Enlace Judío México – Una vez que Appelfeld vivió en Jerusalén escribía en cafés, un hábito que mantuvo durante el resto de su vida y de donde surgieron obras como “Badenheim 1939” o “Flores de Sombra”, y que lo hacía sentir cerca de su ciudad natal en Ucrania. Como mentores literarios tuvo al Premio Nobel de Literatura, S.Y. Agnon y a Haim Hazaz.

Aharon Appelfeld, uno de los escritores más prolíficos de Israel con cerca de medio centenar de obras publicadas, falleció este jueves a los 85 años de edad.

Ganador de múltiples premios literarios, Appelfeld recibió el Premio Israelí de Literatura de 1983 y el Premio Nacional de Literatura Judía de 1989. En 1997 fue nombrado Miembro Honorario Extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Su libro más reciente, la novela “Perplejidad“, se publicó hace solo tres meses, en septiembre de 2017.

Gran parte de la ficción de Appelfeld se basó en su propia vida, transformando la memoria en ficción, como le comentó al diario inglés The Independent en una entrevista de 2012. “No estoy escribiendo memorias, estoy usando elementos de mi propia experiencia”.

Su primer libro traducido al inglés fue “Badenheim 1939“, que todavía forma parte del plan de estudios de muchas clases del Holocausto, y como muchas de sus novelas posteriores, es una metáfora breve y nítida de los acontecimientos de su vida, centrada en la vida judía en Europa, y a menudo evoca vívidamente el Holocausto sin referirse a él directamente.

Appelfeld nació en Chernivsti, en la región de Bukovina (territorio de Rumania entre las dos grandes guerras, y ahora parte de Ucrania), con padres profundamente asimilados a la cultura secular que se consideraban a sí mismos como europeos y no tanto como judíos. En cambio, sus abuelos eran judíos observantes a quienes amaba visitar, campesinos con una sinagoga en sus propios terrenos.

Esa niñez idílica en las tierras de Bukovina llegó a su fin en 1940, cuando los rumanos tomaron su ciudad del ejército soviético, y su madre fue asesinada. Appelfeld y su padre fueron deportados a un campo de concentración alemán, donde fueron separados y del que Appelfeld logró escapar para terminar en los bosques de Ucrania.

Escribió en sus libros sobre la experiencia de ser un niño solo en el mundo, recoger frutas para comer, encontrar refugio para dormir y ser adoptado por criminales ucranianos que no sabían que era judío y lo trataban como a un esclavo, aunque lo dejaban sobrevivir. Más tarde se encontró con una prostituta de un pueblo que le dio cobijo durante algunos meses y que más tarde se convirtió en un personaje de “Flores de Sombra“.

Appelfeld pasó algún tiempo en el ejército soviético como cocinero, y después de la guerra, terminó en un campo de desplazados en Italia antes de emigrar a Israel dos años antes de la fundación del Estado en 1946.

Algunas fases subsecuentes de su vida fueron absurdas para un niño que había sobrevivido solo desde la edad de 9 años. Durante sus primeros años en Israel asistió a una granja-escuela, una experiencia transicional típica de la época, donde “nos entrenaron para ser campesinos”, de acuerdo a Appelfeld.

A Appelfeld le resultó difícil estar rodeado de niños de su misma edad, después de un proceso de maduración ante los horrores que vivió y obligado a hablar después de pasar tantos años sólo en la naturaleza. El silencio, la mudez y tartamudez recorren muchas de sus obras.

En Israel, Appelfeld encontró inesperadamente el nombre de su padre en la lista de supervivientes de la Agencia Judía, logrando reunirse con él en un campo de transición en la localidad de Be’er Tuvia. Realizó sus estudios en la Universidad Hebrea de Jerusalén, comenzando su carrera literaria con cuentos cortos antes de pasar a las novelas.

Criado con el alemán como lengua materna, Appelfeld luchó desde los 14 años por aprender el hebreo moderno del naciente Estado de Israel, teniendo la experiencia incluso de usar el diccionario incansablemente y copiando partes de la Biblia, comenzando con Génesis y pasando de capítulo en capítulo, de libro en libro. Fue una experiencia que finalmente enriqueció sus escritos y pensamientos.

Una vez que vivía en Jerusalén escribía en cafés, un hábito que mantuvo durante el resto de su vida, y que lo hizo sentir cerca de su ciudad natal. Como mentores literarios, tuvo al Premio Nobel de Literatura, S.Y. Agnon o a Haim Hazaz.

“Solo en un café de Jerusalén siento la libertad de la imaginación. Ese es mi punto de partida. Ahí es de donde salgo y es allí donde vuelvo “, escribió para el portal en inglés Tablet Magazine.

Sus anotaciones, incluidas las de servilletas y trozos de papel, así como sus notas, libros y manuscritos, se encuentran en los archivos de la Universidad Ben-Gurion del Negev, donde enseñó durante gran parte de su vida la materia de literatura.

Estaba casado con Judith, una inmigrante argentina, con quien tuvo tres hijos, y vivía en Mevasseret Zion, a las afueras de Jerusalén.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico