Enlace Judío México.- Instaurada en el último año del primer período de gobierno de Michelle Bachelet, con Gabriel Zaliasnik como Presidente de la Comunidad Judía de Chile, la celebración de Janucá en el Palacio de La Moneda lleva ya seis años ininterrumpidos, en  la última versión, realizada el pasado mes de diciembre, la Comunidad Judía le entregó a la Presidenta Bachelet la obra “Las Matriarcas”, del artista judío chileno Mauricio Avayú.

El trabajo artístico del Maestro Avayú nos recuerda a los verdaderos creadores del arte mesopotámico, los antiguos sumerios. Este estilo fue asimilado después por el pueblo semita de los acadios que también llegó a habitar esta región y se fundió con los habitantes anteriores y fue asimilado posteriormente por los babilonios. Avayú, como artista, pone su lenguaje plástico en esta forma expresiva, otorgándole su concepción personal y contemporánea. Sus trabajos son de contenido religioso, altamente descriptivos y respetuosos del contenido temático.

Producir una Torá, requiere no tan solo meses de trabajo; cada palabra debe ser cuidadosa y fielmente reproducida sobre segmentos de cuero de fina curtiembre inscrita en tinta que fluye de una pluma de ave.  El resultado es una demostración de elevado arte, detalle y  maestría. Cuando el artista judío Mauricio Avayú, consideró llevar la Torá a la vida diaria, interpretando el contenido en sus lienzos, pensó que la tarea sobrepasaba lo posible.

Como un escriba diligente, Avayú estudia y explica las bases de la Torá antes de moverse al próximo cuadro.  En su proceso, la lectura de la Torá, del Midrash y de Rashi son aliados al configurar en su retina las imágenes que su pincel llevará al lienzo.

El cuadro entregado a Bachelet  titulado “Las Matriarcas se reúnen”, plantea de inmediato una doble pregunta; ¿cómo es posible que las matriarcas bíblicas se junten a pesar de haber vivido en distintas épocas y lo que es aún más trascendente, ¿cuál es el propósito de esta reunión?

La obra muestra a las cuatro mujeres alrededor de un pergamino que contiene los diez mandamientos. Cada una de ellas posee una virtud especial por sobre las otras, cada una de ellas fue convocada por un propósito superior, ya que tienen un rol y una visión distinta para cada uno de los mandatos divinos, pero a su vez su sabiduría milenaria está enraizada en una esencia profundamente femenina.

Ellas fueron elegidas por sobre otras aparentemente para acompañar a nuestros patriarcas, pero ¿qué pasaría si el propósito de D-os estuviera dirigido a reorientar y encaminar las decisiones de sus esposos?

La palabra Shamaim (Cielo) revela el secreto de los elementos con los cuales fue formado, Esh (Fuego) y Maim (Agua), pero además el fuego representa a la justicia y el agua la misericordia; en cómo nivelar estos conceptos radica el ansiado equilibrio. ¿Qué está pasando en estos tiempos en que cada uno vela por sí mismo, sin escuchar al prójimo? Y lo que es peor, en esta ciega lucha entre roles nos blindamos ante la belleza y sabiduría de nuestro complemento perfecto.

Por algo fueron llamadas con “Urgencia” a reunirse y para poder prepararnos el complejo camino de la vida.

 

Les presentamos una muestra  del trabajo del  Maestro Avayú: