Enlace Judío México – Las dos décadas que han transcurrido desde el asesinato del ex primer ministro han afectado la reputación de Yitzhak Rabin. Estamos avergonzados y estamos borrando casi todo lo que se le hizo a un líder que contribuyó tanto a Israel.

EITAN HABER

Por lo que sé y puedo imaginar, sólo hubo una vez en su vida como primer ministro y ministro de Defensa que Yitzhak Rabin se vio en la necesidad de mentir y decir cosas que no eran ciertas.

Fue en el Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén, al final de la gira del entonces presidente estadounidense Bill Clinton a Europa. Vi la mirada suplicante en el rostro de Clinton, que sabía que ponía sobre los hombros del primer ministro israelí algo que Rabin consideraba totalmente inaceptable.

“Dame un minuto para pensar”, le dijo Rabin, y comprendí su necesidad de evitar decir una mentira. Había cientos de periodistas esperando en el auditorio para concluir el viaje del presidente de Estados Unidos a Europa, que entre otras cosas, tenía como objetivo lograr la paz entre Siria e Israel.

Rabin respondió, sin mentir. Tampoco reveló toda la verdad. Una de las cosas que dijo fue que él se responsabilizaba de sus acciones. Rabin asumió la responsabilidad de sus acciones en casi todos los temas. Rabin incluso se responsabilizó por cuestiones que no formaban parte de su responsabilidad.

Hoy, conmemoramos 22 años del asesinato del hombre que asumió la responsabilidad de todo. El hombre que hizo tanto como soldado y jefe del Estado Mayor de las FDI durante la Guerra de los Seis Días. El estadista que firmó un tratado de paz con el reino jordano y trató de lograr un acuerdo para poner fin a la eterna lucha entre palestinos e israelíes. El asesinato de Rabin, casi indudablemente, impidió la reanudación de las conversaciones de paz con los palestinos.

Sin embargo, debemos admitir que las dos décadas que han transcurrido desde el día del asesinato han afectado la reputación de Yitzhak Rabin. Ya estamos comenzando a pensar que no es coincidencia que los líderes de la nación no utilicen la palabra “asesinato” cuando hablan de la muerte de Rabin.

En el Partido Laborista, su propio partido, la palabra “asesinato” fue omitida en las invitaciones a la ceremonia conmemorativa. Incluso el sitio web del Palmaj afirma que Rabin “falleció”.

Los líderes están avergonzados de sí mismos, de su gente y de su país debido al asesinato. Estamos avergonzados y estamos borrando casi todo lo que se le hizo a un líder que contribuyó tanto a la seguridad del Estado de Israel. A partir de ahora, debemos decir: Yitzhak Rabin no fue asesinado en el cumplimiento de su deber, no fue primer mandatario ni ministro de Defensa, y murió al resbalarse con una cáscara de plátano en la calle. Las generaciones que recuerdan prefieren hacerlo de otra manera.

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