La fortaleza de Arumá, datada en la época del IIº Templo, apareció esta semana gravemente vandalizada a manos de palestinos.

P HUERGO CASO / ENLACE JUDÍO

Dvir Raviv, doctor en Arqueología por la Universidad de Bar Ilán, Israel, realizaba una visita  el pasado jueves con un grupo de estudiantes a las ruinas de la fortaleza de Arumá y descubrió que el lugar, que conoce muy bien porque su tesis doctoral versa sobre ese lugar, había sido vandalizado recientemente.

 

Una  vez más, porque no es la primera vez que el lugar es atacado y que se da parte a las autoridades locales de ello.

Para demostrarlo, basta comparar unas fotografías realizadas  por Dvir Raviv con unas semanas de diferencia: parte de la muralla sur de la fortaleza, con más de dos milenios en pie, había sido destruida a mazazos, dejando los restos desparramados en el suelo, como queriendo dejar bien claro que se destruyó por destruir, no por robar.

 

Arumá, al su de Samaria, que ya fue asentamiento cananeo conquistado por Josué, sólo se menciona una vez en el Tanaj, como el lugar de donde  reinó Abimelej, el hijo de Gideon el Juez. Por su situación estratégica en lo alto de una colina que domina antiguos caminos entre Shjém (Nablus) y Jericó , la fortaleza de Arumá formaba parte de una red de fortificaciones para defender de asedios samaritanos  al reino de la dinastía Hasmonea tras el fin del yugo helenístico sobre el Pueblo de Israel. Para ser más exactos, las fortalezas de esta zona fueron mandadas  construir por Alejandro Janeo

Sólo el año pasado en Samaria, donde está un cuarto de los 40.000 yacimientos arqueológicos de Israel en la actualidad, se detuvieron a cuatro bandas distintas de expoliadores arqueológicos, que proliferan en la zona para traficar con los artefactos expoliados vía Jordania y de Turquía a la venta de anticuarios europeos sin escrúpulos.

La magnífica  fortaleza de Arumá es muy conocida también por su diez grandes cisternas para recolectar agua mediante un acueducto del que sólo se conoce parte:  no son unos depósitos  tan enormes como los que se encuentran en la fortaleza de Masada, pero  sí son muy significativas. Admiten una capacidad de 15.000 metros cúbicos; las de Masada, 40.000-.

Actualmente, tras los Acuerdos de Oslo, se encuentra en zona “C” (control civil  palestino y control conjunto en las zonas de paso, es decir, los israelíes necesitan permiso de viaje para entrar y salir de esta zona)

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