Enlace Judío México.- Los palestinos no quieren a los enviados del presidente estadounidense Donald Trump para el Medio Oriente. ¿Por qué? La respuesta — que ellos hacen es cegadoramente clara: es porque son judíos.

BASSAM TAWIL

En la perspectiva, todos los tres enviados — Jared Kushner, Jason Greenblatt y el embajador ante Israel, David Friedman, no pueden ser negociadores honestos o representar los intereses estadounidenses porque, como judíos, su lealtad a Israel sobrepasa, en la opinión palestina, a su lealtad a Estados Unidos.

¿Suena como antisemitismo? Sí, y tales presunciones ofrecen más evidencia de los prejuicios e ideas equivocadas palestinas. Los palestinos dan por hecho que cualquier judío que sirve en el gobierno de EE.UU. u otros gobiernos alrededor del mundo deben ser tratados con sospecha y desconfianza.

Además, los palestinos no dudan en transmitir esta opinión.

Consideren por ejemplo, el reciente escándalo palestino por declaraciones hechas por Friedman en una entrevista con el diario israelí Jerusalem Post.

Una frase que dijo Friedman durante la entrevista ha atraído fuertes condenas de los palestinos y algunos otros árabes. Según el Jerusalem Post: “La izquierda, explicó , es descripta como creyendo que sólo si terminara la ‘presunta ocupación’ Israel se volvería una sociedad mejor.”

Específicamente, fue el uso del término “presunta ocupación” el que provocó que los palestinos lancen una campaña de difamación contra Friedman — una que incluye referencias a que es un judío tanto como a que es un partidario de Israel. Esto, en lo que concierne a los palestinos, es suficiente para descalificarlo para desempeñarse como Embajador de EE.UU. ante Israel o para desempeñar cualquier rol como un mediador honesto y justo en el conflicto israelí-palestino.

Un analista político con vínculos estrechos con el liderazgo de la Autoridad Palestina (AP) en Ramala llamó a quitar a Friedman de su puesto.

Comentando sobre la entrevista con el embajador estadounidense, el analista político palestino Omar Hilmi Al-Ghoul escribió: “David Friedman es conocido por el pueblo y liderazgo palestinos como un espantoso colonialista sionista que provoca repulsión.” Al-Ghoul pidió al Presidente Trump volver a convocar a su embajador ante Israel y que ordene al Departamento de Estado comenzar a buscar un reemplazo. Él dijo que los palestinos “tienen el derecho” a exigir la remoción de cualquier embajador o enviado que “transgreda los protocolos diplomáticos.”

La opinión del analista político refleja la opinión de muchos funcionarios de alto rango de la Autoridad Palestina.

Estos funcionarios, sin embargo, o son reticentes a transmitir sus opiniones en público, por temor a que divulgarlas crearía una crisis con el gobierno de EE.UU y terminaría el dinero que bombea EE.UU. dentro de la AP. En privado, muchos funcionarios palestinos en Ramala han estado expresando preocupación y enojo con la elección de judíos por parte del Presidente Trump como sus principales asesores y enviados en el conflicto israelí-palestino.

Esta vez, la Autoridad Palestina no pudo abstenerse de expresar su indignación con el uso de la frase “presunta ocupación” por parte del embajador de EE. UU. Alejándose de la política oficial de la AP de no lanzar ataques personales contra el Presidente Trump y sus representantes, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la AP criticó duramente a Estados Unidos por “encubrir la ocupación y cubrir las violaciones y crímenes [israelíes] contra los palestinos.”

El ministerio también denunció a Friedman por asistir a una boda en un asentamiento judío en la Margen Occidental en mayo pasado, y por participar en las celebraciones israelíes conmemorando el 50o aniversario de la reunificación de Jerusalén.

La ciudadanía israelí parece también ser una línea roja para los palestinos. Ellos anteriormente también habían criticado duramente a Friedman después de informes de que su hija había obtenido esa ciudadanía. Para ellos, esto fue prueba adicional del “sesgo” del embajador estadounidense en favor de Israel, gracias a su identidad judía.

Los sitios web noticiosos y redes sociales árabes también acumularon desprecio contra Friedman por su posición pro-Israel y por ser un judío, aquí, por ejemplo, Friedman es llamado un agente de bienes raíces debido a su apoyo a los asentamientos judíos y como alguien que tiene influencia sobre el Presidente Trump.

¿Teoría de conspiración? Estos comentarios, que son comunes entre palestinos y árabes, son reminiscentes de la teoría de conspiración que los judíos controlan a los Estados Unidos y al mundo. Friedman es descripto como un judío que afecta las decisiones del Presidente Trump. En otras palabras, según los palestinos y árabes, las políticas de EE.UU. son determinadas sobre la base de lo que algunos judíos influyentes murmuran en los oídos del presidente de EE.UU. en vez de sobre los intereses estadounidenses o internacionales.

Se han hecho acusaciones similares contra administraciones anteriores de EE.UU., tanto republicanas como demócratas. Henry Kissinger, Dennis Ross, y Martin Indyk son sólo algunos de los judíos durante las últimas décadas que han sido acusados por los palestinos y árabes de haber desempeñado un rol importante en el proceso de toma de decisiones de Estados Unidos.

Los judíos a menudo son nombrados como siendo parte del lobby sionista y un grupo de presión en EE.UU que trabaja para influenciar la política de Washington para asegurar que sea pro-Israel.

No hay, por supuesto, nunca ninguna mención al poderoso lobby petrolero árabe.

Cuando los enviados del Presidente Trump, Kushner y Greenblatt, visitaron Ramala el mes pasado, los palestinos llevaron a cabo una protesta en la ciudad contra el “sesgo” de EE.UU. en favor de Israel. Uno de los manifestantes sostenía un cartel mostrando a Kushner atado a una correa por una mujer rubia (aparentemente su esposa, Ivanka) quien está vestida con una bandera israelí. Traducción: Kushner es un títere en las manos del “lobby judío.” Otro cartel cargado por los manifestantes exhibía una foto del Presidente Trump con un niño palestino arrojando un par de zapatos a su cabeza. La nota al pie: “Sucio Trump, nuestros prisioneros y mártires no son terroristas.”

La protesta en Ramala, la cual fue organizada por las Fuerzas Nacionales e Islámicas, una alianza de activistas de base que representa a distintas facciones palestinas, incluida la facción gobernante Fatah del Presidente Mahmoud Abás, no podría haber tenido lugar sin una luz verde del liderazgo de la Autoridad Palestina.

Abás no es conocido particularmente como un defensor de la libertad de expresión; cualquiera que ose criticarlo se encuentra tras las rejas. Justo la semana pasada, Abás ordenó el arresto de dos palestinos, un periodista y un activista, quienes osaron criticarlo en público. Cualquiera que quiera llevar a cabo una protesta en Ramala necesita el permiso previo de Abás y sus lugartenientes, sin importar el tema de la protesta.

Los oficiales de la seguridad de Abás no fueron ciegos al cartel antisemita levantado por los manifestantes contra Kushner. De hecho, los oficiales de la inteligencia palestina desplegados en el lugar fueron los mejores testigos de esta exhibición de odio contra un representante estadounidense debido a su religión. Tales protestas, sin embargo, están bien para el liderazgo de la AP en tanto no estén dirigidas contra Abás o alguno de sus asistentes principales.
Cada una y todas las veces que Kushner y Greenblatt se reúnen con funcionarios palestinos, alguien en Ramala nos recuerda que son judíos y que ellos por lo tanto no pueden desempeñarse como negociadores honestos.

Aquí está lo que tuvo para decir Faisal Abu Khadra, otro analista político palestino, en el diario semi-oficial palestino Al-Quds:
“La capacidad de Trump y su administración de ejercer presión sobre Israel es limitada actualmente. Trump está rodeado por un grupo de sionistas extremistas. Incluso en su familia, Trump tiene judíos extremistas, lo que pone en cuestión su capacidad de poner presión sobre Israel. Es difícil ver cómo Kushner y Greenblatt podrían lograr un avance hacia la paz.”

Entre otras acusaciones que los palestinos han elevado contra Kushner y Greenblatt está la afirmación que cuando los enviados llegan para reunirse con los líderes palestinos, ellos repiten como loros las posiciones del gobierno israelí, y no de EE.UU. Según los palestinos, los dos enviados estadounidenses parecen haber respaldado totalmente las posiciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en lugar de representar los intereses de Estados Unidos. ¿Por qué? Porque son judíos, y como tales, su lealtad es hacia Israel antes que hacia Estados Unidos.

Tal vez esta visión es una proyección de lo que muchos musulmanes harían si las circunstancias fueran al revés.

Los palestinos y otros árabes, por lo tanto, ven y juzgan a los emisarios del Presidente Trump según su religión, no sus posiciones como representantes auténticos de su propio país, Estados Unidos.

Lo que estamos presenciando realmente es la búsqueda interminable de excusas por parte de la Autoridad Palestina y su presidente, Mahmoud Abás, para no comprometerse en conversaciones de paz con Israel.

 

 

*Bassam Tawil es un musulmán radicado en el Medio Oriente.

 

Fuente: Gatestone Institute

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México