Enlace Judío Mexico.- La amenaza proveniente del eje Irán, Siria, Hizbalá y Hamás, no es un invento de la derecha israelí, sino una realidad. La capacidad de Israel de hacer frente a esa amenaza, cualquiera que sea el gobierno israelí que esté en el poder, depende de fuerzas internacionales. Éstas estarán influidas, como lo han estado en el pasado, por la actitud de los judíos del mundo, particularmente de los judíos de Estados Unidos, hacia Israel. Sin su apoyo, el Estado de Israel no se hubiera establecido, y no podría existir sin ese apoyo también ahora.

YEHUDÁ BAUER

La política del gobierno israelí hacia las corrientes no ortodoxas del judaísmo, que representan al 90% de los judíos norteamericanos, amenaza la conexión que ellos tienen con Israel y tiende a debilitar ese nexo a tal grado
que engendra apatía y rechazo a actuar en favor de Israel, aun durante una crisis. Puesto de manera simple, la política del actual gobierno de Israel está poniendo en peligro la existencia de Israel.

La culpa no debe ponerse en los partidos ortodoxos. El futuro de Israel no está entre sus intereses, primero que nada, porque ellos consideran que en todo caso el futuro está en manos del Todopoderoso; en segundo término, porque los principios ultra-ortodoxos están por encima de intereses diplomáticos, económicos o sociales.
Así que esos partidos no poseen un interés fundamental en el futuro del pueblo judío a menos que se refiera a esa pequeña minoría ultra-ortodoxa. Todo lo demás no es de interés para ellos.

Los trece miembros ultra-ortodoxos de la Knésset -no una pequeña minoría en el Parlamento de 120 bancas- se han aliado con su socio en la coalición, el partido Habayit Hayehudí, un partido religioso sionista en posesión de ocho
bancas, con un presunto sesgo secular representado por la ministra de justicia Ayelet Shaked. Habayit Hayehudí rechaza al judaísmo no ortodoxo, pero al mismo tiempo no quiere escindirse de la mayoría del pueblo judío. Habayit
Hayehudí está ocupado con cosas más importantes. Por su parte, la oposición en la Knéset no puede influir sobre la política suicida del gobierno. Y la mayoría dentro de la coalición gobernante -Likud,

Israel Beitenu y Kulanu -no pueden ver más allá de sus narices. El primer ministro Netanyahu está concentrado en Irán, en el presidente Trump y en las investigaciones criminales que él, Netanyahu, está enfrentando. El pueblo
judío es así un sujeto marginal que constituye material adecuado para slogans. Netanyahu no tiene interés real en los judíos del mundo. Ellos han sido idiotas útiles hasta ahora y ciertamente continuarán siéndolo, o aparentemente
así es como su pensamiento lo capta. Pero eso sería un error, tal vez un error fatal.

Una carta sobre el pluralismo judío enviada la semana pasada a primer ministro israelí por siete miembros judíos demócratas del senado de Estados Unidos debería servir como advertencia. No hay garantía de que Estados
Unidos tenga siempre una administración republicana, y un cambio en el control partidario podría desembocar en el colapso de la relación actualmente vigente en Jerusalén.

Es verdad que el liderazgo de la mayoría del judaísmo norteamericano ha sido y continúa siendo débil ante los gobiernos israelíes, pero a diferencia de lo que ocurre en Israel, ese liderazgo no expresa necesariamente los
verdaderos sentimientos del público judío de allá. Los judíos norteamericanos no tienen que hacer nada para expresar sus opiniones. En cambio, ellos se pueden simplemente alejar de cualquier interés por Israel. “¿No nos quieren?
Pueden decir los judíos norteamericanos sobre Israel. “Que vivan y les vaya bien. Que Israel se cuide a sí mismo”.

Por lo visto la mayoría de la coalición gobernante en Israel y la oposición no entienden nada.

Publicado en Haaretz, 26 de septiembre, 2017.

Yehudá Bauer es profesor emérito del Avraham Harman Institute of Contemporary Jewry at Hebrew University. Fue director de Yad Vashem de quien es asesor académico, y es autor de múltiples publicaciones relacionadas con la historia de la Shoá y del antisemitismo.