Enlace Judío México.- Escribir un artículo humorístico semanal es una tarea que requiere de ingenio y creatividad, y para quienes carecemos de ambas cualidades la cosa no es fácil, por lo que debemos tener a la mano una lista de posibles temas que nos saquen del apuro a la hora de escribir. El problema es que esos temas que podrían venir en nuestro auxilio, no siempre son los mejores, de hecho, la mayoría casi siempre son muy malos y sin un mínimo de las condiciones necesarias para producir ese estado de ánimo que se le atribuye al humor.

SHULAMIT BEIGEL EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Sin embargo, y consciente de que las buenas ideas por lo general son escasas y en mi caso, lo confieso, inexistentes, suelo llevar un inventario de temas horribles, algo así como un banco de temas malos al que recurro cuando mi cerebro se declara en Huelga, lo cual sucede muy seguido. Así que ahí les va este tema, el de Eleanor, que espero justifique este pobre artículo. ¿Lograré sacarles al menos una leve sonrisa con este tema? ¿Verdad que no? ¿Se dan cuenta? Por eso les dije que escribir un artículo humorístico de calidad es una acción destinada al fracaso. Aquí está tal vez la prueba.

“Varios países de Europa, desde España hasta Irlanda, padecieron la visita de Eleanor, una tormenta que trajo fuertes lluvias y vendavales arrasadores que llegaron a superar los 130 Km-por hora. Francia ha tenido víctimas fatales. Inundaciones, cortes de luz, aludes, avalanchas y hasta incendios mantienen a gran parte del continente europeo en una constante alerta….”

El Mundo, jueves 04 de enero de 2018

El amor tiene cara de tormenta

No sé si estén de acuerdo, pero yo pienso que cuando una persona le pregunta a otra que cómo ha estado, generalmente lo hace por puritita amabilidad, pues la verdad es que a la mayoría de nosotros no nos interesa demasiado el estado de salud de nuestros semejantes, a menos que vayamos a recibir su herencia o su firma para un préstamo bancario. Cómo estás, cómo te va, qué cuentas, qué hay de nuevo, son ejemplos de ese primer encuentro y las respuestas por lo general son: chévere, más o menos, muy bien gracias, etc. A veces sin embargo, se nos responde con un: ¡ni te imaginas! ¡Me duele todo!, ¡no puedo casi andar! ¡La rodilla me mata!…etc. etc. etc., cosas así, que tenemos que aguantarnos ya que preguntamos cómo estás.

Pues eso fue precisamente lo que me pasó esta semana cuando le pregunté a David Cohen qué tal le fue de vacaciones. Me lo encontré saliendo de la Cinemateca de Tel Aviv donde me encontraba yo también pues fui a ver una película israelí que a propósito se las recomiendo, The cakemaker. No lo había visto desde hacía muchos meses y como es natural, le pregunté que dónde se había metido tanto tiempo.

-Estuve en Inglaterra -me respondió medio seco.

-Uy, qué chévere. ¿Y cómo te fue? -le pregunté inocentemente.

Me asusté, pues David dejó su vaso sobre el mostrador y me clavó una mirada como diciendo te odio. Pero me respondió, forzándose en ser amable.

-Mira Shulamit, me alegro mucho de verte, pero estoy intentando olvidar cómo me fue –me dijo, pero me pareció que estaba de muy mal humor -pero ya que has sido tan indiscreta como siempre en preguntármelo, ahora te aguantas y vas a escuchar todo completito lo que tengo que contarte acerca de mi viaje.

El tono con que me habló me asustó, lo confieso, y fue entonces que traté de derivar la conversación hacia otros temas, preguntándole que si consideraba que la Tamimi, la adolescente palestina que abofeteó a un soldado Israelí era una heroína o no, y que si pensaba que las vacunas contra la gripe ayudaban a prevenirla.

-Ah no Shulamit! -me dijo David obligándome a sentar. -Ahora me vas a escuchar. Antes que nada yo quería viajar a Eilat, pero Eleanor deseaba ir a Londres, así es que, como siempre se hace lo que ella quiere, viajamos a Londres.

-¿Quién es Eleanor? -le pregunté a David con curiosidad, pues no lo sabía.

-Mi esposa -me respondió David con aire de enojo. -Quién crees tú que podría imponer su voluntad sobre la mía, teniendo en cuenta que soy un ciudadano libre, democrático, con derechos civiles y al corriente de mis obligaciones fiscales como impuestos municipales, luz, agua, seguro social, etc.

Ah ok. –le dije-. Así que viajaron a Londres.

Por supuesto. Nos fuimos a esa maravillosa ciudad inglesa tratando de aprovechar lo máximo mis días de descanso y celebrar el nuevo año en esa ciudad. Compré boletos para una obra de teatro, y otras actividades al aire libre aunque hiciera frío. Pero a los tres días Eleanor me arrebató el sombrero y me rompió el abrigo, lo cual no me permitió salir ni a la esquina del hotel en Oxford Street.

-¿Tu esposa te rompió el abrigo y te quitó el sombrero? -le pregunté sorprendida, pues no entendía nada a esta altura de la conversación.

No, Shulamit, no. ¿Cómo crees? -Me lo quitó Eleanor, la tormenta. ¿Qué, no lees los diarios o no ves las noticias o el internet? ¿No sabes que la semana pasada se desataron tremendas lluvias en Inglaterra y que el servicio meteorológico las bautizó con el nombre de una mujer?

Pues no, algo he oído, pero como estoy siempre tan concentrada en las noticias locales, en mi nueva dieta para adelgazar y cosas así….

-Bueno, te cuento pues que la furia de Eleanor no tuvo límites. Fue algo espantoso.

-¿La furia de Eleanor la tormenta?

-No, Shulamit. La furia de Eleanor mi mujer. Ella quería comprar muchas cosas en Londres y revenderlas en Tel Aviv. Naturalmente que Eleanor la tormenta hubiera impedido que Eleanor mi esposa, pudiera traerse en el avión los 89 kilos que pretendía, y por eso Eleanor se puso de un humor de todos los demonios. ¿Ahora me entiendes?
David inclinó la cabeza y me mostró la marca de un golpe en la cabeza.

-También esto fue obra de Eleanor -me dijo David tétricamente.

-¿De cuál de las dos? -me atreví, pero con miedo, a preguntarle.

¿Cómo que de cuál de las dos? ¿Qué crees Shulamit, que soy bígamo? Aunque a veces quisiera serlo. Pero no soy árabe. Aunque a veces también eso quisiera ser.

¿Te preguntaba si te referías a Eleanor tu esposa o a Eleanor el huracán o tormenta o lo que haya sido?

-Eleanor mi esposa, por supuesto. ¿Cuándo has visto que una tormenta sepa dar golpes de karate?

Aquí termina la triste historia de mi amigo. Lamentablemente mi amistad con David se ha enfriado mucho por haberle preguntado simplemente cómo le fue de vacaciones.