Enlace Judío México.- La forma en que responda el régimen iraní influenciará a la región entera del Medio Oriente.

YAROSLAV TROFIMOV

Las protestas que se extendieron como fuego salvaje a lo largo de Irán han tomado a todos por sorpresa: al régimen iraní, a sus enemigos y aliados extranjeros, e incluso a los liberales iraníes que apoyaron las manifestaciones del Movimiento Verde del 2009.

Las protestas, hasta ahora sin líderes, ya han expuesto una gran debilidad interna de la República Islámica precisamente cuando gozaba de influencia regional sin precedentes, con importantes éxitos militares y políticos en Siria, Irak y Líbano luego de la derrota del Estado Islámico.

La forma en que el régimen iraní—con su lucha entre conservadores relativos y reformistas en medio de la sucesión en ciernes del Líder Supremo Ali Khamenei de 78 años —responda a este desafío influenciará al Medio Oriente entero en los próximos meses.

Si bien una represión brutal podría apagar a patadas el malestar actual, podría también provocar una insurgencia o incluso guerra civil, un escenario de pesadilla para las naciones europeas que temen otra ola de refugiados. Ceder a algunas de las demandas de los manifestantes podría terminar liberalizando el sistema iraní y reforzar a los reformistas—pero, si se toma como una señal de debilidad, puede también precipitar una confrontación incluso más violenta en el camino.

La ola de protestas de Irán estalló inicialmente en la ciudad oriental de Mashhad—un bastión de los conservadores islámicos–y tuvieron como blanco las políticas de austeridad del Presidente Hassan Rouhani, un líder del bando reformista dentro del régimen.

En cuestión de días, sin embargo, las protestas tomaron vida propia en ciudades provinciales marginadas a lo largo de Irán. Allí, el enojo se ha estado acumulando por la corrupción endémica, el mal manejo económico y la falta de una esperada ganancia extraordinaria luego del acuerdo nuclear del 2015 con las potencias internacionales.

Estas nuevas protestas están tomando como blanco no sólo al bando de Rouhani sino al sistema de gobierno entero de la República Islámica. En ciudad tras ciudad, los manifestantes destruyeron imágenes de Khamenei, criticaron el involucramiento de Irán en Siria y otras costosas guerras extranjeras, e incluso cantaron consignas pidiendo un retorno a la monarquía que fue depuesta en la revolución de 1979.

“Lo que comenzó como oposición anti-Rouhani, provocando protestas enfocadas en la mala actuación económica del gobierno, creció drásticamente en algo adonde la mayoría parecen ser gente muy enojada que ya no cree más en el sistema,” dijo Ellie Geranmayeh, un miembro principal de política en el Consejo Europeo en Relaciones Exteriores. “Las manifestaciones se están volviendo más violentas y sus cánticos se están volviendo más radicales y extremistas.”

Si bien han sido reportadas docenas de muertes, hasta ahora las fuerzas de seguridad iraníes han estado respondiendo con más restricción que la que mostraron en el 2009. El Sr. Rouhani ha dicho que los iraníes tienen el derecho de expresar sus quejas y protestar. Tanto él como Khamenei, sin embargo, acusaron a los enemigos externos de Irán de instigar las manifestaciones como parte de una conspiración para debilitar a la República Islámica. El miércoles, el gobierno organizó marchas masivas para mostrar apoyo popular para el régimen.

Hasta ahora, las protestas antigubernamentales de Irán no han atraído a tanta gente como el Movimiento Verde del 2009, el cual fue alimentado por una creencia de que la elección presidencial de Irán ese año había sido robada por el candidato de los conservadores, Mahmoud Ahmadinejad. A diferencia de esas protestas, la agitación actual está ocurriendo en gran medida en las provincias: Teherán tiene que ver aun algo que recuerde las marchas masivas del 2009.

En parte eso se debe a que los manifestantes en ciudades marginadas a menudo están enojados no sólo con el establishment clerical chií que está controlando efectivamente Irán sino también con las élites privilegiadas—y a menudo liberales—del norte de Teherán. En un reflejo de eso, los incómodos con estas protestas incluyen a muchos de los reformistas relativos que apoyaron al Movimiento Verde en el 2009 y votaron por Rouhani en las elecciones del año pasado—pero no quieren de hecho ver depuesto al sistema entero de Irán posterior a 1979.

El enfoque agresivo del nuevo liderazgo árabe saudita hacia Irán está cambiando el equilibrio de fuerzas a través del Medio Oriente y está teniendo enormes repercusiones para la región. Irán, en respuesta, ha advertido a Arabia Saudita contra su dureza. Niki Blasina del WSJ explica los cuatro principales conflictos indirectos entre las dos naciones.

Muchos iraníes, después de todo, están muy al tanto de las tragedias que recayeron en Siria después de que el régimen del país trató de sofocar protestas similares en el 2011. Más de seis años después, la guerra civil siria continúa, con más de la mitad de la población expulsada de sus hogares y más de medio millón de sirios asesinados.

“Los iraníes están inherentemente temerosos de no saber qué sigue debido a su experiencia con la revolución, la cual no tuvo exactamente éxito en la forma en que ellos querían,” dijo Dina Esfandiari, miembro del King’s College London.

Algunas de las protestas más intensas hasta ahora han sucedido en áreas minoritarias con su propia historia de oponerse al régimen, tales como Kurdistán y la provincia Khuzestán poblada por árabes sobre la costa del Golfo. Por su misma naturaleza, esto presenta un problema para el régimen: Aplastar las revueltas en el interior o ciudades pequeñas con sus comunidades de tejido cerrado es mucho más difícil que despejar los caminos principales en Teherán.

“Tener provincias y ciudades pequeñas involucradas hace muy desafiante para el gobierno desplegar fuerzas de seguridad y reprimirla en forma más violenta,” dijo Aniseh Bassiri, un miembro investigador trabajando en Irán en el Royal United Services Institute for Defence and Security Studies en Londres.

Esto, por supuesto, fue el reto que enfrentó el régimen sirio en el año 2011. Y, como en Siria, es improbable que el régimen iraní ceda a las demandas que ponen en peligro su supervivencia misma, dijo Amir Toumaj, analista de Irán en la Fundación para la Defensa de las Democracias, un instituto conservador en Washington.

“Lo que hará el régimen es tratar de duplicar la apuesta y combatir hasta el final”, dijo el Sr. Toumaj. “Estos tipos lo harán aun si esto significa que tengan que incendiar el país entero.”

 

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

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