Enlace Judío Mexico – Rusia fue un país sumamente importante para los judíos. Durante siglos recibió a una de las comunidades más grandes que han existido en toda la historia judía. Aunque en esta tierra los judíos fueron capaces de florecer, desarrollarse y crecer, mientras en otros lados eran perseguidos hubo momentos en que no todo fue miel sobre hojuelas para nuestros antepasados asquenazíes. Incluso en la tierra que los recibió con manos abiertas hubo momentos fuertes de exclusión y persecución hacia los judíos. La escalada de antisemitismo empezó con el zar Alejandro III y culminó con la llegada del comunismo a esta tierra, la época en que mayor persecución sufrieron los judíos de estas tierras. Sin embargo, medio siglo antes con el zar Alejandro I ya se habían visto ciertos rasgos de antisemitismo en la política pública. Pese a todas las represiones y cambios políticos, el judío se mantuvo firme; fiel a sus creencias. Esto es porque en momentos de mayor represión el judío más abraza su fe. Rab. Berel Wein nos habla de ello en la siguiente reflexión.

Rab. Berel Wein. Los intentos de conversión en el régimen zarista

En 1817, el zar Alejandro I fue convencido por el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodxa que su deber en la Tierra era convertir a todos los judíos en Rusia al catolicismo ortodoxo. Trató de hacerlo otorgando privilegios a los judíos que se convirtieran cómo eximirlos del pago de impuestos y permitirles vivir fuera de las zonas designadas para judíos, entre otras cosas. Mientras que decidió castigar a “aquellos judíos tercos” que quisieran permanecer como judíos.

A los judíos que decidieran no convertirse se les aumentaría los impuestos, se les prohibiría poseer destilerías y rentar propiedades. Leyes que volvieron muy difícil la vida para los judíos de ese momento, ya que la destilería y los bienes raíces habían sido los comercios judíos por excelencia durante años en esa época. Ahora sólo quedarían en manos de judíos convertidos al catolicismo. El zar incluso estableció una organización llamada “La Sociedad de los Judíos Cristianos” de la cual él mismo era patrón.

Una de las grandes ironías de la historia es que si tratas de obligar a los judíos a comportarse correctamente, son tercos; y si tratas de obligarlos a comportarse incorrectamente, también son tercos. Entre 1817 y 1850, más rusos se convirtieron al judaísmo que judíos al cristianismo.

Es más el promedio de conversiones al judaísmo en ciertas áreas de Rusia fue tan alto que la Iglesia estaba muy conmocionada. Hubo rusos que se quedaron a la mitad de la conversión: negaron el cristianismo y se convirtieron en “Subbotniks” observantes del Shabat, pero no aceptaron las otras premisas judías.

Este fenómeno existió a lo largo de la primera mitad de 1800. Entre más intentaban los rusos convertir a los judíos, no sólo fallaban en su objetivo, sino que más rusos se hacían judíos. Cuando el zar relajó las medidas opresivas contra los judíos, menos rusos se convirtieron al judaísmo. La forma de acercarse a los judíos es con miel, no con vinagre.

Fuente: Jewish History Blog