Enlace Judío México – A lo largo de nuestra vida pasamos por numerosas etapas que definen nuestro desarrollo desde distintos ángulos sociales, afectivos o intelectuales. Marcan el cambio interno que vivimos a raíz de las experiencias que hemos tenido a través de los años. Por ejemplo, la infancia, la adolescencia y la adultez aunque no son definidas de forma precisa marcan un cambio dentro de cada persona en medida en que ésta va creciendo.

El judaísmo reconoce que estos cambios existen y nos ayuda a relacionarnos con ellos desde una interioridad y espiritualidad desarrollada. Para cada momento importante hay un ritual o costumbre que nos permite tomar conciencia del momento que estamos enfrentando y relacionarnos con D-s y la Torá desde un nuevo lugar. Por ejemplo, cuando nos casamos hacemos un rito, cuando le ponemos nombre a un hijo, cuando alcanzamos la edad de bar mitzvá, cuando un ser querido fallece, entre muchos otros momentos. Estas costumbres o tradiciones son básicas para la educación de nuestros hijos, porque nos ayuda a verlos de distintas formas conforme van creciendo, y nos recuerda nuestra labor como padres en cada nueva etapa. Uno de los más conocidos es el upsherin o jalacá en hebreo; el primer corte de cabello que recibe un niño judío en su infancia.

El upsherin

Desde hace varios siglos las familias judías (especialmente familias ortodoxas) suelen permitir que el cabello de sus hijos crezca hasta que cumplan los tres años de edad. Los niños judíos de comunidades asquenacitas y sefarditas por igual antes de los tres años, usan su pelo largo. En su tercer cumpleaños se hace una fiesta entre los familiares y la melena es cortada. A este evento se le llama upsherin o jalacá y es de suma importancia porque marca en la persona el cambio de ser un bebé a ser un niño. En el Talmud se nos explica que así como no podemos tomar frutos de los árboles hasta su tercer año de crecimiento, el niño permanece en su mundo interno sin hacerse responsable ni dar fruto aparente hasta los tres años en que ya ha crecido y ha dejado atrás la etapa de mayor pasividad en su vida. A los tres años, el niño ya sabe hablar, ya se comunica con sus padres, ya come por sí mismo, ya camina, ya se viste, ya hace muchas cosas solo. Es decir, ya tiene cierto nivel de independencia, ha dejado de ser un bebe.

Así mismo, al adquirir mayor conciencia también adquiere mayor responsabilidad. El Talmud marca esta etapa como la etapa en que el niño empieza a ser responsable de sus acciones, empieza a tener un actuar ético. El upsherin (el corte de cabello) se hace para representar esa nueva realidad a la que el niño entra.

Ahora como el niño ya es responsable, también se celebran las dos primeras mitzvot que va a poder realizar. El uso de peyot (caireles) y el uso de tzitzit (los flecos tradicionales que se usan en las esquinas de la ropa). Al celebrarse el upsherin, es de suma importancia que se dejen dos mechones de pelo largo a los costados de la cara, ya que estos serán las peyot que el niño usará el resto de su vida. En este mismo día, también se le regala los tzitzit, que usara diariamente de este día en adelante.

¿Cómo se lleva acabo el evento?

Cómo esta tradición es una costumbre y no un mandato, es decir no es obligatorio realizarla según la halajá, no se dice berajá (una bendición) al cortar el pelo. Lo que se acostumbra hacer es una fiesta sencilla con amigos y familiares. Se sienta al niño sobre una silla adornada y se le otorga a uno de los abuelos el honor de cortar el primer mechón. Al final de la fiesta se invita a los asistentes a dar monedas para caridad dentro de una caja.