Enlace Judío México – Este año la Asociación de Estudios Judíos de Latinoamérica (LAJSA, por sus siglas en inglés) celebró la XVIII edición de su conferencia anual, en las instalaciones de la Universidad Iberoamericana del 3 al 5 de julio. 

LAJSA sirve como red para investigadores que trabajan sobre temas afines pero que se encuentran geográficamente distanciados. Los miembros se mantienen en contacto a través del blog electrónico y tanto miembros como suscriptores incluyen importantes bibliotecas de investigación así como investigadores individuales y otros expertos en el campo.

El congreso contó con la presencia de representantes de México, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Costa Rica, Ecuador, Israel y Uruguay.

En el primer día del encuentro, sobre el tema “Dinámica y reconfiguraciones de la presencia judía en México”, Perla Aizencang Kane, investigadora de la UNAM, presentó la ponencia “El doble momento diaspórico: diáspora judía, diáspora israelí y vida trasnacional en el caso de migrantes israelíes que residen en México”.

Se calcula que más de tres mil israelíes viven en México. Esta población es heterogénea desde diferentes parámetros: status migratorio, ocupación, nivel de ingresos, lugar de residencia, procedencia regional, tiempo de residencia en el país, extracción social original así como nivel de religiosidad y origen sub-étnico.

Dada la complejidad de “ser israelí” y con la intención de dar cuenta de la diversidad, se dividieron en tres grupos para esta exposición: migrantes circulares, migrantes recurrentes y migrantes lineales.

Casi la mitad de la población encuestada cuenta con la nacionalidad mexicana y más de la cuarta parte cuenta con residencia permanente en el país. Hay una parte que cuenta con otra nacionalidad aparte de la israelí. Más de la mitad de los encuestados son hijos de migrantes. Casi la mitad se ha casado con hombres o mujeres mexicanas. Los israelíes que viven en México se relacionan en gran medida con la población local tanto judía como no judía.

Por lo general los grupos más fuertes son los jóvenes y los que tienen una educación superior son los que deciden migrar.

En el caso de la sub-etnicidad, la población ashkenazí aparece sobrerepresentada. La cultura opera como una vía para incorporarse a la sociedad de destino, como así también un elemento central para explicar la continuidad del grupo.