La menorá es un candelabro de siete brazos que se colocaba en Tabernáculo, durante los días del desierto, y en el Gran Templo, durante los reinados judíos. Era obligación del sumo sacerdote prenderla. Su luz era la muestra de la presencia divina y del conocimiento de D-os que iluminaba a todas las naciones.

Hoy en día tras la segunda destrucción del Templo no podemos prenderla, sin embargo creemos que llegará el día en que D-os redima a nuestro pueblo, podremos volver a hacer los sacrificios que hacíamos en el Gran Templo y podremos volver a prender esa luz. Hasta entonces, entre los judíos la menorá se ha vuelto un símbolo de unión y de esperanza; muchas mujeres la usan para prender las velas de Shabat, otros simplemente la guardamos como recuerdo y como símbolo. A continuación les mostramos una reflexión sobre la perashá, porción de Torá que se lee esta semana, y el mandato de encender el candelabro. Esperemos les guste.

Noach Dreyfuss. Esparciendo luz en un mundo oscuro.

La porción de Torá (perashá) que se lee esta semana es la de Behaaloteja. Empieza con la orden que recibe Aarón de encender el candelabro del Templo (la menorá). Hay un midrash (enseñanza) que compara este pasaje con otro pasaje que aparece en Isaías: “D-os se regocijo, por Su justicia, en magnificar la Torá y hacerla gloriosa.” La primer pregunta que hacen los comentaristas sobre este fragmento es: ¿cuál es la conexión entre el engrandecimiento de la Torá y el encendido del candelabro?

El mismo midrash explica que D-os no ordenó el encendido de la menorá (candelabro) porque fuera necesario para Él. Él es todo poderoso, ¡no necesita nada de nosotros! El mandamiento fue dado a Aarón para magnificar el nombre de D-os en el mundo. Usualmente cuando se construye una casa, las ventanas exteriores son más angostas que las ventanas interiores. Esto se hace para que la luz del exterior se expanda hacia el interior e ilumine la casa. Sin embargo, cuando Shlomó HaMelej (El rey Salomón) construyó el Gran Templo hizo las ventanas interiores más angostas que las exteriores para que la luz del Templo brillara y se magnificara hacia afuera.

El pasaje de Isaías nos enseña que si los sacerdotes (cohanim) tienen el cuidado suficiente de prender la menorá para magnificar y honrar el nombre de D-os, entonces Él prenderá una gran luz por nosotros en el mundo venidero.

¿En qué otro momento vemos que una luz cruza las fronteras del tiempo?

El midrash hace otra pregunta: ¿Por qué el mandamiento de encender la menorá es yuxtapuesto al momento en que los príncipes de 11 tribus realizan ofrendas especiales? (pasaje de la lectura pasada). Las enseñanzas nos dicen que esto fue hecho de esa forma para que Aarón no resintiera haber sido excluido, junto con los levitas, de los sacrificios especiales. Según el Ramban, D-os le dio este mandamiento para recordarle el futuro milagro de Janucá. D-os le enseña que en varios años después, cuando 10 de las tribus se hayan perdido, el mundo caerá en una oscuridad insostenible. Le dice que en esas épocas los griegos habrán invadido a Israel y desacralizado el Templo. “El mundo habrá rechazado Mi nombre, y en ese tiempo serás tú (Aarón) quien hará brillar mi luz sobre el resto del mundo”.

Fuente: Short Vort

Adaptación y traducción: Aranza Gleason