Enlace Judío México.- Gillman decía que había que entender los textos sagrados más allá de su interpretación literal e inclusive histórica. La Biblia había que verla desde un punto de vista más bien poético y metafórico.

MARCOS GOJMAN

Mordejai Kaplan, una de las grandes personalidades judías del siglo XX, decía que cada judío podía expresar su judaísmo en lo que, en inglés, eran las tres “B”: belong, behave and believe, pertenecer, practicar y creer. El pertenecer es la forma más común de identificarse como judío, al ser parte, como miembro, de organizaciones comunitarias. El practicar se demuestra especialmente en el observar los mandamientos y las costumbres, como lo es el celebrar las fiestas judías o comer kosher. Pero el creer es para muchos la forma más difícil de expresar su judaísmo, porque implica definir en qué cosas creemos y qué conceptos nos definen como judíos.

El asunto de definir de forma sistemática las creencias religiosas de un grupo, es lo que los estudiosos llaman teología. El rabino Neil Gillman (1933-2017) dedicó toda su vida al estudio de la teología del judaísmo, especialmente el judaísmo masorti o conservador. Gillman nació en Quebec City, Canadá. Estudió filosofía en la Universidad de McGill, para después ordenarse como rabino en el Jewish Theological Seminary en Nueva York. En 1975 obtuvo su doctorado en la Universidad de Columbia. Fue maestro de filosofía judía en el JTS desde su ordenación como rabino hasta su retiro. También fue parte del comité que redactó “Emet Ve Emunah”, “La verdad y la fe”, la declaración oficial de los principios que rigen al judaísmo conservador. En 1990 escribió “Fragmentos sagrados, recuperando la teología para el judío moderno”, libro con el que ganó el National Jewish Book Award de ese año.

Gillman fue alumno de Mordejai Kaplan en el JTS. En alguna de sus clases escuchó a su maestro decir que “El judaísmo es lo que sea que el pueblo judío dice que es”. Esta frase fue el detonador de un ensayo que provocó una larga conversación entre Kaplan y él. Y esa conversación llevó a Gillman a buscar su propia definición de lo que él creía como judío. Gillman decía: “cómo puedo enseñar teología judía si yo mismo no lo tengo claro”. Todos los años, al iniciar su curso, les pedía a sus alumnos que escribieran un ensayo sobre sus creencias judías personales y al final del curso les solicitaba volver a hacer lo mismo. Algunos lo siguieron haciendo inclusive después de graduarse.

Gillman decía que había que entender los textos sagrados más allá de su interpretación literal e inclusive histórica. La Biblia había que verla desde un punto de vista más bien poético y metafórico. Hablaba de hasta ser un poco “naive”, no como un niño o como su abuelo que creía que todo lo que estaba escrito en la Torá había sucedido tal cual, sino como alguien que entiende que esos mitos tienen un significado mucho más profundo. Por ejemplo, decía que no se puede creer que los muertos van a resucitar, pero a la vez no puedes dejar de creer en un Dios que tiene el poder de hacerlo, pues de otra forma sería un Dios impotente en cuestiones que tienen que ver con la vida y la muerte. Igual sucede con la salida de Egipto, decía Gillman, leyenda que no se ha podido probar históricamente, pero cuyo significado en la teología judía es enorme.

Con ese enfoque, Gillman buscó en cada una de sus clases, el tratar de despertar en sus alumnos esa necesidad de definir su propio judaísmo, tarea a la que dedicó toda su vida.

 

Bibliografía: Video conferencias de Neil Gillman en el JTS.

Fuente: alreguelajat.com

 

 

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