AMOS HAREL

Es poco probable que la decisión del gabinete sirva a los intereses israelíes en la Franja, suponiendo que el gobierno de Netanyahu los haya definido.

La decisión del gabinete israelí de reducir el suministro de electricidad a la Franja de Gaza parece contradictoria. Sus miembros fueron informados por altos oficiales de inteligencia sobre la grave crisis humanitaria en la Franja de Gaza, que se verá exacerbada por la decisión de la Autoridad Palestina de suspender el pago a Israel por la electricidad que vende a Gaza. Pero, sin embargo, con el apoyo del establishment de defensa, decidió responder a la AP y cortar el suministro de electricidad, en lugar de tratar de encontrar una fuente de financiación alternativa.

Las organizaciones humanitarias afirman que el recorte adicional reducirá el suministro de electricidad en Gaza a tres horas al día o menos, y Hamas advirtió de un inminente conflicto armado con Israel. Mientras tanto, Israel ha estado obteniendo información sobre el armamento y los preparativos militares de Hamas, que despiertan su preocupación.

La decisión del gabinete de seguridad se basa en varias consideraciones. Primero, el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu no puede permitirse ser visto por sus votantes de derecha como el que cede ante las amenazas palestinas y financia la actividad de Hamas. Segundo, no quiere aparentar estar del lado Hamas en el conflicto de éste último con la AP.

Tercero, según las evaluaciones de inteligencia de Israel, Hamas difícilmente iniciaría una guerra en estos momentos, cuando está más aislado que nunca en el mundo árabe y ahora incluso teme perder el apoyo de Qatar. Cuarto, los ministros siguen creyendo que el Coordinador de las Actividades Gubernamentales en los Territorios, mayor general Yoav Mordechai, salvará una vez más la situación, consiguiendo fondos externos para Gaza y persuadiendo a la AP para disminuir su presión sobre Hamas y evitar una escalada de violencia.

Pero todas estas razones se suman a una apuesta: Israel acepta el nuevo enfoque agresivo del presidente palestino Mahmoud Abbas y espera lo mejor.

Por otro lado, lo que Abbas quiere es muy claro: cerrar cuentas con Hamas por los 10 años de humillación y provocación, durante los cuales, los intentos de reconciliación entre Hamas y Fatah han fracasado. Abbas probablemente no está contando con su presión para que los habitantes de Gaza se rebelen contra el régimen dictatorial de Hamas. Pero no lamentará si la crisis actual conduce a otra guerra en la que Israel golpee a Hamas más que la última vez. Y si Israel calcula mal, esa será la dirección de las cosas, a pesar de las declaraciones contrarias del gobierno.

Quizás Abbas también esté motivado por las políticas del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Su administración, a diferencia de su predecesor, no duda en llamar a Hamas una organización terrorista que debe ser derrotada.

Hasta cierto punto, la nueva línea dura de Abbas contra Hamas se asemeja a los recientes movimientos de Arabia Saudita contra Qatar. En ambos casos, los gobiernos sunníes han traducido este apoyo en movimientos más audaces contra los rivales para dominar dentro de sus propios campamentos.

En abril, Netanyahu dijo en una audiencia de la Knesset sobre el informe de la Contraloría Estatal en torno a la guerra de 2014 en Gaza que si es posible, evitaría otro conflicto con Hamas. Él y varios de sus ministros han hecho comentarios similares en los últimos días.

Inusualmente, incluso el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, y el ministro de Educación, Naftali Bennett, parecen estar compitiendo ahora como los más moderados en Gaza. En su intervención en la Conferencia de Israel sobre la Paz, Bennett dijo que Israel no debe permitir que la crisis humanitaria de Gaza deteriore aún más. Por su parte, Lieberman aseguró que no hay intenciones de iniciar un enfrentamiento militar en Gaza.

El lunes también fue el tercer aniversario del secuestro y asesinato de los tres adolescentes israelíes. Sus cuerpos fueron encontrados dos semanas y media más tarde, y durante todo este tiempo, se sentía furia en el país, casi hambriento de guerra. Al mismo tiempo, las tensiones aumentaron a lo largo de la frontera con Gaza, donde Israel temía que Hamas llevara a cabo un ataque a gran escala. Una semana después de que los cuerpos fuesen hallados, Hamas e Israel ya estaban en guerra.

El entonces ministro de Defensa, Moshe Ya’alon, comentó una vez que Hamas fue arrastrado a la guerra por errores de juicio. Hoy, a pesar del optimismo de las agencias de inteligencia y el deseo de evitar una escalada, una protesta palestina en la frontera de Gaza que salga de control y termine con múltiples bajas es suficiente para que la situación se deteriore.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico