Enlace Judío México – En entrevista exclusiva, el historiador José Luis Morro habla en extenso con Enlace Judío sobre su relación con Gilberto Bosques, cómo fue su acercamiento al diplomático mexicano y lo que aprendió en este acercamiento sobre su trato hacia los judíos.

En esta larga entrevista, el historiador narra su relación con esta figura fundamental de la diplomacia mexicana, comenzando por la forma en que lo conoció:

Yo llegué a Gilberto Bosques por Max Aub, estuve estudiando el itinerario de Max Aub, a través de un libro de un escritor valenciano fallecido, que se llamaba Rafael Parra Virreyes, encontré el nombre de Gilberto Bosques, era la primera vez que yo veía que Max Aub agradecía a Gilberto Bosques el haberle logrado sacar de cárceles en Francia y en Argelia y poder haberle llevado a México, esto era en el año 1992,  o 93; la primer vez que yo vi a Gilberto Bosques, me llamó muchísimo la atención porque yo no lo había escuchado nunca”.

“El 14 de marzo de 1994 había yo regresado de un congreso de la universidad de Salerno en Italia, y tenía una carta  de la embajada de España en México, y el señor Paulino Corugedo que me informaban que don Gilberto Bosques seguía con vida, y me puse en contacto con Laurita Bosques. Se me abrió un mundo totalmente desconocido, no sólo en el aspecto de Max Aub, por conocer la vida y obra de Max Aub, sino también la vida de muchísimos, muchísimos españoles en este caso, que después llegaron a muchos personajes europeos en general y en particular de religión judía, es un detalle más, porque Gilberto Bosques jamás se fijó ni en la piel ni la ideología ni en creencias, para él toda la persona era exactamente igual”.

Entre las cosas que Bosques le contó al historiador, destaca una anécdota que pone de relevancia el humanismo del mexicano:

“A partir del mes de junio de 1940, cuándo él llega a Bayona, ve que hay unos judíos a los que él ayuda, hay unos 20 judíos y les acompaña al puerto de Bayona a subir a un barco, pero desgraciadamente, ese barco cuándo empieza a salir del puerto, camino hacia altamar, choca contra una mina y explota, Gilberto Bosques en esos momentos, yo recuerdo esa expresión de su cara, “no pudimos hacer nada”.”

Específicamente sobre el tema de la ayuda que el diplomático dio a los judíos y que se ha puesto en tela de juicio, asevera:

“El problema de Gilberto Bosques, el problema que yo creo, es un problema ficticio, el que ha saltado, de que si Bosques no hizo nada por los judíos, no sé, es falso, sencillamente, es falso. Gilberto Bosques hizo mucho más por los judíos de lo que habría sido estrictamente su tarea consular, y esto es una cosa que en los libros no se halla; pero cuando alguien haya hablado con Gilberto Bosques de estos temas, siempre te lo decía, con franqueza, con sinceridad”.

“Gilberto Bosques primeramente fue un funcionario”, abunda, “hay que tenerlo en cuenta, como tal, estaba al servicio de su gobierno, como Raoul Wallenberg o el portugués Sousa, todos los funcionarios dependen de sus gobiernos, pero hay una cosa y hay un hecho que dentro de lo que cabe, cada uno reacciona de un modo u otro según a las circunstancias y uno puede obedecer o puede seguir obedeciendo haciendo otras cosas,  y entonces Gilberto Bosques obedeció a su gobierno pero sigue haciendo otras cosas y ¿qué es lo que hace? Indudablemente sigue ayudando a personas, sigue ayudando a gente de las brigadas internacionales, sigue ayudando a personas de distintas condiciones que llegan a él o que intentan llegar a él,  que ya era bastante complicado llegar al consulado de Marsella. Gilberto Bosques, amenazado como estaba por la policía española, la Gestapo, la de Vichy y encima tenía a los japoneses… acudía al viejo puerto al barrio chino marsellés, en el barrio chino es dónde se concentraban todos aquellos indocumentados que llegaban a Marsella, judíos y no judíos, españoles y no españoles y allí llegaban todos y él entraba por una puerta y salían por otra casa distinta las personas a las que él iba a entrevistar, se entrevistaba con españoles, se entrevistaba con judíos, se entrevistaba con polacos, se entrevistaba con alemanes, se entrevistaba con italianos, etc.”

“Gilberto Bosques hizo que mucha gente, sobre todo, no sólo españoles, sino gente de las brigadas internacionales, entre ellos muchos judíos, alemanes, austriacos, polacos, checos, rumanos, húngaros, y países del este, les libró a muchos de ellos simplemente por darles un papel donde ponía que tenían previsto, que tenían abierta la puerta para viajar a México, que es lo que se buscaba en esos momentos, porque un papel, un papel de México simbolizaba para ellos una esperanza”.

“Bosques hizo muchas cosas entre comillas ilegales, porque él mismo decía que sólo al borde y fuera de la legalidad de Vichy podía tener éxito, y ¿cómo podía tener éxito?, porque montó un servicio fotográfico, hizo muchas cosas al servicio de muchas personas, lo que pasa que eso no está en los archivos, es imposible que esté en los archivos, pero muchos de esos papeles sí que se tienen, y sí que los conservaron la gente, y son los que se aprovecharon para poder salir y aún, es más, desde el puerto de Marsella, hubo dos expediciones del vapor Niasa, del finales de abril del ’42, que llegó a México en mayo del mismo año y una de septiembre del ’42 que llegó sobre el 15, 20, no lo recuerdo ahora con exactitud la fecha, a México, qué casualidad que en esas dos expediciones, teóricamente de españoles, hubo un cambio de españoles por judíos”.

Sobre el rumor que dice que Bosques cobraba a los judíos por sacarlos de esta manera, Morro afirma: “jamás cobró como se dice en México, ni un centavo, Gilberto Bosques fue una persona honrada, muy honrada, pero honrada en todos los sentidos, en todos los sentidos, desde humano, político, diplomático, etcétera, Gilberto Bosques jamás llegó a cobrar a nadie dinero que no debieran abonar porque se lo solicitaban los de México, que es otro cantar, era un funcionario y como funcionario tenía que hacerlo, pero cobrar a gente por viajar, nunca, nunca y además pondría la mano en el fuego, porque recuerdo perfectamente su visión, su cara cuando me estaba comentando esto, y me dijo, “no pude hacer más”.”

Su impresión general de Bosques, después de tratarlo, dice, es la de “un Robin Hood, pero no de ficción, una persona real, real, de carne y hueso, que aprendió, de todos esos valores de su padre”.