Enlace Judío México – Estamos acostumbrados a pensar que aquel que se viste con ropas elegantes es arrogante, mientras que aquel que se viste con ropas pobres es humilde. Sin embargo, las apariencias engañan, la siguiente historia nos muestra la imagen de un gran rabí que a pesar del mundo que lo rodeaba, podía conservar su humildad. Esperamos les guste.

Cenizas

Antes de su viaje a Tierra de Israel, Rabí Menajem Mendel visitó al gran discípulo del Rabí de la Buena Fama, en una carroza arrastrada por tres caballos, lo que provocó el enojo de los jasidim del lugar, acostumbrados por el ejemplo de su maestro a una vida sencilla. Cuando se dirigió luego a la casa del tzadick, sin sombrero ni cinturón, y con una larga pipa en la boca, esperaron todos que rabí Jacob Josef, de cuya irascibilidad se contaban mil historias, demostrase al huésped el disgusto que le producía su conducta. Pero el maestro lo recibió en el umbral de su casa con grandes demostraciones de afecto, y pasó con él varias horas en entretenida charla. Partido Rabí Mendel, los discípulos preguntaron al rabí de Polnoy:

– ¿Por qué ese hombre ha pisado vuestra casa sin sombrero en zapatos de hebillas de plata, y fumando una larga pipa?

El justo repuso:

– Un rey que salió a la guerra escondió sus tesoros en lugar seguro; pero las perlas valiosas, que su corazón prefería, ocultólas aparte, bajo un montículo de cenizas, pues sabía que allí no las buscaría nadie. Así ha escondido rabí Mendel su gran humildad – para que las fuerzas del Mal no la toquen – bajo la ceniza del orgullo.

Fuente: Raíces