Enlace Judío México – Los estrechos lazos bilaterales no se basan en marcadores tradicionales como el comercio y la política sino en las proezas innovadoras de Israel, que se han convertido en un valioso activo diplomático. Desafortunadamente, Israel corre el riesgo de perderlo.

DAVID ROSENBERG

No muchos israelíes saben que el primer ministro hindú Narendra Modi visitará Israel la próxima semana, y los que se han enterado deben preguntarse por qué.

Además de ser un gran importador del petróleo saudita e iraní, la India no es un jugador en Medio Oriente. El comercio de la India con Israel no sólo es insignificante, sino que ha ido disminuyendo. La suma total de las inversiones hindúes en Israel es equivalente a una sola ronda de recaudación de fondos de tamaño moderado para una empresa startup. Modi tampoco tiene votantes judíos en casa.

Sin embargo, el primer ministro hindú no sólo visitará Israel por dos días, sino que no se molestará en pasar por la Autoridad Palestina.

Pero tal vez sería más justo decir que el líder hindú tampoco visitará Israel, sino más bien la Nación Startup.

Guerra fría con Pakistán

Al igual que China, la India considera al Estado judío como un socio valioso debido a la tecnología y la innovación que puede proporcionar. Y eso es parte de un fenómeno más amplio de poder intelectual en el que emerge como activo importante en la política a nivel mundial, tomando su lugar al lado de la defensa, la economía y el poder de la cultura y los valores.

En ese sentido, Israel es una fuerza que hay que tener en cuenta. Como dijo el primer ministro Benjamín Netanyahu a principios de este año, “Esto es lo que nos identifica como un actor importante en el ámbito internacional, a pesar de nuestro tamaño”.

Hemos sentido el poder de la tecnología y la innovación en nuestras relaciones con China durante mucho tiempo. Las empresas chinas son grandes inversoras en alta tecnología israelí, y tal vez representan un tercio de los fondos que se invierten en las nuevas empresas. Las universidades israelíes y chinas han elaborado programas conjuntos. La tecnología israelí está siendo empleada en áreas como ciencias del cerebro, nanotecnología, impresión tridimensional, biomedicina, energías renovables, ciencias de la computación, envejecimiento de la población y ciudades inteligentes.

China tiene enormes problemas del uso del agua, la conservación de energía, el medio ambiente y la salud entre otros. Al mismo tiempo, se sabe que sus compañías no hacen más que ensamblar mercancías y copiar productos desarrollados en otra parte, además de convertirse en líderes tecnológicos por derecho propio.

En la India, la situación es un poco diferente, pero la esencia de sus relaciones con Israel es la innovación, al igual que China.

El primer problema de la India es la seguridad nacional y su guerra fría con Pakistán, y por años ha mantenido estrechos lazos en materia de defensa con Israel. Pero éstos se basan en la tecnología, no en el poder bruto, es decir, Israel no vende tanques y aviones, sino que proporciona asesoramiento sobre contraterrorismo y ha estado vendiendo armas de alta tecnología a la India.

Ahora los vínculos se centran cada vez más en el ámbito civil. El gabinete aprobó esta semana una serie de medidas y un presupuesto de 280 millones de shekels (80 millones de dólares) para la investigación conjunta y el desarrollo, principalmente en programas de tecnología hidráulica y agrícola. También se habla de aumentar las exportaciones en un 25 por ciento y de atraer a más turistas hindúes e incluso a los productores de Bollywood. Pero ese es un pequeño cambio comparado con la relación en materia de tecnología, que es la base de nuestra hermosa amistad.

La India está por detrás de China en cuanto a sus aspiraciones a nivel mundial, pero Modi es un nacionalista hindú, líder del mercado libre y de la tecnología y quiere ver a la India convertirse en una superpotencia económica mundial.

Incluso su célebre sector de alta tecnología se centra en la externalización de empresas extranjeras. Como el chino Xi Jinping, Modi reconoce que Israel puede ayudar a cambiar eso.

Fuga de cerebros

Para ambos países, los cerebros israelíes son importantes, pero Israel desea compartirlos.

No tenemos pretensiones de ser una gran potencia industrial. Pero una gran parte de nuestra tecnología avanzada, como autos sin conductor, está disponible para quien lo desee.

En materia de defensa, Israel se ha beneficiado porque está abierto a las empresas conjuntas y a la coproducción con las compañías hindúes.

Estados Unidos, otra gran fuente de innovación, teme que China obtenga tecnología crítica para los negocios, incluso por razones de seguridad, y también está reprimiendo a los contratistas de tecnología hindú.

Pero aquí volvemos al mismo problema de cómo asegurarnos de que la capacidad intelectual de Israel no descienda, porque si es así, no sólo perderemos el motor de la economía sino un valioso activo político. “Si no podemos innovar perderemos nuestra ventaja”, advirtió Netanyahu al tiempo que alababa la diplomacia tecnológica. “Y para innovar debemos tener un mercado libre”.

Por supuesto, un mercado libre es fundamental para asegurar un flujo continuo de nuevas empresas y tecnologías, pero muchos de los mayores avances de Israel, ciertamente en materia de defensa, han venido de las empresas estatales y del propio ejército. Los mercados libres no son lo primero ni lo último.

Lo que es realmente crítico es asegurar que haya suficientes técnicos e ingenieros (que faltan), que Israel tenga suficientes escuelas que impartan habilidades fundamentales (que no hay) y que fomente una cultura de pensamiento libre e independiente (que ciertamente muchos en el gobierno desaprueban, al menos cuando se trata de política).

La Nación Startup está haciendo su parte para fortalecer al país. Es el gobierno el que está dejando que se consuma el activo más valioso del Estado de Israel.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico