Enlace Judío México – En el judaísmo creemos que el mundo material es inseparable del mundo espiritual. La existencia física nos obliga a crecer espiritualmente, obliga a nuestra alma a superarse. Por ello, lejos de rechazar al cuerpo y buscar separarlo del alma, buscamos conocerlo, apreciarlo, dominar sus instintos y unirlo a nuestro espíritu; que se parte integral de quienes somos y del objetivo que perseguimos como judíos. Por eso cada mitzvá que hacemos utilizamos un elemento físico. En Janucá prendemos velas, en Pesaj comemos matzá, en Sucot construimos una casa con palmas y dormimos en ella y en Shabat celebramos con pan y vino. Y así como las comidas festivas de los días sagrados nos ayudan a impulsar el sentimiento de alegría y celebración, en días de luto o arrepentimiento ayunamos.

En todo el año judío hay seis ayunos obligatorios. Éstos se hacen por varios motivos, por un lado es un recuerdo de la tragedia ocurrida en ese día y por otro lado, el ayuno ayuda a entrar en un estado distinto dentro de los rezos, impulsa la introspección e incluso puede ayudar a la persona a llegar a otro estado de conciencia mientras medita. Sin embargo, de todos los motivos yo creo que el más importante es que genera una simbiosis entre el cuerpo, el alma y la mente. No sólo nos arrepentimos con nuestras emociones sino que ese arrepentimiento se materializa corporalmente, nos volvemos Uno con el día.

El próximo ayuno será el 10 de Tevet. En este día recordamos tres eventos trágicos: a) La traducción del Tanaj al griego, conocido en el mundo no judío como la Septuaginta, b) el sitio a Jerusalén y c) la muerte de Ezra el Escriba. Aunque sólo el sitio a Jerusalén ocurrió el 10 de tevet, la traducción del Tanaj ocurrió el 8 y la muerte de Ezra el 9, los Sabios instituyeron este día como el día designado para ayunar por los tres sucesos. A continuación daremos una breve explicación de qué ocurrió en cada caso.

10 de Tevet: sitio a Jerusalén

Durante años los profetas advirtieron a los judíos que si no enmendaban su camino la Presencia Divina dejaría de acompañarlos y ejércitos extranjeros podrían conquistar y destruir Jerusalén, la ciudad santa. Los judíos del momento no escucharon e incluso llegaron al exceso de matar a uno de los profetas.

Finalmente el día fatídico llegó el 10 de tevet del año 3336 desde la Creación (425 a.E.C.) el ejército babilonio de Nabucodonosor sitió la ciudad. 30 meses después en el 9 de tammuz las murallas, antes sagradas e impenetrables fueron penetradas y meses después, el 9 de av el Gran Templo fue destruido. Aunque el sitio en sí por si mismo no es motivo de pena, ya que no representa una derrota, sino el inicio de una batalla ayunamos este día porque en antaño fallamos en enmendar nuestro camino.

El sitio era una oportunidad que tenían los judíos para acercarse a D-os y corregir sus malos actos. Sin embargo, no hicieron caso del profeta Jeremías, quién les advertía la catástrofe que se aproximaba y continuaron con malos actos. Ello trajo consigo consecuencias funestas. El 10 de tevet inicio la catástrofe del Exilio babilonio.

8 de Tevet: traducción de la Torá al griego

En el año 3515 desde la Creación (246 a.E.C.) el rey Ptolomeo, quien llevaba 61 años intentando traducir la Torá, secuestró a 72 sabios reconocidos y los obligó a traducir la Torá del hebreo al griego. Cada uno fue incomunicado en una celda por aparte, sin mantener contacto con sus compañeros y por acción divina, según lo marca el Talmud, las 72 versiones resultaron ser idénticas. Palabra por palabra todos los sabios tradujeron de la misma forma. Hoy en día en el mundo no judío esa traducción es conocida como la Septuaginta en griego hace referencia al número 70.

Aunque en ese día ocurrió un milagro, el evento de la traducción es recordado como un día trágico. La lengua de D-os acaba de ser trasgredida; el resultado además abre al mundo entero un sinfín de interpretaciones erróneas y malentendidos surgidos a raíz de la traducción. Además, marcó el inicio de la asimilación de los judíos helenistas a la cultura griega.

9 de Tevet: muerte de Ezra el Escriba

Ezra el Escriba falleció el 9 de tevet del año 3448 desde la Creación (313 a.E.C.), 1,000 años después de que el pueblo judío guiado por Moisés había recibido la Torá en el Monte Sinaí.

Fue él quien lideró el regreso del pueblo judío a la Tierra de Israel una vez que había terminado el Exilio babilónico. Como cabeza de la Gran Asamblea canonizó el Tanaj; los 24 libros que comprenden la Torá escrita. También fue el quien legalizó una serie de leyes y prácticas, que aseguraron la perseverancia del pueblo judío hasta nuestros días.