“Pelea con la mente, no con el cuerpo”.
Ray Arcel


Para contarles de uno de los mejores entrenadores, o posiblemente el mejor, en la historia del boxeo, me tengo que remontar a 1899; sí, quizá sea el año más lejano al que nos hemos remontado mentalmente en Enlace Judío, pero les prometo que esta historia lo valdrá.

ISAAC SHAMAH PARA ENLACE JUDÍO

1899, año en el que Cuba se independiza definitivamente de España, en el que se patenta la famosa Aspirina, en el que se fundan dos equipos de futbol que nacieron para hacer historia: el Club de Futbol Barcelona en España y en Italia el A.C de Milán, en el que Sigmund Freud publica su libro “La interpretación de los Sueños” a pesar de que tenía fecha para 1900. Es en este mismo año, donde los coches eran más bien carruajes para una o dos personas, en el que nace Ray Arcel.

El 30 de agosto de 1899, nace Ray Arcel en el seno de una familia judía que apenas llegaba a Estados Unidos en busca de una mejor vida de la que tenían en Rumania.

Desde pequeño, Arcel, se comienza a conectar con el boxeo debido a que en Harlem, el bravo barrio en el que vivía, los chicos peleaban por ver quién era el mejor, sin embargo Arcel no era de los que peleaban con sus puños, ya que se dio cuenta que su “cerebro era más grande que su físico” y que si podía ayudar a que alguien más ganara peleas, no sólo sobreviviría al barrio sino que se ganaría un lugar importante dentro de él.

Al finalizar la preparatoria, con sólo 18 años, Arcel estaba seguro de que su futuro estaba en el boxeo y que su pasión era preparar boxeadores, por ello un buen día comenzó a caminar por el mítico Madison Square Garden (uno de los escenarios más famosos en el boxeo) mientras pensaba cómo podría entrar al mundo del boxeo. Continuando con su caminata, a sólo unas cuadras del famoso recinto había un gimnasio llamado Stillman’s Gym, al cual Arcel entró y de inmediato le dijeron que era un gimnasio para boxeadores, a lo que Ray contestó que no buscaba boxear sino entrenar a los deportistas y así fue como Ray consiguió su trabajo como ayudante de los entrenadores.

Al poco tiempo, los boxeadores y el dueño del gimnasio, se dieron cuenta que Arcel tenía mucho más conocimientos de boxeo de lo que se imaginaban y gracias a esto, para 1920, Arcel se consagró como uno de los mejores entrenadores del gimnasio.

Por muchos años Arcel, entrenaba y entrenaba boxeadores de primera línea, de hecho para 1950, Ray ya contaba con 16 boxeadores entrenados por él que habían sido campeones del mundo, varios de ellos en múltiples ocasiones. Su carrera iba viento en popa, sin embargo el año de 1953 le cambiaría la vida a Ray.

A finales de los 40’s y principios de los 50’s la mafia manejaba el boxeo en Estados Unidos, y si pensamos que en la actualidad el deporte está vinculado con el manejo o arreglo de peleas, antes era mucho peor, ya que los mafiosos se encargaban de arreglar varias peleas a toda costa y en muchas ocasiones intentaron hacer que los boxeadores de Arcel se vendieran, sin embargo Ray nunca permitió que esto sucediera. En un mal día de 1953, Ray caminaba por las calles de Nueva York rumbo al trabajo, todo parecía normal hasta que vio a un hombre que tenía una pipa y leía el periódico, éste se le acercó le iba a preguntar algo y de pronto aparecieron 3 hombres más, lo acorralaron y lo llevaron a una calle cerrada. Por más de que Ray conocía mucho de boxeo no pudo hacer nada y los hombres le propinaron una tremenda golpiza como aviso de que se retirara del boxeo, que colaborara con ellos o lo matarían.

Ray decidió retirarse antes de de ser parte del fraudulento sistema y consiguió trabajar en una empresa de metales.

Por casi 19 años Ray se había alejado del boxeo, pero para 1972, un antiguo promotor contactó a un viejo Ray para pedirle que entrenara a un boxeador que tenía todo el talento del mundo, sin embargo nadie lo había podido centrar.

Ray estaba convencido de que regresar a entrenar a un boxeador al que no conocía era una mala idea, pero por respeto al promotor fue a ver a este boxeador latino del que tanto le comentó. Al llegar al gimnasio Ray volvió a sentir algo que hace muchos años no sentía, volvió a sentir la magia del boxeo y al ver al imponente boxeador Arcel quedó impactado y decidió entrenarlo gratis, sin llevarse ningún mérito para no tener problemas con la mafia.

Poco a poco, Ray entrenaba a un tal Roberto Durán y entre más lo entrenaba mejor se hacía, más se escuchaba su nombre y se le comenzaba a conocer como “Manos de Piedra” por la gran pegada que tenía.

Al escucharse más el nombre de Roberto, la mafia se enteró de que Arcel lo entrenaba y lo volvieron a seguir. Después de que lo encontraron, Ray les dijo que lo estaba entrenando gratis, que no cobraba, que era como un favor y que seguía retirado. Después de discusiones y pleitos, los nuevos mafiosos decidieron dejar al viejo Arcel quedarse con Durán y ya no tener otro boxeador más. Gracias a este arreglo, Arcel se convirtió en el entrenador oficial de Roberto Durán y “El Manos de Piedra” se convirtió en uno de los mejores boxeadores de la historia del boxeo.

Después de una larga carrera, para 1985, Ray decidió retirarse y se quedaría como consejero de Durán, con quien tuvo una gran amistad después de esta decisión.

En 1991, Arcel fue seleccionado para ser parte del Salón de la Fama del Boxeo a nivel internacional y en 1992 fue seleccionado para ser parte del Salón de la fama Internacional del judaísmo en el deporte.

En 1994, después de una gran vida, Arcel falleció de una manera tranquila.

Hasta la fecha, Arcel cuenta con el récord mundial de haber entrenado a 20 boxeadores campeones del mundo. Sus campeones fueron: Benny Leonard, Ezzard Charles, Jim Braddock, Barney Ross, Bob Olin, Tony Zale, Billy Soose, Ceferino Garcia, Lou Brouillard, Teddy Yarosz, Freddie Steele, Jackie Kid Berg, Alfonso Frazier, Abe Goldstein, Frankie Genaro, Tony Marino, Sixto Escobar, Charley Phil Rosenberg, Roberto Durán y Larry Holmes.