Enlace Judío México.- ¿Estados Unidos concederá una victoria estratégica a Rusia e Irán?

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

La cámara alta del parlamento ruso aprobó esta semana una extensión de 49 años en su base naval en el puerto sirio de Tartus, otra señal de las ganancias estratégicas de Vladimir Putin a partir de su intervención en la guerra civil de Siria. Cuando los últimos bastiones del Estado Islámico son derrotados en Siria, la gran pregunta es si Estados Unidos cederá la ventaja a Rusia e Irán y a su cliente Bashar Assad.

El Departamento de Estado confirmó hace poco que el Estado Islámico ha perdido el 95% del territorio que controló una vez en Irak y Siria, y se está lentificando el flujo de combatientes extranjeros dentro de Siria. Esas son las buenas noticias.

La mala noticia es que Assad permanece en el poder, a pesar de cerca de siete años de guerra civil y dos presidentes estadounidenses y secretarios de estado sucesivos que han pedido su expulsión. Las depredaciones del dictador sirio han matado a más de 400,000 civiles y desplazado a millones, y él aún está torturando, hambreando y asesinando a sus enemigos. El régimen ha pasado la mayor parte de este mes bombardeando el este de Ghouta, un suburbio de Damasco retenido por los rebeldes, a pesar de un cese del fuego proclamado que fue negociado por Rusia.

La administración Trump no ha desafiado a las fuerzas de Assad o rusas y a las respaldadas por Irán directamente en operaciones ofensivas. En su lugar, Estados Unidos ha tratado de volver a establecer la disuasión limitada para impedir que esas fuerzas empujen dentro de áreas controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que se oponen a Assad. El Presidente Trump bombardeó una base aérea siria después de un ataque con armas químicas en abril, y el ejército de Estados Unidos derribó un avión sirio que hizo incursiones dentro de áreas de las FDS. Eso está bien hasta donde llega pero no cambiará el equilibrio de fuerzas en Siria.

Trump se comprometió en octubre a revertir la influencia de Irán en el Medio Oriente, llamando a Teherán un “régimen fanático.” Lo que él haga en Siria mostrará si esas palabras fueron significativas, o un discurso para enmascarar una retirada estadounidense continuada del Medio Oriente cuando aumentan las tensiones entre Irán y los estados suníes del Golfo.

Una señal temprana será lo que decida hacer la Casa Blanca con las regiones controladas por las FDS, las cuales ahora son protegidas por la fuerza aérea estadounidense y aliada, similar a como las administraciones de George H.W. Bush y Clinton protegieron a los kurdos del norte de Irak en la década de 1990. Nuestras fuentes dicen que estas zonas seguras podrían ser mantenidas el tiempo suficiente como para reconstruir las instituciones civiles y para entrenar una fuerza lo suficientemente fuerte para desafiar las áreas retenidas por Assad. Eso puede llevar años, pero vale la pena el esfuerzo para impedir que Teherán consiga su objetivo de un puente terrestre desde Teherán a través de Irak y Siria hasta el Mediterráneo.

Otro marcador será cómo maneje el equipo Trump la cuestión de los sirios kurdos, conocidos como el YPG. El grupo tiene vínculos con el Partido Obrero de Kurdistán, o PKK, el cual es un grupo designado como terrorista por Estados Unidos. La Casa Blanca armó a los combatientes del YPG en mayo para ayudar en el asedio de Raqqa y anunció en noviembre que esta ayuda cesaría pronto. Si la Casa Blanca no maneja con cuidado la diplomacia con los kurdos sirios, ellos podrían hacer un acuerdo con Assad por alguna forma de autonomía regional, lo cual podría provocar a los turcos, quienes quieren impedir un Estado kurdo, a intervenir en el norte de Siria.

Rusia e Irán están tratando de proyectar una imagen de que ellos ya han ganado la guerra civil y embaucar a la Casa Blanca en un acuerdo de paz bajo sus términos. Ese es el motivo por el cual el Sr. Putin celebró una cumbre en Sochi el mes pasado con el presidente iraní Hassan Rouhani y el presidente turco Recep Tayyip Ergodan.

El ruso tiene programada otra cumbre de paz para fines de enero con los mismos países, pero la oposición siria a Assad se está rehusando a asistir. El Secretario de Estado Rex Tillerson dijo a una audiencia en Washington el mes pasado que la administración está “trabajando junto con Rusia sobre cómo impedir que vuelva a estallar la guerra civil.”

Pero la guerra civil nunca se ha alejado. Las fuerzas de Assad también están teniendo problemas en retener territorio que obtuvieron militarmente. El hace poco retiró a una unidad de un área cerca de Mayadeen y envió esas tropas a Idlib y Hama. Unidades del Estado Islámico regresaron rápidamente a los poblados locales. Estados Unidos no quiere que se forme un Estado Islámico avanzado en Siria como la única alternativa suní a la minoría alauita de Assad.

Un objetivo estadounidense crucial en Siria debe ser negar a Assad, Rusia e Irán la victoria estratégica de controlar toda Siria. Sólo cuando Rusia e Irán concluyan que no pueden ganar militarmente, o que el precio de ganar es demasiado alto, negociarán un acuerdo genuino de paz que permita enclaves étnicos auto-gobernados en Siria. Los medios para ese fin son apoyar a las fuerzas sirias y kurdas que se oponen a Assad y a los radicales islámicos. La alternativa es una retirada estadounidense que permitiría un regreso del Estado Islámico y tal vez una guerra más grande en el Medio Oriente.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

 

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