Enlace Judío México.- La comunidad judía celebró ayer la Tefilá por Chile, que tradicionalmente se realiza en septiembre. El acto litúrgico, que tuvo lugar en la Sinagoga de la Comunidad Israelita Sefaradí, contó con la asistencia de la Presidenta Michelle Bachelet, además de autoridades políticas y religiosas del país.

“Es un honor y una alegría poder ser parte, una vez más, de esta Tefilá por Chile. Agradezco a la Comunidad Judía de Chile por la invitación para unirnos en una misma expresión de anhelos y buenos deseos para nuestra patria”.

Con estas palabras, la Mandataria Michelle Bachelet, inició su discurso durante su participación en la ceremonia donde agradeció a la comunidad judía su activa participación y aporte al proyecto de ley que envió el Gobierno al Congreso, que tipifica como delito la incitación a la violencia y el odio.

La ceremonia de reflexión se realiza en el marco del mes de Elul, el último mes del calendario hebreo, que antecede al mes de Tishrei en el que tienen lugar las “altas fiestas”, entre las que se incluyen el Rosh Hashaná, año nuevo judío (próxima semana), donde es costumbre desear un año dulce y luego Yom Kipur, Día del Perdón. Entre ambas fiestas se realiza un profundo ejercicio de introspección.

“Nuestra historia es la historia de millones de hombres y mujeres, que a lo largo del tiempo han construido desde sus respectivas experiencias e historias personales esta casa común, este techo que nos cobija”, comentó la Gobernante y destacó que “para ese futuro común que anhelamos, donde los valores de la libertad, de la esperanza y de la paz se mantienen vivos, es indispensable reivindicar y defender el valor de lo plural, de la inclusión y del respeto”.

La mandataria agregó: “Como Uds., creemos en un Chile mejor, en un Chile más respetuoso y amable, porque cada persona, independiente de su procedencia, origen étnico, creencia, religión o género, suma a la riqueza de nuestro país. Esa diversidad supone garantizar la integridad de sus componentes evitando expresiones de odiosidad, incomprensión, discriminación e intolerancia. Somos una misma patria que debe crecer en diversidad y respeto”.

Por su parte, el presidente de la Comunidad Judía de Chile, Shai Agosin, señaló en su intervención: “Queremos agradecer a la presidenta Bachelet por cumplir con su compromiso y dar un paso decisivo para la convivencia armónica de nuestro país, al firmar y enviar al Congreso el Proyecto de Ley que tipifica la Incitación a la Violencia. Actualmente, cobra especial relevancia para dar garantías para que mujeres, hombres, cristianos, judíos, musulmanes, inmigrantes, indígenas y la diversidad sexual, entre tantos otros grupos, sigamos aportando desde nuestras diferencias, respetándolas y entendiendo que en ellas está nuestro mayor valor”.

Además, el líder comunitario se refirió a los principales problemas que afectan al país y temas contingentes como la inmigración: “Según el informe Coyuntura Económica en América de la Cepal y la OIT, Chile es el país de Latinoamérica donde más han aumentado los inmigrantes en los últimos años. Debemos preocuparnos de que los recién llegados tengan un trato digno e igualitario -como les sucedió a nuestros antepasados-, sin embargo, el último tiempo no ha sido la tónica. Muchos olvidan que esa diversidad fue un factor clave para alcanzar la independencia como país que celebramos en estos días. Inspirémonos en ello y trabajemos por un país inclusivo, respetuoso de las diferencias y abierto a la deliberación”, dijo.

En tanto, Daniel Zang, rabino de la Sinagoga de la Comunidad Israelita Sefaradí, donde se realizó el acto, aseguró: “La Tefilá nos permite la individuación del ser humano, con su capacidad de aportar desde su diferencia y especificidad, al tramado multicolor de una sociedad pluri-cultural”.

En esa línea, y como Tefilá significa precisamente oración, Zang y sus pares realizaron peticiones por la inclusión, convivencia, libertad, solidaridad, bien común, infancia, esperanza, medioambiente y diálogo interreligioso.

Posteriormente, con el objetivo de realizar una oración ecuménica, los representantes de los diversos credos presentes subieron al pulpito. La liturgia, que duró aproximadamente una hora, finalizó con el toque del Shofar.