Enlace Judío México – Cuando se habla de la luz en la Torá y el Tanaj (Antiguo Testamento) generalmente no sólo se habla de la luz física que usamos para ver las cosas en este mundo. Sino de la luz espiritual, aquella fuente que nos acerca a D-os y al conocimiento profundo de las cosas, que trae alegría y acerca al hombre a la trascendencia. De esa luz surge la Creación y es la luz verdadera que ilumina al hombre. Los siguientes midrashim (relatos) nos hablan de ella.

I

“D-os vio que la luz era buena; y D-os la separó” (Gen 1:4)

Rab. Eliezer dijo:
A través de la luz que D-os creó en el primer día, era posible ver de un extremo del mundo al otro extremo del mismo. Pero tan pronto como vio a la generación del Diluvio que sería creada y a la generación que se dispersó por la tierra, vio su conducta depravada y escondió Su luz de ellos.

¿Para quiénes fue reservada esta luz? Para los justos que vendrían en tiempos venideros, tal como un rey guarda su tesoro, y lo separa para dárselo a su hijo. Y ¿dónde la escondió? En el jardín del Edén.

II

“Y hubo tarde y hubo mañana, un día” (Gen. 1:5)

Las Escrituras no dicen: “Que haya tarde”, sino “hubo tarde”. Por ello, podemos aprender de aquí que el tiempo existía desde antes de la Creación.