Enlace Judío México.- Un ataque único con misil no detendría los planes de Irán y Rusia.

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

El Presidente Trump anunció “misión cumplida” después del ataque con misiles del viernes por la noche sobre Siria, y tiene razón si su objetivo fue únicamente castigar el uso de armas químicas por parte de Bashar Assad. Pero si Trump quiere también disuadir al imperialismo ruso e iraní, reducir las posibilidades de otra guerra meso-oriental e impedir que Siria produzca terroristas globales, él necesita una estrategia más ambiciosa.

Aunque definido estrechamente, el ataque militar fue valioso en ejecutar el tabú de largo tiempo contra las armas químicas—aun más después de que Barack Obama trazó su famosa “línea roja” en el 2013 y falló en aplicarla. La crítica al ataque desde la galería de Obama que fracasó tan absolutamente en Siria no puede ser tomada seriamente.

Los 105 misiles Tomahawk y de aire, lanzados desde tres direcciones a Siria, hicieron daño tangible a las plantas de investigación y desarrollo y de almacenamiento de armas químicas de Siria. El Teniente General Kenneth McKenzie dijo a los periodistas, “ningún arma siria tuvo algún impacto sobre algo que hicimos,” incluidas las defensas contra misiles suministradas por los rusos.

El daño podría tener un efecto disuasorio sobre el uso de químicos por parte de Assad, dado que Trump dijo el viernes que está preparado para ejercer nuevamente la prohibición. Trump perdió credibilidad en ese punto el año pasado después de que su gobierno concluyó muchas veces que Assad había usado gas cloro pero no tomó acción alguna. La próxima vez el ataque debe ser aún más punitivo.

La contribución militar de Inglaterra y Francia fue útil en demostrar una mayor voluntad de prevenir la normalización de las armas de destrucción masiva. Y el ataque podría tener un efecto de demostración sobre Corea del Norte mientras Trump se dirige a su cumbre peligrosa con Kim Jong Un.

Pero un bombardeo no cambiará los fundamentos del campo de batalla sirio, o la realidad estratégica de que el eje Rusia-Irán-Assad está ganando. Para el domingo Assad ya había reanudado el bombardeo de áreas rebeldes, incluidas casas civiles. Para alterar esas realidades, Trump tiene que hacer más que suplicar a los rusos e iraníes como hizo el viernes por la noche:

“A Irán y a Rusia, pregunto: ¿Qué tipo de nación quiere estar asociada con el asesinato en masa de hombres, mujeres y niños inocentes?” La respuesta es que ellos quieren.

Y la única forma de cambiar sus mentes es cambiar su reconocimiento de los costos y beneficios de la intervención.

Una medida útil sería mantener la presión sobre Rusia para que cumpla su acuerdo de eliminar las armas químicas de Siria. Seguramente Rusia sabía sobre las reservas, y Estados Unidos debe exigir que la oficina de Naciones Unidas en Damasco inspeccione las áreas de ataque químico. Debe insistir también en el acceso de la ONU a todas las áreas necesitadas de ayuda humanitaria. Si Siria se rehúsa, la ONU debe cesar toda ayuda de ese tipo al país ya que la mayoría de ella ahora va al régimen.

Más generalmente, Trump necesita una estrategia para poner presión sobre el eje sirio y ganar influencia en las conversaciones para terminar la guerra civil. La mejor idea que hemos visto seguiría el ejemplo del Presidente George H.W. Bush después de la Primera Guerra del Golfo en 1991.

Estados Unidos y sus aliados establecieron y ejercieron una zona de exclusión aérea segura en el norte de Irak que protegió las áreas kurdas de ataques por parte de Saddam Hussein. El plan funcionó por una década y permitió a los kurdos construir la parte más próspera y pro-estadounidense de Irak.

Estados Unidos ya opera una zona segura de facto al este del Río Éufrates con unas 2,000 tropas. Pero una zona allí y otra cerca de la frontera con Jordania podrían requerir menos tropas una vez que los combatientes del Estado Islámico sean reducidos más. Tal zona permitiría a los refugiados regresar en forma segura, aliviando la presión sobre los estados de las cercanías. Daría a Estados Unidos influencia sobre los kurdos y árabes bajo protección para ayudar contra un renacer del Estado Islámico o al Qaeda. Y eso podría ayudar a aliviar las tensiones con los turcos.

Tal zona no amenazaría el control de Assad sobre el resto de Siria, pero Estados Unidos ha pedido durante siete años la expulsión de Assad sin efecto. Mejor conseguir lo que podemos que seguir inclinándonos por lo que no podemos.

Por sobre todo, la estrategia de zona segura enviaría una señal de que Estados Unidos no está abandonando la región ante Irán y Rusia. La estrategia de Irán es usar el sur de Siria como una segunda base, junto con Líbano, para la milicia y armas de Hezbolá sobre la frontera con Israel. Esto haría inevitable un conflicto entre Israel e Irán, y Estados Unidos sería arrastrado dentro finalmente.

La mejor estrategia estadounidense es apoyar a los opositores regionales del imperialismo iraní y tratar de convertir a Siria en el Vietnam del Ayatola. Sólo cuando Rusia e Irán comiencen a pagar un precio mayor en Siria ellos tendrán un incentivo para negociar un final a la guerra o incluso contemplar una paz basada en dividir al país en enclaves basados en la etnia.

Ejecutar tal estrategia requeriría considerable diplomacia, tanto como persuasión y compromiso por parte de Trump en casa y en el exterior. Tal vez eso está más allá de su interés o capacidad. Pero esta administración todavía tiene tres años para dirigir, y lo que el ex General David Petraeus llamó una vez el “Chernobyl geopolítico” de Siria está lejos de contenido.

Barack Obama asestó un buen golpe a Trump permitiendo a Rusia, Irán y China creer que ellos podrían avanzar en sus metas de dominación regional sin resistencia de Estados Unidos. En Siria como en otras partes, Trump tiene que decidir si quiere ratificar esa retirada estadounidense o desarrollar una estrategia para detenerla.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.