Enlace Judío México.- En el informe de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre el desempeño del comercio mundial, publicado al final de septiembre pasado, se consigna que la estimación del crecimiento del volumen del intercambio mundial de mercancías se elevó a 3.6% para el 2017, frente a la estimación previa de 2.4% y un avance de solo 1.3% registrado en el 2016.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La OMC atribuye la mayor tasa de adelanto al repunte de las corrientes comerciales asiáticas en virtud del alza del tráfico intrarregional y a la recuperación de la demanda de importaciones en América del Norte, tras un estancamiento en 2016; no obstante, el Director General de la OMC, Roberto Azevedo, consigna “que existen riesgos para el buen desempeño del comercio relacionados con la posibilidad de que la retórica proteccionista dé lugar a la adopción de medidas restrictivas al comercio, con el preocupante aumento de las tensiones geopónicas mundiales y con el creciente impacto económico de los desastres naturales. Aunque difíciles de cuantificar, esos riesgos son muy reales. Por lo tanto, hay que atemperar el creciente optimismo con respecto al comercio con una saludable dosis de cautela. Por otro lado, el hecho de que el crecimiento del comercio esté ahora más sincronizado entre las distintas regiones de lo que ha estado en muchos años, podría hacer que la expansión actual se alimentara de su propio impulso. Ese resultado positivo sería más probable si los países siguen resistiendo las tentaciones del proteccionismo y trabajan con sus asociados en el marco del sistema multilateral para asegurarse de que los beneficios del comercio sean grandes y estén ampliamente distribuidos”.

El avance más dinámico en el mundo, sobre todo en China y EUA impulsó la demanda de importaciones, que a su vez movió el comercio entre países asiáticos, esta demanda se trasmitió a las cadenas de suministro regionales. En la mitad de 2017 la demanda de China se vio impulsada por un sólido crecimiento del sector industrial (de un 6.4% en términos reales en lo que va del año) y un crecimiento aún mayor del sector de los servicios (de un 7.7% durante el mismo periodo). Las condiciones financieras en Asia también mejoraron con respecto al primer trimestre de 2016, que había sido inestable, lo que contribuyó a reforzar la confianza de las empresas y los consumidores.

La recuperación parcial de los precios del petróleo en 2017 también parece haber ayudado en cierta medida a las inversiones estadounidenses, cuyo crecimiento, que se desaceleró abruptamente en 2016 –particularmente en el sector de la energía- repuntó en el primer semestre de este año. El contenido de importación de las inversiones tiende a ser mayor que el de otros componentes del PIB, por lo que una recuperación del gasto en este sector tendría previsiblemente una repercusión enorme en la demanda de importaciones.

De acuerdo a la OMC, no es probable que el rápido ritmo del crecimiento del comercio en 2017 se mantenga el año próximo por varias razones. En primer lugar, el crecimiento del comercio en 2018 no se medirá respecto de un año de referencia débil, como ha sucedido este año. En segundo lugar, se prevé que los países desarrollados endurezcan su política monetaria, ya que la Reserva Federal está aumentando gradualmente los tipos de interés y el Banco Central Europeo está tratando de abandonar progresivamente las medidas de flexibilización cuantitativa en la zona euro; ciertamente, los cambios podrían dar lugar a grandes variaciones en los precios y en los tipos de cambio que tendrían una influencia significativa en la estructura del comercio internacional.

En tercer lugar, es probable que China contenga la expansión fiscal y las facilidades de crédito para evitar un sobrecalentamiento de la economía también la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la negociación de acuerdos posteriores al Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea podrían desestabilizar el comercio mundial y regional.

Todos estos factores deberían contribuir a una moderación del crecimiento económico en 2018, que se situaría en torno al 3.2%. En este marco preocupa la creciente tensión geopolítica, muy especialmente en Asia, que podría tener consecuencias sumamente desfavorables para la economía mundial, que resulta difícil calibrar de antemano. Por último, los desastres naturales, como los huracanes que han afectado a EUA, podrían tener a corto plazo una repercusión significativa, aunque transitoria, en el comercio.

A más largo plazo, el desplazamiento del centro de gravedad de la economía china, en la que la industria pierde peso en favor de los servicios, podría afectar durante algún tiempo a la demanda mundial de importaciones. Los servicios generan una menor demanda de importaciones que la industria y su participación en el valor añadido en China ha aumentado del 43% en 2008 al 54% en la actualidad. Aunque este nuevo equilibrio puede hacer que las importaciones chinas se moderen, a largo plazo tales cambios deberían promover un crecimiento más sólido y sostenible.

Cifras de la OMC para el primer semestre indican que el volumen del comercio mundial se elevó 4.2% con respecto al mismo periodo del 2016. Las ventas de las economías desarrolladas subieron 3.1% y las de los países en desarrollo registraron alza de 5.9%; en cuanto a las importaciones crecieron 2.1% y 6.9%, respectivamente. Cabe destacar que América del Sur se mantuvo estancada; las exportaciones cayeron 0.7% y las importaciones solo aumentaron 1.0%.

En este contexto las exportaciones e importaciones de América del Norte aumentaron 4.9% y 3.9%, respectivamente en el periodo considerado. En Europa, las exportaciones adelantaron 2.6% y las importaciones 1.2%. Las exportaciones en Asia se acrecentaron 7.3% y las importaciones lo hicieron con mayor fuerza 8.9%, debido en gran parte a los fuertes aumentos observados en China.

En otras regiones, África, el Medio Oriente y la de la CEI (Comunidad de Estados Independientes) el avance de las exportaciones fue prácticamente nulo (0.2%) que se explica principalmente por el hecho de que la demanda de petróleo y otros recursos naturales ha tendido a ser muy estable. Por otra parte, las importaciones del conjunto de estas regiones adelantaron 2.5%, básicamente por la recuperación parcial de los precios de los productos básicos.

En el marco de la OMC, del 10 al 12 de diciembre del 2017 se llevó a cabo la Undécima Reunión Ministerial de esa organización en Buenos Aires Argentina “que dejó al descubierto su debilidad como instancia de coordinación global a raíz de la oposición de EUA al sistema de negociación multilateral y la desconfianza de otros países que mantienen políticas de protección para evitar el descontrol de sus economías”. Ciertamente, en la mayoría de los ámbitos no se logró que los miembros se pusieran de acuerdo.

El sistema multilateral del comercio, cuyo eje es la OMC, “tambalea” desde el 2008, cuando estalló la crisis de las hipotecas subprime que hundió a la economía mundial en una debacle. Se considera que la nueva posición proteccionista y en contra del sistema de negociación multilateral de EUA bajo la presidencia de Donald Trump terminó de lesionar al organismo.

Cuatro temas se destacaban como los más relevantes de la agenda de trabajo. El comercio electrónico, la intención de la mayoría de los países desarrollados, encabezados por EUA y con el lobby de las grandes empresas del sector, era introducir este tema en las negociaciones multilaterales. La idea era establecer una regulación laxa a nivel global que restringe la posibilidad de los Estados nacionales a aplicar políticas más estrictas de control en el sector. La declaración de comercio electrónico fue votada apenas por 46 de los 164 países integrantes, con la oposición de los africanos y de Japón.

Otro tema relevante era la regulación doméstica, que suponía que las normas de la OMC se apliquen no solo a las políticas nacionales sino también a nivel provincial y municipal. En este punto tampoco hubo avance. No hubo acuerdo en la eliminación de subsidios a la pesca ni en la facilitación de inversiones, “el mundo está convulsionado y encima después de Trump, la agenda de libre comercio está muy dañada”. La OMC ya no se ofrece como un foro de organismo, hay tres jugadores grandes: EUA, que a partir de esta ministerial quiere tener reglas propias; la agenda neoliberal de la OMC muy alineada a la Unión Europea y el tercer jugador es China, que empieza a hacer su propio juego.

Así, en medio del arduo debate entre los países proteccionistas y aquellos que promueven el multilateralismo, la cumbre de la OMC fracasó; los 164 ministros presentes no alcanzaron un consenso necesario para la firma de un documento final y solo se logró una declaración conjunta que apenas reúne el listado de expresiones aisladas de deseo para mejorar los flujos comerciales internacionales. La cumbre “fue la Crónica de un fracaso anunciado y el comienzo de un declive de la OMC como organismo con una razón de ser en el mundo”. El sistema multilateral de comercio está en entredicho. La OMC ya no se ofrece como un foro de libre comercio.