Enlace Judío México – En la perashá de esta semana, de Vaetjanán, aparece el rezo más conocido e importante del judaísmo, el Shemá. En él se ordena amar a D-os “con todo tu corazón, toda tu alma y todos tus recursos.” El rabino Osher Chaim Levene habla sobre este mandato divino y lo que implica el amor a D-os. Esperamos te guste.

Rab Osher Chaim Levene. Por el amor de D-os. Perashá de Vaetjanán

Uno de los mandatos toraicos que se pueden realizar en cualquier momento de la vida de una persona, incluso únicamente a través del pensamiento, es ahavas Hashem, el amor a D-os. Esto debe hacerse “con todo tu corazón, toda tu alma y todos tus recursos” (Deuteronomio 6:5).

La forma más elevada de alabar a la Divinidad, y la base de toda vida religiosa, es el amor a D-os.

Este amor rebasa al estudio de la Torá y la observancia de los mandamientos. Sin duda alguna, es la cualidad más valiosa que tiene un judío y es el servicio humano más grande que se puede ofrecer. Sin embargo, ¿qué significa “el amor a D-os”? y ¿cómo el hombre puede convertirse en una fuente de amor que fluye constante hacia su Creador?

Obras de literatura constantemente abordan las emociones del amor y cómo éstas definen las relaciones. Poemas y canciones han sido escritos para trasmitir expresiones de amor o amor perdido.

Pero, ¿qué es el amor?

En realidad, el amor escapa a una definición sencilla. Generalmente se describe como un sentimiento intenso que una persona siente hacia algún “sujeto”. Uno es atraído y se dedica a las cualidades, atributos, valores y esencia de ese otro. Para que el amor sea eterno, no puede estar dirigido o basado en elementos externos y efímeros como la belleza, la riqueza, el poder, etc. características que están destinadas a marchitarse con el tiempo.

Cuando existe un amor genuino existe la fusión del interior de un ser a otro. En efecto, el amado de una persona se convierte en el punto de referencia de su identidad. Esto lleva a un compromiso de por vida y un camino hacia el altruismo (los lingüistas éticos remarcan como la palabra “hav” “dar” se relaciona con “ahava,” “amor”) el que ama juega el rol del que da en lugar del que toma.

Alguien que está enamorado no puede pensar en nada más. Todos sus pensamientos, sin excepción, se dirigen hacia su ser amado. Está infatuado, le parece imposible alejarlo de su mente siquiera por un momento.

El amor de D-os ve al alma del hombre atraída apasionadamente por su esencia espiritual. Puede estar exiliada en este mundo y encasillada en un cuerpo físico, pero el alma anehela unirse a D-os.

El judío está apasionadamente enamorado de D-os. Tiene el mal de amor. Todos sus pensamientos y cada momento de su existencia están dedicados y enfocados hacia D-os. Gustosamente dedica cada fibra de su vida a la alabanza de su Señor y está dispuesto a dar su vida para santificar el nombre de D-os (Talmud Berajot 61b).

Su existencia se dirige únicamente a D-os, a la nación elegida y todo lo que rodea a su “Amado.”

Consciente de que no puede funcionar o vivir sin está relación, el judío se vuelve uno con su Amado. Sin embargo, este amor no se fundamenta en emociones irracionales. Es un asunto medido y bien pensado, son las convicciones de un hombre cuando intenta acercarse la magnificencia de Su Creación. Y se incrementa exponencialmente entre más el hombre entiende la deuda que tiene con D-os por haberle dado el regalo de la vida y toda la benevolencia que ha otorgado a sus criaturas.

Está expresión de ahava (amor) invita a la persona a convertirse en echad, uno con D-os. Las palabras “ahava” (amor) y “ejad” (uno) comparten el mismo valor numérico. Esto está encapsulado en el Shema – primero afirmamos que D-os es Uno, nuestro único D-os y continuamos con el mandato de “Amarás a D-os con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus recursos” (Deuteronomio 6:5). Y D-os es recíproco con nosotros al darnos Su amor.

Nuestro amor a D-os no es simplemente “otra” forma de amor. Es lo que define nuestra existencia e identidad.

El judaísmo es la forma más elevada de amor que surge del amor que tenemos a D-os y encuentra su expresión en el cumplimiento de las mitzvot.

Escrito por Rab. Osher Chaim Levene / Traducción Séfora
Fuente: torah.org