Llegó la mera mera época de verano, y con ella las interminables graduaciones paisanas (que hasta deben coordinarse entre sí para que los familiares puedan asistir a todas). Que la de tu sobrinita super tierna del Atid, el domingo en la mañana, que la de tu hija de prepa de la Tarbut, el lunes por la noche, que la del otro sobrino puberto de secundaria, el martes por la tarde en la Sefa y la de la sobrina de tu esposo, de primaria de la Idishe, el miércoles… o algo por el estilo. Lo que sí, es que en todas tuviste que llegar mínimo 45 minutos antes para apartar con un chal las sillas de toda la familia ¿a poco no?

LA MEIDELE

¿Cuáles son sus favoritas, las de kínder, primaria, secundaria o prepa? Pues cada una como que tiene su encanto ¿no?

Las de kínder, pues obvio, por tiernísimas; niños que ya son “glandes” (como pronuncian ellos) disfrazados de animales de granja o algo por el estilo, bailando de la manera más descoordinada posible. Te derrites de la ternura y las mamás (muchas de ellas ahora millenials) llore y llore porque sus hijos dejan la primera etapa de la escuela. Aunque al parecer eso de que las mamás lloren y lloren es una constante en las graduaciones de todas las etapas. Un gran plus de estas graduaciones es que casi no hay speeches o son muy breves.

En las de primaria los niños ya son más coordinados, aunque las niñas parecen las mamás de los niños porque siempre crecen antes y las parejas en los bailes o en el desfile del principio siempre se ven muy simpáticas… parte del encanto. Nunca faltan los papás sobre-entusiastas que se la pasan la hora y media que dura la graduación gritando ¡Échele Pepe! o ¡Esa es mi hija! muy al estilo Festival Aviv.

Las de secundaria siempre son más raras ¿no creen? Pues en lo único que están pensando los graduados, en plena pubertad, es en una combinación de que les urge irse a su viaje de Israel, y en qué mega oso están a punto de hacer enfrente de todos los familiares y amigos de sus compañeros en los bailes y obra que les montó la coreógrafa de la escuela y en si el niño o la niña que les gusta por fin los va a pelar. Y por si fuera poco, entre más avanzamos en etapas de la escuela, por alguna razón, la longitud de los speeches de directores, maestros y alumnos va en incremento.

Finalmente las de prepa son in-ter-mi-na-bles. Entre los extensos discursos del presidente de la sociedad de alumnos, el director general de la escuela, la directora de prepa, la coordinadora de yo que se qué, el niño con mejor promedio de la escuela, la niña que mejor habla de la generación y etc, etc. Luego que si el rezo de antes de la graduación, que si es video “super cool” que editó el chavo que “le sabe” a eso de las computadoras en donde cada niño de la generación habla sobre su mejor experiencia en la escuela, la pasada de cada alumno por su diploma (acompañado del ¡Échele! de sus papás y de que el maestro de ceremonias repita por quinceava vez que por favor aplausos hasta el final), los himnos de la escuela, los llantos de las mamás de los graduados. Mientras que los chavos recién egresados de tercero de prepa solo pueden pensar: “¡Me urge irme de Ajshará!”