Enlace Judío – Las verdades que cambian el corazón de los hombres suelen ser sencillas. Estamos tan acostumbrados al espectáculo y los eventos grandes que a veces nos confundimos y creemos que todo lo importante debe ser presentado en esta forma. Cuando alguien nos habla de un gran rabino, o de un gran sabio creemos que vamos hablar con Einstein o con un genio cuya inteligencia se muestra de manera descomunal desde la primera palabra que dice. Sin embargo, muchas veces las cosas nos son así. La gente más sabia es sencilla y el aprendizaje que se adquiere de ellos uno lo ejercita en el trato cotidiano, en el día a día. Para aprender de los rabinos debemos primero aprender a escuchar y a poner atención a los detalles. Martín Buber con sus historias nos lo recuerda. Esperamos les guste.

Martín Buber. Encuentro con el Gran Maggid

La primera vez que rabi Shmelke, rabino de Nikolsburg y su hermano rabi Pinhas, el rabino de Frankfort fueron a la casa del Gran Maggid quedaron profundamente decepcionados. Era viernes, ellos estaban esperando un gran recibimiento, sin embargo el Maggid se despidió de ellos después de un breve saludo y se dedicó a preparar la llegada de un visitante más importante: el Shabat.

En las tres comidas de Shabat, los invitados estaban a la expectativa de escuchar sus discursos elaborados y reveladores. Pero el Maggid se limitó a decir unas cuantas palabras a cada uno, que no hacían mucho alarde de su intelecto. En la última en especial, no habló como un maestro a sus discípulos que están ávidos de su sabiduría, sino como un padre que convive con sus hijos en una comida tan sólo un poco más solemne que lo normal.

Ésta fue la razón por la que al día siguiente emprendieron camino hacia la morada de rabí Bear en busca de un mayor aprendizaje. Se acercaron a la Casa de estudios para despedirse de los discípulos. Ahí encontraron a alguien que aún no habían conocido: rabí Susia.

Cuando entraron los vio por un largo tiempo, primero a uno y luego a otro. Finalmente fijo sus ojos en el suelo y dijo, sin ningún saludo ni frase introductoria lo siguiente: “Malaji dice: ‘De los labios del sacerdote debe guardarse el conocimiento, y deben aprender de sus boca pues es un ángel de la hueste divina’. Nuestros rabinos desarrollaron este pasaje de la siguiente manera: ‘Si un rabino se asemeja a un ángel deben seguir las enseñanzas que se desprende de su boca’”

“¿Cómo debemos entender este pasaje? ¿Acaso alguno de nosotros ha visto un ángel como para saber que el rabino se asemeja a él? ¡Éste es su verdadero significado! Nunca has visto a un ángel, pero si te encontraras con uno, no le harías preguntas, ni lo examinarías, ni le exigirías pruebas de ningún tipo, creerías y sabrías que es un ángel. Sucede lo mismo con un gran sabio (tzadik). Si hay alguien que te produce este sentimiento – de sus labios debes buscar el conocimiento.”

Cuando rabí Susia había terminado de hablar, los hermanos en su corazón ya se habían convertido en discípulos del Gran Maggid.

Fuente: Tales of the Hasidim