Enlace Judío México – KENNETH JACOBSON, SUBDIRECTOR DE LA ADL

Los ojos de la ADL están abiertos a este peligro y permaneceremos comprometidos de manera firme para hacer nuestro trabajo y para denunciar el antisemitismo y el odio en cuanto lo veamos.

La semana pasada, el The Jerusalem Post publicó dos editoriales atacando a la ADL y a su director nacional, Jonathan Greenblatt, por supuestamente alinearse a la izquierda.

La realidad es que estos dos críticos de antaño, contribuidores del JPost, Caroline Glick e Isi Leibler y su clase sufren de dos enfermedades: son selectivos en citar información acerca de lo que dice y hace la ADL y ven cualquier tipo de crítica de la derecha, incluyendo la de la legitimación del Presidente Trump de los blancos supremacistas, como ilegítima y como un signo de la extrema izquierda.

En el caso del acercamiento selectivo a las acciones de la ADL, convenientemente ignoran el continuo registro de la ADL en adherirse a su rol histórico como una organización de principios y no partidaria que enfrenta a los fanáticos y a los bullies, a los extremistas y a los radicales, y siempre denunciando el antisemitismo y el odio sin importar cual sea su fuente. Y aún, es importante tener bien los hechos, y aquí algunos de los ejemplos:

Hemos condenado fuertemente el antisemitismo y la deslegitimación de Israel desde la izquierda: incluso renunciando a la plataforma del Movimiento por Vidas Negras por haber cargado contra Israel con “genocidio”, entre otros crímenes; hemos denunciado a la Marcha Lésbica de Chicago por haber prohibido una Estrella de David y su condenación al sionismo; hemos rechazado la posición de la organización Jewish Voice For Peace por alinearse con el líder supremacista Richard Spencer al comparar el supremacismo blanco con el sionismo.

Hemos condenado públicamente los puntos de vista ofensivos y problemáticos de Linda Sarsour sobre Israel, su apoyo al BDS y el nexo entre el sionismo y el feminismo. Su argumento de que uno no puede simultaneamente ser un sionista y un feminista es muy ofensivo, como nuestra directora en Israel, Carole Nuriel, ha señalado.

De hecho, bajo Jonathan Greenblatt, la ADL ha hecho una de sus prioridades el combate contra la deslegitimación de Israel. Jonathan Greenblatt ha enfatizado que la lucha contra el BDS es el frente de la linea de batalla. El liderazgo entero en la ADL cree que el BDS es una forma de antisemitismo que debe ser contrarrestada de manera efectiva. Bajo el liderazgo de Jonathan Greenblatt, la ADL está enfocando más recursos que en ningún otro punto previo en la historia de esta cuestión.

La ADL continua denunciando el antisemitismo en cualquier manifestación, sea en el festival supremacista de la última semana en Charlottesville o si proviene de dos imanes de California.

Y no olvidemos que en su primera semana como cabeza de la ADL, Greenblatt públicamente se posicionó en contra del Acuerdo Nuclear, una prioridad en la administración de Obama que puso a la ADL en conflicto con la Casa Blanca y casi con todo el liderazgo Demócrata en el Congreso.

La imaginación no da para considerar cuán crítico el Presidente demócrata y el Partido Demócrata puede ser visto como el operador de un operativo del Partido Demócrata. Sin mencionar la denuncia de Greenblatt de los problemáticos comentarios del republicano Keith Ellison sobre Israel, cuando competía por el liderazgo del Comité Nacional Democrático.

Así que la pregunta no es por qué la ADL no está denunciando los problemas que vienen de la izquierda, que, como he demostrado, lo hemos hecho, sino por qué nuestros críticos de la derecha se niegan a dirigirse a los problemas reales que vienen de la derecha.

Charlottesville es el último y uno de los más sorprendentes ejemplos de este fenómeno. Es un claro caso del odio racial y el antisemitismo que advirtió el inequívoco liderazgo del Presidente Donald Trump. Y él, como sus antecesores de ambos partidos, no solo falló en el momento, sino que además le dio socorro a los grupos supremacistas blancos para que continuaran.

Pero, algunos de la derecha, incluyendo quienes respaldan a Israel, racionalizaron esta conducta. Esto pone un gran problema que algunos en la derecha tienen que ponderar: ¿acaso el apoyo a Israel exime del fanatismo y el antisemitismo?

En el punto de vista de la ADL, es inmoral y sumamente contraproducente no estar en contra del odio que viene de individuos que puedan estar argumentando estar del lado de Israel. Durante la campaña, Donald Trump se enfrascó en estereotipar a diferentes grupos, sin enfocarse a los judíos, pero al final esto envalentonó a los antisemitas.

Hemos visto los resultados: un incremento significativo en los incidentes antisemitas y un nuevo empoderamiento de supremacistas blancos y los neonazis. En Charlottesville, hemos oído cantos de antisemitas portando antorchas diciendo: “los judíos no nos reemplazaran” que traen a la mente memorias de un terrible pasado.

Que el presidente sea un gran amigo de Israel todavía queda por decidirse. Pero incluso si sí lo es, ha dejado libres a las fuerzas que son inmorales, malas para EE.UU., malas para el mundo y para el pueblo judío.

Hay problemas reales para los judíos y para otros tanto de la derecha como de la izquierda. Glick, Liebler y sus amigos puede seleccionar indistintamente lo que quieran de los registros de la ADL, y cegarse a la inmoralidad y al odio que actualmente está corriendo a través de las venas del país.

Los ojos de la ADL están abiertos a este peligro y permaneceremos comprometidos de manera firme para hacer nuestro trabajo y para denunciar el antisemitismo y el odio en cuanto lo veamos.

Fuente: The Jerusalem Post