Enlace Judío México.- La película que abrió este festival es Last Flag Flying del director Richard Linklater, la pieza central es Wonderstruck de Todd Haynes y la que cierra el festival es Wonder Wheel de Woody Allen. Pero la cronista hablará más adelante de ellas porque para la prensa todavía no han sido exhibidas. Por lo pronto hablaremos de una comedia que tuvo mucho público de prensa.

NEDDA G. DE ANHALT
(Desde Nueva York en exclusiva para Enlace Judío).

Desde el punto de vista festivo, la película triunfadora es The Florida Project (EUA, 2017, 115m) dirigida por Sean Baker que finaliza por ser una glorificación chistosa de la chusmería estadounidense. ¿Cómo logra Baker esta atmósfera estridente de vivacidad y alegría? Por el uso de los colores y la presencia de unos sinvergüencitas plenos de vitalidad para realizar las travesuras más clásicas de su repertorio. Pero antes tenemos que explicar que viven en un hotel pintado de rosa con sus puertas moradas. El encargado de imponer ley y orden será Willem Dafoe. A él le corresponderá estar atento de las cámaras de vigilancia; que no fumen dentro de las habilitaciones y todo tipo de menesteres para el mantenimiento del hotel. Cada habitación contiene un núcleo familiar diferente del otro porque en ese lugar hay un surtido rico de migrantes, madres solteras y una corte de chiquillos que se sienten los reyes del mundo vagando por lugares donde la hierba crece a su antojo. A una mujer curvilínea con pelo azul y tatuajes por todo el cuerpo le preguntan: ¿señora, todos esos niños son suyos? Y ella contesta -no, si, ya los heredé gracias a mi hija que a sus trece años me hizo abuela. La película es un festival continuo con esos granujas exuberantes de energía, de gritos y groserías, de todo tipo de malacrianza tanto de los niños como de los propios adultos. Pero toda fiesta llega a su fin y aquí la película se vuelve una parábola interesante para las nuevas generaciones estadounidenses. Estos niños tienen más solidaridad con sus amiguitos que con su familia biológica. El proyecto Florida es, precisamente, el escape a una realidad para seguir viviendo en un mundo de irresponsabilidad e inconsciencia.

Otra comedia, la de Noah Baumbach, The Meyerowitz Stories (New and Selected) (EUA, 2017, 110m) también tuvo aceptación en el público. Tenía que ser así porque estas son historias típicamente neoyorquinas. En más de un sentido Baumbach parecía un alter ego de Woody Allen al centrarse en las relaciones familiares, en el uso de una verbalidad potente de los protagonistas; en mostrar nostalgia por las melodías del pasado. Dicho lo anterior, con esta nueva película Baumbach toma distancia de Woody Allen y nos ofrece un filme completamente suyo; emotivo, vibrante y alejado ya del cinismo, sarcasmo y los brillantes juegos lingüísticos de Allen.

Baumbach contó con un elenco magnífico. Dustin Hoffman como el egocéntrico abuelo de esta familia disfuncional. Casado cuatro veces, aunque él diga que solamente tres porque el primero fue anulado, lo único que ha creado es una serie de conflictos entre los hijos (Ben Stiller y Adam Sandler) de sus diferentes matrimonios. Uno de ellos (Adam Sandler), impulsivo, malhablado pero muy devoto hijo y a la vez devoto padre. El otro (Ben Stiller) es un exitoso empresario pero que se siente inseguro. Y es que este patriarca, que además, es artista y ha creado unas esculturas muy interesantes, trae a todos en jaque. Su entrada al hospital provoca un cisma familiar con abrazos y peleas y una vez más peleas y abrazos. La cronista dijo antes que esta es una típica película neoyorquina y, sí lo es, sin embargo, es al mismo tiempo un tema universal.

En la conferencia de prensa que se llevó a cabo en el Teatro Walter Reade y Amy Taubin fue la entrevistadora, Baumbach declaró que más que una comedia, esto es un drama. También agregó que estaba muy agradecido por el trabajo de sus intérpretes, pues faltaría agregar las actuaciones de Emma Thompson, Elizabeth Marvel y Grace Van Patten además de los antes citados Hoffman, Stiller y Sandler.

 

The Other Side of Hope (Finlandia, 2017, 98m) la película más reciente de Aki Kaurismäki prueba que este director finlandés sigue fiel a sus obsesiones e idiosincrasias. Siempre habrá una banda musical que toque melodías; siempre mostrará que los discapacitados, los mendigos, o sea, los marginados de la sociedad unidos pueden tener más fuerza que los racistas enloquecidos. Su cinematografía hecha de pocas palabras y de imágenes bien encuadradas triunfa porque contiene y secreta una sustancia impalpable llamada sentido del humor. Y lo más importante: en el cine de Aki Kaurismäki la humanidad no agoniza.

Continuará…