Con el reciente éxito de la película La Mujer Maravilla surgieron varios debates sobre el origen cultural del personaje. Nathan Abrams de Haaretz, retoma el tema y en su artículo “El origen secreto de la Mujer Maravilla” discute el origen judío de varios superhéroes y comics. Lo tradujimos para ustedes, esperamos les guste.

Los orígenes secretos de la mujer maravilla. Nathan Abrams.

Todos los superhéroes tienen un pasado judío escondido, ya sea que hayan sido inventados por judíos o no. Superman fue la creación de dos judíos estadounidenses, Jerry Siegel y Joe Shuster, que inicialmente lo conceptualizaron como un personaje judío. Clark Kent es el nombre que se usó para encubrir un judaísmo secreto. Como solía decir el novelista Michael Chabon: “sólo un judío podría escoger un nombre de ese estilo para sí mismo.”

El Capitán América también fue creado por dos judíos, Jack Kirby (Jacob Kurtzberg de nacimiento) y Joe Simon (Hymie Simon de nacimiento), que deseaban crear un superhéroe que defendiera los ideales estadounidenses frente a la creciente amenaza nazi. Éste personaje también se escondía bajo su nombre no judío, Steve Rogers.

La Mujer Maravilla se encuentra dentro de esta corriente. Nacida con el nombre de Diana, princesa de Themyscira, hija de Hipólita se esconde bajo el disfraz de Diana Prince. Su historia de origen cuenta que nació cuando su madre, la reina Hipólita, la esculpió del barro. Adquirió movimiento cuando la diosa Afrodita sopló vida a su cuerpo y los dioses griegos les dieron poderes sobrehumanos.

Sin embargo, no se dejen engañar por estos nombres greco-romanos. La Mujer Maravilla también tiene un antecesor judío. Ella, como muchos otros superhéroes son la reencarnación contemporánea de la famosa leyenda del golem, una escultura humanoide, hecha del barro y animada por el Maharal de Praga.

La Mujer Maravilla fue creada por el psicólogo estadounidense Willliam Moulton Marston e introducida al mundo de los cómics por Max Gaines (Ginzberg), quien participaba de una red más grande de escritores y artistas judíos que creaban superhéroes estadounidenses, que en su interior y acciones reflejaban rasgos judíos. Superman es el mejor ejemplo de éstos, no importa cuantas veces sea rescrito y representado nuevamente, su judaísmo no puede ser oculto.

Al igual que Superman y Capitán America, la Mujer Maravilla, quien fue creada durante la Segunda Guerra Mundial, también se enlista en su lucha contra el nazismo.

Fue concebida como un ícono feminista, anticipando el movimiento feminista de 1960, que a su vez tuvo un génesis con la publicación de otra escritora judía: “La mística femenina” de Betty Friedan (1963). La activista Gloria Steinman, quien tenía un padre judío, colocó a la Mujer Maravilla en su revista feminista “Ms. Magazine” en 1971 y la artista Dara Birnbaum (también judía) creo el video de 1979 que hizo popular a este personaje.

Algunos de los conceptos que se manejan en el judaísmo se pueden observar en la forma que la Mujer Maravilla se comporta. Ella es altamente ética, busca curar un mundo fracturado, a lo que se le llama en el judaísmo tikkún olam y se adhiere a un código de decencia, conocido en idish como mentshlekhkeyt. Es una mujer ética, honorable y un ejemplo de justicia.

Finalmente, en estos días su desarrollo ha cerrado un ciclo. Creada por judíos, el personaje de orígenes griegos es interpretado por una artista israelí. Su identidad judía interna se vuelve explícita en la persona que la actúa. Finalmente es un ejemplo de “una mujer de valor”, o en otras palabras de una judía fuerte con actitud.

Escrito por Nathan Adams / Traducido por Enlace Judío
Fuente: Haaretz.