los Seis Días fue un acto bélico iniciado por Israel. Fue un acto en defensa propia como respuesta a la amenaza de aniquilar al Estado judío, sin mencionar los bloqueos marítimos de los Estrechos de Tirán, la abrupta retirada de las Naciones Unidas y de la reposición de las tropas egipcias y sirias. Todas las guerras acarrean sus consecuencias. Ésta no fue la excepción. No obstante, los agresores no han asumido la responsabilidad de las agresiones que instigaron.

Quieren convencer al mundo de que las colonias judías del Israel post 1967 son el verdadero obstáculo para mantener la paz. La Guerra de los Seis Días es una prueba de que el motivo clave es, y siempre ha sido, si los palestinos y el vasto mundo árabe aceptara el derecho de los judíos a tener su propio Estado. En dado caso, todos los demás problemas, por más complicados que sean, tendrían una solución.

Y quieren convencer al mundo de que el mundo árabe nunca ha tenido nada en contra de los judíos, sino sólo contra Israel, pero pisan con su abandono los sitios sagrados para el pueblo judío.

En otras palabras, en lo que se refiere al conflicto árabe-israelí, descartar el pasado como si éste fuera un hecho irritante, en el mejor de los casos, o irrelevante en el peor escenario posible, no va a funcionar.

¿Puede la historia mirar hacia el futuro? Por supuesto que sí, los tratados de paz con Egipto firmados en 1979 y con Jordania en 1994 son un ejemplo categórico de ello. No obstante y al mismo tiempo, las lecciones que arrojó la Guerra de los Seis Días ilustran lo difícil y tortuoso que puede llegar a ser este camino, como también sirven para recordarnos de que sí, la historia es muy importante.

Fuente: https://www.ajc.org

 

Se requieren donadores de sangre de cualquier tipo para la

Sra. Martha Ostrowiak (Nosnik)

Favor de dirigirse al banco de sangre del Hospital ABC de Observatorio

“Temo que nos estemos acercando a algo parecido al trágico destino del cristianismo en el norte de África en los primeros tiempos del islam”, advirtió el obispo luterano Jobst Schoene hace unos años. En la antigüedad, Argelia y Túnez, totalmente cristianas, nos dieron grandes pensadores, como Tertuliano y San Agustín. Dos siglos después, el cristianismo había desaparecido, sustituido por la civilización árabe-islámica.

GIULIO MEOTTI

¿Va a correr Europa la misma suerte?

“El cristianismo se ha terminado en Irak” a causa del extremismo islámico; en Europa, el cristianismo se está suicidando.

En veinte años nacerán más niños de mujeres musulmanas que de cristianas en todo el mundo. Esta es sólo la última señal del rápido crecimiento del islam, que lleva camino de convertirse en la mayor religión del mundo al acabar el siglo, según un nuevo estudio publicado por el Pew Research Center.

“El cristianismo está literalmente agonizando en Europa”, dijo Conrad Hackett, jefe del equipo de investigadores del informe del Pew, según el cual entre 2010 y 2015 la población mundial musulmana se incrementó en más de 150 millones de personas, hasta llegar a los 1,800 millones.

En Europa, ¿cuántos cristianos se han perdido? Entre 2010 y 2015, “la cifra de muertes superó a la de nacimientos en casi 6 millones”.

En el mismo marco temporal, en la mayoría de los países europeos –Gran Bretaña, Alemania, Italia y Rusia incluidos– las muertes superaron a los nacimientos entre los cristianos. “Sólo en Alemania, por ejemplo, se calcula que hubo 1.4 millones más de muertes que de nacimientos de cristianos entre 2010 y 2015, una pauta que se prevé se mantenga en gran parte de Europa en las próximas décadas”, descubrió el Pew. Hay patrones claros en las tendencias demográficas, los niveles de asistencia a las iglesias, el número de parroquias cerradas y la menguante cifra de sacerdotes.

Estos patrones son la razón de que los líderes islámicos como el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, estén librando una guerra demográfica contra Europa. “No tengáis tres, sino cinco hijos”, pidió Erdogan a los musulmanes del Viejo Continente. “Sois el futuro de Europa”. Este plan se llama, en el islam, hégira: expandir el islam mediante la migración, inspirándose en la huida de Mahoma de La Meca a Medina en 622.

En Europa septentrional el cristianismo ya ha sido debilitado por el ateísmo, tendencia posiblemente acelerada por los avances médicos y científicos. Después de pasar más de un año en Escandinavia, el sociólogo estadounidense Phil Zuckerman publicó el libro Society Without God (La sociedad sin dios). Recientemente, tras una campaña publicitaria a escala nacional de la Sociedad Atea, miles de personas abandonaron la Iglesia de Dinamarca. La iglesia estatal de Noruega perdió más de 25,000 miembros en un solo mes. En 2016, más de 90,000 personas decidieron dejar de pertenecer a la Iglesia de Suecia, casi el doble que el año anterior; entre tanto, en un año, 163,000 migrantes, la mayoría de ellos musulmanes, entraron en el país.

El cristianismo también está colapsando en el Reino Unido. Veinte iglesias cerrarán pronto en el Gran Manchester. Según algunas informaciones, el anglicanismo habrá desaparecido de Gran Bretaña para 2033. La Arquidiócesis de la Iglesia Católica de San Andrés y Edimburgo prevé reducir el número de parroquias de más de cien a treinta. La Arquidiócesis de Glasgow, la mayor del país con creces, tendrá pronto –en las próximas dos décadas– sólo 45 sacerdotes, y probablemente cerrará la mitad de sus parroquias. Imagínense: una inmensa comunidad católica va a cerrar la mitad de sus iglesias.

En Holanda los católicos también están asumiendo un “futuro sin iglesias”. El cardenal Willem Eijk, arzobispo de Utrecht, anunció que para 2025 un millar de parroquias católicas habrán sido clausuradas. “Predecimos que un tercio de las iglesias católicas habrán cerrado para 2020, y dos tercios para 2025”, declaró.

La mayoría de las iglesias de Bruselas también cerrarán; 108 de ellas. La Arquidiócesis de Viena, en Austria, también liquidará la mayoría de sus iglesias –concretamente 660– en los próximos diez años. Las fusionará en 150 parroquias más grandes.

Se encuentran cifras similares en todas parte de Europa, desde la católica España al protestante Reino Unido.

El padre Benedict Kiely, cura católico y fundador de nasarean.org, que ayuda a los cristianos perseguidos en Oriente Medio, se reunió hace poco con algunos cristianos perseguidos por el ISIS en Irak. Cuando se marchaba del país, otro cura anciano, él mismo un refugiado, le cogió la mano y le dijo en árabe: “Ten cuidado, ten mucho cuidado. Lo que ha pasado aquí llegará hasta ti”.

Como nos recuerdan los ataques contra dos iglesias cristianas coptas en Egipto el pasado Domingo de Ramos, se está librando una auténtica guerra de exterminio contra los cristianos en Oriente Medio.

El filósofo canadiense Mathieu Bock-Côte ha escrito en Le Figaro:

Occidente se acostumbró hace mucho tiempo a la persecución de los cristianos en Oriente Medio, como si sus desgracias fuesen inevitables y tuviesen que aceptarse sin más. ¿No debería el problema de los cristianos en Oriente Medio abrir los ojos a la civilización europea sobre su identidad esencial? ¿No deberíamos, en Europa y Occidente, tomar conciencia de que estos ataques también van dirigidos a nosotros?

Europa lleva algún tiempo experimentando esta guerra contra el cristianismo en su propio suelo: el atentado en una iglesia de Normandía, en la que extremistas islámicos asesinaron a un sacerdote ante el altar; el complot terrorista contra la catedral de Notre Dame, la amenaza del ISIS de convertir la catedral de San Pedro en una mezquita o el letal ataque terrorista contra un mercado navideño de Berlín son sólo unos ejemplos.

“La lengua materna de Europa es el cristianismo”, dijo el gran escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe, no un papa. Tal vez esa lengua vuelva a ser fuerte en el futuro. Tal vez los sacerdotes mantengan vivo el cristianismo en Londres, Bruselas y París. Tal vez. Pero no fue eso lo que pasó en África del Norte.

Por ahora, la “lengua materna” de que hablaba Goethe se ha reducido, en Europa, a un susurro apenas perceptible. En su lugar, se puede oír, cada vez más poderosa, la “lengua islámica”.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org

Enlace Judío se une a la pena que embarga a la familia de la Sra. Liliane Shemtov Z”L

El entierro se llevará a cabo el lunes, 5 de junio, a las 3:00 p.m. en el Camino Memorial: 5600 Carrol Canyon Rd., San Diego, CA 92121

La información de la Shive se dará a conocer posteriormente.

Esposo: Maurice,

Hijo: Michal Hamui

Nietos: Margo Cohen, Nataly Sutton y Teddy Hamui.

Bisabuela: Eddy, Victoria y Jonathan Cohen, Daniela, Salvador y Alberto Sutton; Michal y Abrahm Hamui.

Que no sepan mas de penas.

BEN-DROR YEMINI

Durante la guerra de 1967, Israel incautó documentos de Egipto y Jordania con órdenes claras de aniquilar a la población civil. Sin embargo, diferentes académicos distorsionan los hechos en un intento de transformar a los árabes en víctimas y a Israel en el agresor. Esta es la verdadera historia.

Más que otra cosa, la Guerra de los Seis Días se ha convertido en una guerra reescrita. Un mar de publicaciones muestran lo que sucedió en ese momento. El Egipto de Gamal Abdel Nasser, afirman los revisionistas, no tenía la habilidad de luchar contra Israel, y de cualquier manera, no tenía intención de hacerlo.

Es cierto que amenazó, envió más y más divisiones al Sinaí, expulsó a los observadores de las Naciones Unidas, incitó a las masas en los países árabes. Es cierto que los regímenes árabes se prepararon para la guerra. Es verdad que Nasser cerró el Estrecho de Tirán, que Israel estaba sitiado desde el sur. Es cierto que fue una grave violación del derecho internacional, un “casus belli”.

Sin embargo, todo eso no tiene importancia, porque hay una mega-narrativa que obliga a las fuerzas del progreso a eximir a los árabes y apuntar el dedo acusador a Israel. Y cuando existe una narrativa, ¿quién mira los hechos? Según la mega-narrativa, Israel tenía planes expansionistas, y simplemente aprovechó la oportunidad. Diversos académicos distorsionan los hechos en un intento de transformar a los árabes en víctimas y a Israel en el agresor.

Disculpen por haber ganado

Yo era niño, un alumno de primaria. Recuerdo el temor, tanto temor. No había refugios en donde vivía. Esperábamos bombardeos, así que cavamos pozos en el patio.

Ocasionalmente, recordamos el sonido del trueno de El Cairo que nos recuerda las amenazas de aniquilación. Pero de hecho, esas amenazas eran mucho más graves. Tanto la Liga Árabe como los líderes de todos los países vecinos anunciaron terminantemente que su objetivo era aniquilar. Repito: aniquilar. Teniendo en cuenta que el mundo árabe y musulmán estaba involucrado en masacres propias y mutuas sin fin, quedaba bastante claro que lo que hacían y aún hacen a sí mismos lo harían contra Israel.

Por lo tanto, debemos recordar que la alternativa a la victoria era la aniquilación. Así que perdonen por haber ganado. Porque una ocupación sin aniquilación es preferible a una aniquilación sin ocupación.

“Nuestro objetivo es claro: borrar a Israel del mapa”

Los países árabes nunca aceptaron la existencia del Estado de Israel, ni por un momento. De 1949 a 1967 no existía la ocupación, pero no se creó un Estado palestino, porque los líderes del mundo árabe no querían otro Estado. Ellos querían a Israel. Nunca ocultaron sus intenciones.

La nueva etapa comenzó en 1964. En el contexto del conflicto sobre el agua, la Liga Árabe se reunió en El Cairo y anunció: “… los preparativos militares árabes colectivos, una vez concluidos, constituirán los últimos medios prácticos para la eliminación de Israel”.

Al cabo de dos años, el entonces ministro de Defensa, Hafez Assad, que pasó a ser presidente de Siria declaró: “Ataquen los asentamientos del enemigo, háganlos polvo, pavimenten las vías árabes con las calaveras de los judíos”. Y en caso de duda agregó: “Estamos decididos a saturar esta tierra con su sangre (israelí), y arrojarlos al mar”.

Nueve días antes de que estallara la guerra, Nasser dijo: “El pueblo árabe quiere luchar. Nuestro objetivo principal es la destrucción de Israel”. Dos días más tarde el presidente de Irak, Abdul Rahman Arif, se unió a las amenazas: “Esta es nuestra oportunidad … nuestro objetivo es claro: borrar a Israel del mapa”.

Dos días antes de que estallara la guerra, el fundador y líder de la OLP, Ahmad Shukieri, dijo: “Quien sobreviva permanecerá en Palestina, pero en mi opinión, nadie sobrevivirá.” ¿Alguien todavía piensa que esas eran solo declaraciones? ¿Alguien piensa que su intención era una ocupación ilustrada? ¿Alguien piensa que no habría habido una matanza masiva como la de Egipto en Yemen y más adelante en Biafra?

Hussein: “No hay órdenes de aniquilación, que yo sepa”

Para comprender que éstas no eran declaraciones falsas, cabe señalar que en una reunión celebrada después de la guerra entre el embajador de Israel en Londres, Aharon Remez y el secretario de Relaciones Exteriores británico George Brown, Remez dijo que Israel había incautado documentos del ejército jordano que datan del 25 y 26 de mayo, cerca de dos semanas antes del inicio de la guerra, que incluían órdenes de exterminar a la población civil en las comunidades que planeaban ocupar. En su momento, pensaban que eso es lo que sucedería.

No está claro, dijo Remez en aquel momento, si Hussein sabía de estas órdenes, pero eran muy similares a las órdenes de aniquilación emitidas por el ejército egipcio. Estos datos aparecen en el libro de Michael Oren sobre la Guerra de los Seis Días, en la obra de Miriam Joyce sobre las relaciones de Hussein con Estados Unidos y Gran Bretaña, y en la del Dr. Moshe Elad. En un principio, Hussein rechazó las reclamaciones acerca de las órdenes de aniquilación, pero más tarde añadió: “Que yo sepa”.

Datos claros y sencillos

Pasaron los días. Las amenazas aumentaron. Cada vez más fuerzas fueron enviadas al Sinaí. Más países árabes se unieron a la coalición de guerra. No se sabe si Nasser realmente quería una guerra, escribió Oren en su libro. Pero él y los países árabes hicieron todo lo posible por deteriorar la situación. El apetito de Nasser siguió creciendo e inmediatamente después de bloquear el estrecho declaró: “Si logramos volver a las condiciones que existían antes de 1956 (el Estrecho de Tirán está bloqueado), Dios seguramente nos ayudará para volver a la situación que existía en 1948”.

El difunto Yitzhak Rabin, entonces Jefe del Estado Mayor de las FDI, dijo al gobierno que “será una guerra difícil… habrá muchas pérdidas”. Probablemente morirán 50.000 personas. Y Oren, que había leído casi todos los documentos que habían sido desclasificados, concluyó: “Los documentos muestran que Israel deseaba evitar la guerra a toda costa e intentó impedirla hasta la víspera de las batallas, incluso a expensas de un gran costo estratégico y económico para el Estado”. Estos son los hechos. Pero los que reescriben la historia llevan la delantera.

El debate político sobre el control israelí de los territorios ha llevado a que las opiniones políticas interfieran con los hechos. El debate político es importante. Es legítimo. Pero no hay necesidad de reescribir la historia para justificar una postura política, sino todo lo contrario: los hechos deben influir en las opiniones políticas. Y los hechos son claros y simples: los líderes de los países árabes no sólo emitieron declaraciones de la esperada aniquilación, sino que incluso prepararon órdenes operativas.

Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico

 

Enlace Judío México- El pasaporte israelí está ubicado en el puesto número 24 del ranking mundial de pasaportes con mayor libertad de movimiento (los israelíes pueden entrar a 148 países sin visa) mientras que el mexicano figura en el puesto número 26 (con un total de 133 países).

Estos son algunos de los países adonde los isralíes pueden viajar sin la necesidad de expedir una visa: Barbados, Canadá y Reino Unido (por un periodo de 6 meses); Perú (8 meses); México y Panamá (180 días); Fidji (4 meses); Argentina, Honduras, Nueva Zelanda, Bahamas, Hong Kong, Senegal, Dominica, Japón, Uruguay, El Salvador, Kenya (3 meses), Alemania, Francia, Luxemburgo, Austria, Grecia, Malta, Bélgica, Holanda, Mónaco, Dinamarca, Hungría, Noruega, Eslovaquia, Islandia, Polonia, Eslovenia, Italia, Portugal, España, Letonia, República Checa, Albania, Corea del Sur, Rusia, Bolivia, Costa Rica, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Guatemala, Sudáfrica, Botswana, Malawi, Taiwán, Brasil, Moldavia, Ucrania, Chile, Nicaragua, Zambia, Colombia y Paraguay (de 90 a 180 días); Filipinas (59 días); Mongolia y Tailandia (30 días).

Para consultar los países libres para los portadores del pasaporte mexicano: presione aquí.

No obstante los resultados que arroja este ranking, los mexicanos gozan de mayor libertad a la hora de viajar debido a la buena reputación del país en lo que se refiere al ámbito de las relaciones exteriores. En cambio, los israelíes tienen prohibida la entrada a 16 países. He aquí la letanía de los países en cuestión:  Argelia, Bangladesh, Brunéi, lrán, Irak, Kuwait, Líbno, Libia, Malasia, Omán, Paquistán, Arabia Saudita, Sudán, Siria, Emiratos Árabes Unidos, Yemen.

Según el referido ranking, el mejor pasaporte es el alemán mientras que el paquistaní ocupa el último puesto.

ALAN DERSHOWITZ

El 8 de junio, los votantes británicos se dirigirán a las urnas. Las cifras recientes muestran la brecha que se cierne entre la primera ministra británica Theresa May y el líder laborista Jeremy Corbyn. Cuando la Primera Ministra May pidió elecciones rápidas el mes pasado – tres años antes – la mayoría asumió que ganaría fácilmente y aumentaría su mayoría parlamentaria. Pero Corbyn – a quien le otorgaron probabilidades de 200-1 en la carrera por el liderazgo de su partido en 2015 – lo está haciendo sorprendentemente bien otra vez. También ocurre que lidera un partido que ha sido suave con el antisemitismo, y el propio Corbyn ha sido acusado de fanatismo anti-judío. Al enfrentarse a tales críticas, el líder laborista ha ofrecido la defensa de que es anti-Israel, no anti-judío. Pero las palabras y hechos de Corbyn demuestran que a menudo utiliza su virulento antisionismo como una tapadera para su suave antisemitismo.

Considere un discurso que Corbyn dio el año pasado, donde dijo que los judíos no son “más responsables” de las acciones de Israel que los musulmanes por las acciones del grupo terrorista del Estado islámico. Además, la “afinidad” de Corbyn con los grupos terroristas (abocados confesos a la destrucción del estado nacional del pueblo judío) también está bien documentada. En 2009, Corbyn dijo: “Será un placer y un honor para mí organizar un evento en el Parlamento, donde hablarán nuestros amigos de Hezbolá. También he invitado a amigos de Hamas a venir y hablar”. A la luz de estos eventos, un ex asesor clave de Corbyn, Harry Fletcher, escribió: “Le sugeriría [a Jeremy] cómo podría construir puentes con la Comunidad judía y nada de eso nunca pasó”.

El propio Corbyn ha dicho que no es antisemita, sino más bien opuesto al sionismo. En general, es fácil decir que odias a Israel, pero no odias a los judíos. Aunque fuera cierto – y no estoy seguro de que lo sea – la compañía que Corbyn tiene sugiere que en el mejor de los casos da un pase libre a la intolerancia, el racismo y el antisemitismo dentro de las filas de su propio partido, y en el peor de los casos, apoya esos mismas puntos de vista. De hecho, se ha sabido que Corbyn comparte plataformas de conferencias y lidera reuniones con algunos de los más infames enemigos de los judíos. Ha asistido a reuniones organizadas por Paul Eisen -un teólogo de la conspiración del 11-S y denunciante del Holocausto que escribió un blog titulado “Mi vida como negador del Holocausto”. Corbyn también ha sido asociado con el jeque Raed Salah – condenado por incitación a la violencia y el racismo y conocido por perpetuar los libelos de sangre tradicionales sobre los judíos y dijo que los judíos fueron advertidos de no ir a las Torres Gemelas el 11 de septiembre – llamándolo “muy honorable ciudadano” cuya “voz debe ser escuchada”. Corbyn también fue un contribuyente asalariado de Press TV, que es parte del aparato fuertemente controlado de los medios de Irán cuya producción es supervisada directamente por el líder supremo antisemita de Irán.

Una de las mayores críticas de lo que se ha denominado la “corbynización” de la política británica ha sido la incorporación del antisemitismo tradicional. El principal rabino del país, Ephraim Mirvis, también ha insistido en la conversación, calificando el problema antisemita del Partido Laborista de “grave”. Consideremos, por ejemplo, el fanatismo de Gerald Kaufman (ahora fallecido), un veterano del Partido Laborista y cercano socio político de Corbyn, quien promocionó conspiraciones sobre judíos y el dinero judío a lo largo de su carrera política. Hablando en un evento pro-palestino, Kaufman dijo: “El dinero judío, las donaciones judías al Partido Conservador -como en las elecciones generales de mayo- con apoyo del Jewish Chronicle, todas esas cosas, sesgaban a los conservadores”. Si bien Corbyn condenó esos comentarios, se negó a ceder a las extensas demandas de una acción disciplinaria contra Kaufman.

Seamos claros: no creo que el ascenso de Corbyn en las encuestas sea porque odia a los judíos y su estado-nación, sino a pesar de su fanatismo. Su oponente, Theresa May, pidió elecciones y luego se negó a debatir a sus oponentes. Está llevando una campaña mediocre que recuerda algo a Hillary Clinton el año pasado. Corbyn por su parte, igual que el presidente Trump, es un populista. A pesar de que representan polos opuestos en el espectro político, tienen mucho en común, incluida su inclinación a disparar desde la cadera, y su imprevisibilidad. Muchos votantes británicos desconocen sus asociaciones antisemitas. Otros la conocen pero no les importa. La dura izquierda en Gran Bretaña, especialmente entre los activistas sindicales y académicos, incluye muchos oponentes por reflejos de la nación estado del pueblo judío y muchos partidarios de boicots académicos y culturales de Israel. Muchos de estos simpatizantes favorecen el comercio y el compromiso con criminales de derechos humanos como Irán, Cuba, China, Rusia, Bielorrusia y Venezuela. De hecho, es antisemita destacar sólo el estado nacional del pueblo judío -la única democracia de Oriente Medio y una nación con uno de los mejores registros mundiales de derechos humanos, el estado de derecho y la preocupación por los civiles enemigos- para los boicots.

El propio Corbyn ha pedido boicots a Israel. Ha abogado por un embargo de armas citando la supuesta “violación” de Israel de la cláusula de derechos humanos del acuerdo comercial UE-Israel. Corbyn también apoya boicots académicos en algunos casos, y cuando el equipo nacional de fútbol de Israel viajaba a Cardiff, Gales, para un partido de clasificación para el Campeonato de Europa, Corbyn dirigió las convocatorias para un boicot sólo del equipo de fútbol que representa el estado nacional del pueblo judío. (Irónicamente, Israel sólo juega en esta liga, ya que fue expulsado de la Confederación Asiática de Fútbol debido al boicot de la Liga Árabe). Además, Corbyn ha sido un ferviente defensor del llamado derecho de retorno de los palestinos afirmando que el derecho de los palestinos de “volver a casa” es “la clave” para la solución. Esto pronto haría que los árabes fueran mayoría dentro de Israel y los judíos la minoría étnica, haciendo la solución de dos Estados completamente obsoleta.

Si el antisemitismo es la raíz del problema del Partido Laborista o la consecuencia eso no es importante. Del mismo modo, el papel distinto que Jeremy Corbyn ha desempeñado para lograr que el Partido Laborista llegue a este punto no es particularmente relevante. El hecho es que no ha frenado la marea del prejuicio y el odio anti-judío dentro de las filas de su partido, sino que ha jugado un papel importante en perpetuarlo. Los votantes británicos tienen ahora la oportunidad de elegir a dónde irán como nación. ¿Preferirán alejarse de la estabilidad, la racionalidad y la tolerancia- y hacia la simple mentalidad, xenofobia e intolerancia? No lo sé, pero espero que elijan sabiamente.

Bernie Sanders ya ha hecho su elección. Él está haciendo campaña para Corbyn a pesar de su expediente sobre antisemitismo. Sanders tendrá que explicar por qué un judío está ayudando a elegir un fanático con las opiniones que Corbyn tiene sobre el pueblo judío y su estado-nación.

Fuente: The Algemeiner via Israel news online – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico

El terrorismo islámico se ha vuelto rutinario, pero Occidente no entiende sus raíces: los intelectuales occidentales ignoran el anhelo humano de una vida llena de fe, contenido e ideales, buenos o malos

RABINO ELIEZER MELAMED

Terrorismo islámico
El surgimiento del terror en Europa plantea la necesidad de hablar de las circunstancias sociales y religiosas que provocan estos horribles ataques.

La creciente tensión entre Occidente y los musulmanes

No había nada nuevo en los ataques terroristas en Londres. Durante años, los terroristas musulmanes han asesinado a cientos y miles de personas cada mes. Matan miembros de otras religiones, y además – miembros de facciones rivales en el Islam. El número de personas asesinadas es cada vez mayor, y se está extendiendo a otros países.

Sin embargo, los líderes de los países poderosos en Occidente, a pesar del impacto, continúan como siempre. Piensan que son simplemente frustrados, personas emocionalmente perturbadas que están desempleadas, o un “pueblo” oprimido que exige sus “derechos” a los judíos que conquistaron su patria. Ignoran el odio que los musulmanes expresan abiertamente – hacia Occidente en general, e Israel en particular.

Crítica de Occidente y sus “Expertos”

Los “expertos” de los países occidentales creen que todo el mundo quiere emularlos. Y los que no desean hacerlo, se sienten así sólo porque todavía están subdesarrollados; el proceso de progreso los conducirá inevitablemente al enfoque occidental, según el cual todas las personas desean la libertad, la prosperidad material y la independencia para elegir una creencia, o alguna otra afición que deseen.

La ventaja tecnológica y económica obtenida por los “expertos” occidentales (en gran parte gracias a contribuciones significativas de los judíos), les dificulta entender el profundo anhelo del hombre por una vida llena de significado, idealismo e imbuido de fe. La plétora de lujos crea un tipo de pantalla que los ciega de ver las ardientes llamas ardiendo en las profundidades del alma y la mente humanas, que pueden explotar en una dirección negativa del fanatismo, la destrucción y el odio, o en contraste – en una dirección positiva de fe, productividad y cambio para mejor. Como resultado, les resulta difícil entender los motivos de sus enemigos y rivales. No menos severas, tampoco analizan las raíces de las crisis que afectan a sus países, reflejadas en la pérdida de identidad, la ruptura de la familia y las serias dificultades para educar a los niños.

La religión del Islam

La percepción islámica religiosa ve a Dios como un conquistador omnipotente, a quien todos deben someterse y cuya absoluta autoridad todos deben aceptar. De los cinco preceptos principales del Islam, cuatro de ellos tratan directamente con el honor de Dios y se rinden a él: 1) declaración de fe en él. 2) rezarle cinco veces al día, principalmente arrodillarse y recitar siete versos 17 veces alabando a Alá y aceptando su señoría. 3) El ayuno del Ramadán. 4) Peregrinación a La Meca (el otro precepto es dar caridad a los pobres, que también expresa la idea de que el dinero pertenece a Alá, y no al hombre).

Incluso la alabanza y gracias a Alá se realizan a partir de sentimientos de sumisión y respeto.

La influencia del Islam en las relaciones interpersonales

Este enfoque se extiende a todas las relaciones interpersonales, que se basan en el honor. Una esposa debe respetar mucho a su marido, y un esposo está obligado a cuidar, apoyar y proteger a su esposa, esto es su honor. Huelga decir que los niños también están obligados a honrar a sus padres. Las relaciones interpersonales también se basan en un gran respeto, emiten un sentido de noble generosidad, dando lugar a la hospitalidad y la fraternidad.
Dado que el honor es tan importante, ofender a un musulmán es intolerable, porque socava el fundamento mismo de su existencia; por lo tanto, está obligado a responder con extrema gravedad, llevándolo a los conocidos y horripilantes “asesinatos de honor familiar”.

Como la fuerza y el control son vitales para el Islam, como resultado, un gobernante que no es percibido como fuerte, e incluso cruel, es incapaz de sobrevivir en la cultura musulmana. Por consiguiente, el sistema democrático es incapaz de proporcionar estabilidad a los países islámicos. Para ellos, el gobierno ideal es un gobierno autoritario que protege y otorga respeto a todos sus ciudadanos, similar a un padre compasivo que cuida el bienestar de sus hijos.

Islam – Una religión de guerra

El Islam también tiene aspectos positivos, pero nuestro enfoque ahora está en los difíciles. Después de los cinco preceptos principales del Islam, el siguiente precepto más importante es la yihad. Quienes son fieles a Alá deben modelarse a sí mismos según él, seguir sus caminos, actuar con valentía como hizo él, y someter a la fuerza a aquellos que no sucumben a su autoridad. “Mahoma vive por la espada!”

El poder y la espada juegan un papel central en la religión musulmana. Enfatizan la fuerza real de la religión, realzando la grandeza y el honor de Alá imponiendo sus creencias a toda la humanidad. Incluso los llamados a la oración por los altavoces por el muezzin día y noche son una expresión de la imposición de la religión sobre áreas amplias, tanto hacia los creyentes mismos como hacia los demás.

No es una coincidencia que los árabes hayan logrado imponer el Islam en muchas naciones, hasta el punto de que hoy hay aproximadamente 1.400.000.000 de seguidores. El código genético del Islam está dirigido a una guerra firme para imponer la religión de Mahoma en todo el mundo por medio de la espada. Para lograr este objetivo, todo es legítimo. Las naciones que conquistaron lo comprendieron y optaron por convertirse al Islam en vez de morir.

Es cierto que todas las naciones alcanzaron sus logros a través de guerras y victorias, sin embargo en el Islam, a diferencia de otras culturas, el principio de compromiso es intolerable, especialmente un compromiso territorial. Compromiso es una expresión de debilidad, mientras que un musulmán está obligado a representar el heroísmo y la fuerza de Alá, y siempre debe tomar la espada para estar preparado para la batalla de imponer la religión en todo el mundo.

Cuando un musulmán se da cuenta de que carece del poder para derrotar a su enemigo, se le permite aceptar un alto el fuego (‘tahadiya’ en árabe), mientras se prepara para la continuación de la guerra religiosa. Tal pensamiento se basa en el comportamiento traidor de Mahoma, en particular, hacia la tribu de Quraysh.

Cómo lidiar con la amenaza islámica

La única manera de aliviar a un musulmán de su deber a la yihad es crear una situación en la que se controla y carece de la capacidad o la perspectiva de tener éxito. Sólo entonces, según la ley musulmana, está exento de la necesidad de hacer la guerra. En ese momento debe esperar años, o incluso generaciones, seguro de que cuando llegue el momento, volverá a hacer la guerra.

Martin Schulz y Alexis Tsipras con refugiados en Atenas.

Por el contrario, cualquier intento de compromiso con el Islam llevará inevitablemente al terrorismo y la guerra, pues el compromiso se percibe como una debilidad porque, según la cultura islámica, si los países occidentales tuvieran el poder para derrotarlos, no buscarían un compromiso. Esto sólo puede significar que les resulta difícil enfrentar los ataques heroicos de los fieles de Alá, los mártires gloriosos, y por lo tanto, su caída está cerca. De manera similar, en lo que a Israel se refiere, cualquier intento de compromiso o de presentación de un “horizonte político”, infunde esperanza dentro de los árabes de que pueden derrotarnos y alienta el terrorismo y la guerra.

Quien desee unas relaciones pacíficas y tranquilas con los musulmanes debe primero derrotarlos, evitar cualquier conversación de paz, y luchar por una tregua estable mientras gestiona una relación respetable.

La política perjudicial de bienestar social

Como seguimiento de la cuestión que abordé en artículos anteriores, incluso las políticas convencionales de bienestar social de los países occidentales son percibidas por los seguidores islámicos como una debilidad que promueve la militancia. Ellos creen que los cristianos que no aceptaron la religión del Islam deben pagar un alto impuesto a los gobernantes musulmanes – un impuesto que entre otras cosas, está destinado a expresar la superioridad del Islam. En consecuencia, muchos musulmanes no tienen ninguna gratitud por los beneficios para los niños y los pagos de bienestar que reciben en los países occidentales, porque, naturalmente, son superiores a todos los cristianos y tienen derecho a recibir impuestos de ellos. Esta es la justificación religiosa para exigir aumentos en los beneficios, y la indignación cuando se reducen.

Políticas izquierdistas crean personas ingratas

Y esto se suma al problema básico, a saber, que la posición de la izquierda política, que sostiene que el Estado debe proporcionar el bienestar de todos sus ciudadanos, corrompe la moralidad de los beneficiarios del bienestar, en la medida en que los hace desagradecidos.

El castigo impuesto a Adán de trabajar duro para vivir corrige su pecado, y lo convierte en una persona positiva que entiende el valor del trabajo y la creatividad, y por medio de su responsabilidad y diligencia en ganarse la vida, se convierte en un socio con Dios en tikun olam (mejora de la sociedad). Por el contrario, cuando las prestaciones sociales y los subsidios sociales permiten a muchos musulmanes que viven en Inglaterra mantener un nivel de vida más alto que en sus países de origen sin ningún esfuerzo ni responsabilidad, se convierten en explotadores e ingratos. Y para que su conciencia no los atormente, se ven obligados a odiar y lanzar acusaciones contra los que les conceden los beneficios por no respetarlos adecuadamente y por su profeta, y por no darles más beneficios.

La crisis en el Islam

En todo el mundo el Islam está en un estado de crisis, frustración y declive. Esto se refleja en una enorme caída en su tasa de natalidad. El terrorismo representa un intento de escapar de la crisis, y los esfuerzos de Occidente por reconciliación y compromiso añaden combustible a las llamas. En cualquier caso, en países líderes como Irán y Turquía, la población ha ido disminuyendo porque la mujer promedio da a luz menos de dos hijos. Los países occidentales son los únicos lugares donde ha crecido la población musulmana – gracias a las asignaciones por hijos.

Lo mismo ocurrió en Israel en el momento en que las asignaciones por hijos eran particularmente altas, y sucede hoy en menor medida con otros beneficios. Un ejemplo de estupidez flagrante en Israel es la concesión de un beneficio de 1.500 shekels por cada hijo de una mujer divorciada si los tribunales dictaminan que el padre de sus hijos no puede pagar la manutención de los hijos. Por lo tanto, resulta que el Estado de Israel fomenta la poligamia en los sectores árabes y beduinos, porque sus esposos se divorcian ficticiosamente para ganarse la vida con el aumento de los subsidios para sus hijos y sus supuestamente divorciadas esposas reconocidas como madres solteras. Este dinero, por supuesto, vuelve al honorable esposo, que, gracias a la estupidez del Estado de Israel, es capaz de mantener un estilo de vida musulmán explotador ideal. Sólo nos queda agradecerle por haberlo aceptado y no haber participado en ataques terroristas.

Manifestación en Barcelona en apoyo a la acogida de refugiados. Fuente de la foto: Revista Rambla

La respuesta de Europa

Después de los horrendos asesinatos de los europeos durante siglos en nombre del nacionalismo y de la religión, en particular contra los judíos, muchos defensores de la moral en Europa hoy se han dirigido al otro extremo, la izquierda, que defiende la completa igualdad de derechos para todos. Y así, están permitiendo que el pensamiento de la yihad florezca en sus países. Esperemos que recobren el sentido.

Fuente: Arutz Sheva – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención:
©EnlaceJudíoMéxico

JUDY MALTZ

Casi el 60 por ciento de los judíos israelíes consideran que los asentamientos en Cisjordania no son un impedimento para la paz con los palestinos.

Cincuenta años después de que Israel capturó la zona de Cisjordania, una encuesta publicada el domingo muestra que la mayoría de los israelíes no definen el continuo control del país de dichos territorios como una “ocupación”.

La encuesta del Índice Mensual de Paz publicada por el Instituto de Democracia de Israel y la Universidad de Tel Aviv, revela que cerca del 54 por ciento de los israelíes están “seguros” o “piensan” que el control israelí de Cisjordania no debe definirse como “ocupación”.

Las diferencias entre judíos y árabes son evidentes: mientras que casi el 63 por ciento de los judíos israelíes se oponen término “ocupación”, sólo el 6 por ciento de los árabes israelíes coinciden con ellos.

Aunque casi todo el mundo occidental considera que los asentamientos israelíes en Cisjordania son un obstáculo para la paz, el 51 por ciento de los israelíes cuestionan esta afirmación, calificándola “incorrecta” o “moderadamente incorrecta”. Casi el 56 por ciento de los judíos israelíes no consideraba que los asentamientos son un impedimento, en comparación con el 30 por ciento de los árabes israelíes.

Teniendo en cuenta que los árabes israelíes tienden a identificarse con la situación de los palestinos en Cisjordania, parecería sorprendente que una minoría tan considerable – casi uno de cada tres – no considere a los asentamientos como un impedimento para la paz.

Los israelíes están divididos sobre si la construcción en asentamientos beneficia a los intereses nacionales, aunque a diferencia de los árabes, los judíos israelíes son más propensos a considerar esta política como “muy sabia” o “moderadamente sabia”.

La mayoría de los encuestados consideran que la ocupación fortalece militarmente al país pero la debilita lo debilita en el ámbito diplomático y económico.

La encuesta se basa en una muestra representativa de 600 israelíes (500 judíos, 100 árabes) con un margen de error del 4.1 por ciento.

La encuesta del Índice de Paz de Junio incluye reflexiones sobre la Guerra de los Seis Días, coincidiendo con el 50 aniversario que se celebra esta semana.

A pregunta expresa si Israel debería haber iniciado inmediatamente las negociaciones con los países árabes después de la guerra y ofrecer un acuerdo de paz global a cambio de abandonar todos los territorios que había capturado (incluyendo el Sinaí, los Altos del Golán y Jerusalem Este) el 61 por ciento de los encuestados respondieron negativamente (65 por ciento de los judíos israelíes, 41 por ciento de los árabes israelíes).

La profesora Tamar Hermann, co-editora del Índice Mensual de Paz explica por qué la gran mayoría de los árabes israelíes se opondrían a tal iniciativa: “Los palestinos y los árabes israelíes son muy hostiles a un acuerdo entre Israel y los países árabes porque sospechan que sus intereses serán ‘vendidos’ a cambio”.

En una pregunta relacionada, se preguntó a los encuestados si Israel debería haber anexado inmediatamente todos los territorios capturados en 1967. Cerca de la mitad, el 48 por ciento, aprobó una anexión inmediata (55 por ciento de los judíos israelíes, a diferencia del 13 por ciento de los árabes israelíes).

El 63 por ciento de los encuestados dice que Israel debe reanudar las negociaciones de paz con los palestinos, aunque un número aún mayor, el 68 por ciento, no creía que tales conversaciones conduzcan a la paz en los próximos años.

Aunque la mayoría de los israelíes, el 60 por ciento, describió la reciente visita del presidente estadounidense Donald Trump a la región como exitosa, el 81 por ciento, no consideran que es posible lograr un acuerdo entre Israel y los palestinos en los próximos años.

Sin embargo, la mayoría (52 por ciento) de los israelíes dicen que la participación de países árabes, como Arabia Saudita, podría ayudar a alcanzar un acuerdo permanente con los palestinos.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico

Fatah dijo que recortará los pagos en Gaza a miles de prisioneros actuales y antiguos del grupo rival sin explicación

Docenas de terroristas de Hamas, una vez encarcelados por Israel, no recibieron sus pagos de apoyo este mes del rival político del grupo, Fatah, encabezado por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, dijo el domingo un funcionario radicado en Gaza.

Abbas está bajo la presión de Estados Unidos e Israel para detener los pagos mensuales a miles de prisioneros actuales y antiguos detenidos por ataques terroristas y asesinatos de civiles israelíes. Israel afirma que los estipendios fomentan el terrorismo, mientras que los palestinos dicen que son pagos de asistencia social.

No estaba claro si las transferencias de dinero perdidas significaban que Abbas decidiera detener los pagos a algunos ex prisioneros. Un portavoz de su gobierno autónomo con base en Cisjordania no estuvo disponible para hacer comentarios el domingo.

En el pasado, Abbas fue reacio a detener los pagos, temiendo una reacción popular. El apoyo a los presos es una cuestión de consenso palestino, a pesar de la división política entre Hamas, que gobierna Gaza, y el gobierno del movimiento Fatah de Abbas en Cisjordania.

Abdelrahman Shadid, responsable de un grupo de defensa de prisioneros vinculados con Hamas en Gaza, dijo que decenas de ex presos de Hamas no habían recibido sus salarios como estaba previsto.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la izquierda, y el líder palestino Mahmoud Abbas posan para una fotografía durante una conferencia de prensa conjunta en el palacio presidencial en la ciudad cisjordana de Belén el 23 de mayo de 2017. (Crédito de la foto: AFP / Mandel Ngan)

“Los presos fueron a los bancos hoy y no encontraron salarios en sus cuentas”, dijo. “Estamos a la espera de recibir noticias oficiales del banco mañana para ver si se trata de una parada salarial”.

Shadid dijo que los afectados habían sido liberados en 2011 cuando Hamas negoció al soldado israelí Gilad Shalit por más de 1.000 prisioneros detenidos por Israel. Entre los que no recibieron sus estipendios sólo uno era de Fatah y el resto de Hamas, dijo Shadid.

La Autoridad Palestina ha pagado a los terroristas y a sus familias unos 4.000 millones de shekels –o $ 14.4 mil millones–, dijo un ex director general del Ministerio de Asuntos Estratégicos y ex jefe de la división de inteligencia e investigación del ejército dijo a un importante miembro de la Knesset el lunes pasado.

El presidente estadounidense Donald Trump dijo en su conferencia de prensa conjunta en Belén el 23 de mayo: “La paz nunca puede arraigarse en un ambiente donde la violencia es tolerada, financiada o recompensada”.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención:
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JACK KHOURI

Egipto, Arabia Saudita, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos cortaron relaciones diplomáticas con Qatar el lunes por la mañana, profundizando aún más las diferencias entre las naciones árabes del Golfo por el apoyo de Qatar a grupos islamistas, incluyendo grupos terroristas en Siria y sus vínculos con Irán.

Los cuatro países anunciaron en un informe oficial que retirarían a su personal diplomático de Qatar por no ayudar a proteger a Arabia Saudita del terrorismo y el extremismo.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar argumentó que la decisión es “injustificada”, se basa en “afirmaciones y alegaciones infundadas” y no afectará al país o a sus ciudadanos. Qatar es una nación rica en petróleo y gas, y organizará la Copa Mundial de la FIFA en 2022.

Arabia Saudita ha notificado a todos sus ciudadanos de Qatar que deberán dejar el país en un lapso de 14 días. Las autoridades saudíes anunciaron el cierre de todos los puestos fronterizos y la suspensión de vuelos a Qatar. Además, el país será expulsado de la coalición árabe que lucha en Yemen. Arabia Saudita agregó que continuará apoyando al pueblo qatarí sin vínculos oficiales con su gobierno.

Un informe publicado por los Emiratos Árabes Unidos señaló que Qatar “financia y apoya el terrorismo y las organizaciones extremistas”. Las autoridades advirtieron a los diplomáticos de Qatar que tienen 48 horas para salir del país.

La aerolínea emiratí Etihad Airways anunció la suspensión de todos sus vuelos con destino y desde la capital qatarí de Doha a partir del martes por la mañana hasta nuevo aviso.

La semana pasada, varios medios de comunicación de Egipto y los Emiratos Árabes citaron informes de Estados Unidos sobre sospechas de que Qatar financiaba a organizaciones terroristas como Al-Qaida, Ahrar al-Sham, un grupo activo en Siria, la Hermandad Musulmana y otras organizaciones extremistas islámicas como Ansar al-Sharia en Libia.

Esta no es la primera vez que Qatar ha sido amenazado por otras naciones del Golfo. Hace tres años, Arabia Saudita, Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos retiraron a sus embajadores de Qatar por el apoyo de ese país a la Hermandad Musulmana y sus lazos con Irán. La prohibición duró ocho meses, después de la cual Qatar prometió alinearse a las demás naciones árabes y los embajadores fueron reincorporados.

La decisión de romper los lazos diplomáticos se produce después de que Qatar alegara a finales de mayo que el sitio de noticias estatal fuese controlado por hackers que publicaron noticias falsas de su gobernante sobre Irán e Israel. En respuesta, los vecinos árabes del Golfo se enfurecieron y bloquearon los medios qataríes, incluida la red de noticias Al-Jazeera, con sede en Doha.

Fuente: Haaretz, Reuters / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico

H.R. McMaster dice al Comité Judío Americano que los intereses regionales son una oportunidad que puede conducir a un nuevo impulso a la paz, pero evita especificar detalles

ERIC CORTELLESSA

Una dinámica cambiante en Oriente Medio está promoviendo un ambiente para que Israel tenga mejores relaciones con sus vecinos árabes y reavive el proceso de paz con los palestinos, dijo un alto funcionario de la Casa Blanca a funcionarios judíos el domingo, afirmando un tema que marcó gran parte del viaje del presidente de EE.UU. Donald Trump a la región el mes pasado.

El Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, HR McMaster, no mencionó cómo planeaba la administración seguir adelante con sus intentos de negociar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, pero dijo a una multitud reunida en el Foro Global 2017 del Comité Judío que los intereses conjuntos en la región crearon una “oportunidad”, que Israel había demostrado saber aprovechar.

“Hoy estamos siendo testigos de una reevaluación de las relaciones regionales, sobre todo entre Israel y algunos de nuestros socios árabes, todos amigos de Estados Unidos, pero con demasiada frecuencia adversarios unos de otros”, dijo. “Hoy sus intereses están convergiendo. Esto es una oportunidad”.

McMaster pasó mucho tiempo relatando el viaje de Trump a Oriente Medio hace dos semanas, que incluyó paradas en Arabia Saudita, Israel y Cisjordania.

Los informes indican que el viaje tenía la intención de sentar las bases para un nuevo empuje de paz, aunque durante la visita, Trump fue vago en los detalles, mayormente no aportando datos específicos respecto a la paz.

McMaster dijo que las actividades de Irán han reajustado los intereses de varios países de la región – refiriéndose a los estados árabes suníes moderados, sobre todo a Arabia Saudita – con quien Israel ha tratado de forjar alianzas en base a una desconfianza compartida de Teherán. No mencionó el acuerdo nuclear de Irán.

“Durante los últimos 40 años, Irán ha cambiado su táctica y su enfoque operacional, actuando a través de su red proxy terrorista, construyendo su capacidad de misiles balísticos, ejecutando acciones provocativas en el Golfo y más allá, y trabajando para mantener a sus vecinos árabes perpetuamente débiles e involucrados en un conflicto sectario”, dijo.

El presidente estadounidense Donald Trump, a la derecha, escucha al teniente general del ejército, HR McMaster, hablar en la propiedad de Trump Mar-a-Lago en Palm Beach, Floride, 20 de febrero de 2017. (Crédito de la foto: AP / Susan Walsh)

“En este ambiente desafiante, Israel se ha adaptado y ha actuado increíblemente bien, en parte porque el país ha reconocido consistentemente las oportunidades y ha actuado en base a ellas cuando otros sólo podían haber visto dificultades”, dijo.

McMaster afirmó que las asociaciones subsiguientes que se forman para contrarrestar el eje iraní constituyen una nueva oportunidad y que podría conducir a un acuerdo israelí-palestino, con el que Trump ha dicho que está comprometido en la intermediación.

“Las oportunidades asociadas con nuevas alianzas incluyen la renovada búsqueda de una paz duradera entre Israel y los palestinos”, dijo McMaster.

McMaster, teniente general del Ejército de Estados Unidos, dijo a la audiencia en el Washington Hilton que el gobierno esperará acciones definitivas tomadas de sus aliados regionales contra el terrorismo y el extremismo, pero ofreció pocos detalles.

“Ninguno de nosotros, y menos aún el presidente, se dejará impresionar por palabras”, dijo McMaster. “Esperamos ver acciones y seremos mutuamente responsables mientras fortalecemos nuestras asociaciones existentes y forjamos otras nuevas”.

“Vamos a alentar y recompensar el éxito, y vamos a combatir la inacción y la falta de progreso en consecuencia, también”, añadió.

El Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pronuncia un discurso durante una visita al Museo de Israel en Jerusalem el 23 de mayo de 2017. (Crédito de la foto: AFP /Menahem KAHANA)

McMaster no mencionó que Trump retrasara la semana pasada su promesa de campaña para trasladar la Embajada de EE.UU. de Tel Aviv a Jerusalem y reconocer la ciudad como la capital de Israel.

El jueves, el presidente firmó una renuncia que difiere un mandato del Congreso para reubicar la embajada. La ley de 1995 otorga al presidente de los Estados Unidos la prerrogativa de posponer el traslado por motivos de seguridad nacional.

La Casa Blanca dijo que Trump firmó la renuncia porque quería “maximizar las posibilidades de negociar con éxito un acuerdo”, algo que ha estado persiguiendo desde que asumió el cargo.

El secretario de prensa, Sean Spicer, también intentó ofrecer garantías de que no se descartaba un traslado de la embajada, sino que simplemente se posponía. “La pregunta no es si ese movimiento ocurre, sino sólo cuándo”, dijo.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención:
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RAPHAEL AHREN

El anuncio llega después de que Netanyahu se reuniera con el líder senegalés; el Primer Ministro dice que su presencia en la conferencia en Liberia es una muestra de que el Estado judío no está aislado

Israel y Senegal anunciaron el domingo la reanudación de relaciones diplomáticas plenas, congeladas después de que la nación de África Occidental copatrocinara un Consejo de Seguridad de la ONU contra los asentamientos israelíes.

El primer ministro Benjamin Netanyahu se reunió con el presidente de Senegal Macky Sall en la cumbre de la CEDEAO  de líderes de África Occidental en Liberia, después de lo cual los dos líderes anunciaron la reanudación de los lazos íntegros. Israel devolverá a su embajador en Senegal, y Senegal apoyará la candidatura de Israel a la condición de observador en la Unión Africana, dijo la Oficina del Primer Ministro en un comunicado.

Los líderes también acordaron avanzar en la cooperación en defensa y agricultura, según la Oficina del Primer Ministro.

Tras la aprobación de la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en diciembre, Israel llamó a su embajador en Dakar, Paul Hirschson, y canceló sus programas de ayuda exterior en Senegal como parte de una serie de represalias contra los países que patrocinaron la medida.

En febrero, Netanyahu decidió no devolver al embajador de Israel en Senegal, extendiendo la degradación de los lazos diplomáticos del estado judío con el país de África Occidental.

La resolución de la ONU, aprobada con 14 votos a favor y una abstención estadounidense, condenó los asentamientos israelíes como “sin validez legal” y “una violación flagrante del derecho internacional”. Israel reaccionó furiosamente a la resolución, denunciándola como “vergonzosa”.

También el domingo, Netanyahu se reunió con el presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, al margen de la cumbre de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental). Malí, un país de mayoría musulmana, no tiene relaciones diplomáticas formales con Israel. Según la Oficina del Primer Ministro, Netanyahu y Keita acordaron “calentar” las relaciones entre los dos países.

Netanyahu publicó en Twitter una foto de su itinerario de reuniones con los líderes africanos programadas para el domingo, escribiendo sarcásticamente, ” ‘Aislamiento diplomático’, edición África, 2017′ “.

Más temprano, Netanyahu fue puesto en una situación incómoda cuando su reunión programada con el presidente de Togo Faure Gnassingbé fue pospuesta después de que el personal de seguridad israelí se negara a permitir la entrada a la seguridad togolesa.

Reporteros diplomáticos israelíes dijeron que un altercado físico entre los guardaespaldas de Netanyahu y los de Gnassingbé llevó a la cancelación de la reunión entre los dos líderes en la cumbre de la CEDEAO en Monrovia, Liberia.

El primer ministro Benjamin Netanyahu (R) se reúne con el presidente de Togo Faure Gnassingbé durante la cumbre de la CEDEAO en Monrovia, Liberia, el 4 de junio de 2017. (Kobi Gideon / GPO / Flash90)

Posteriormente, la Oficina del Primer Ministro dijo que la reunión había sido reprogramada y se fijó para más adelante en el día.

Antes de salir a Liberia, Netanyahu dijo que usaría su viaje a la cumbre de la CEDEAO para tratar de obtener apoyo para Israel en la ONU y otros foros internacionales.

“El propósito de este viaje es disolver esta mayoría, este gigantesco bloque de 54 países africanos, que es la base de la mayoría automática contra Israel en la ONU y organismos internacionales”, dijo a periodistas el sábado por la noche antes del vuelo.

Netanyahu dijo que esperaba utilizar su asistencia a la conferencia anual de la CEDEAO para reconstruir su visita de julio de 2016 a las naciones de África Oriental de Uganda, Kenia, Ruanda y Etiopía, que marcó la primera vez en décadas que un primer israelí viajaba a África.

“Israel está regresando a África a lo grande”, dijo el primer ministro el sábado, reiterando un mensaje que repitió durante su anterior viaje al continente.

Netanyahu señaló que el viaje sería la primera vez que un líder no africano hablará en la CEDEAO, una organización que incluye a 15 naciones con una población combinada de unos 320 millones, lo que él llamó una “insignia de honor para el Estado de Israel”.

Alexander Fulbright contribuyó a este informe.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención:

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