Enlace Judío México – La historia de Stephen Hawking, el gran físico teórico que falleció este miércoles a los 76 años, tiene un ángulo israelí que se remonta a décadas atrás. El tema de su investigación más conocida e importante, que muestra que los agujeros negros emiten radiación, conocida como radiación de Hawking o radiación de Hawking-Bekenstein, se basa en la investigación del profesor de física de la Universidad Hebrea, Jacob Bekenstein, fallecido en 2015.

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Hawking publicó su teoría en 1974: postuló que los agujeros negros emiten partículas (lo que se creía imposible debido a su tremenda atracción gravitacional) y eventualmente desaparecen a menos de que ganen masa de cuerpos celestes absorbidos, por ejemplo.

Al principio, Hawking rechazó las ideas de Bekenstein con respecto a la termodinámica de los agujeros negros. Pero cuando se dispuso a refutarlas, fue conquistado por ellas, comenta el físico Marek Karliner de la Universidad de Tel Aviv.

“El trabajo de Hawking está profundamente vinculado con el de Bekenstein, que estudió la temperatura de los agujeros negros. Sin el trabajo de Bekenstein, el de Hawking sobre los agujeros negros probablemente nunca hubiese existido”, continúa Karliner.

Jacob Bekenstein en Jerusalén (2002)

A pesar de usar una silla de ruedas y de estar casi completamente paralizado por la enfermedad de Lou Gehrig, Hawking visitó Israel varias veces. “Lo conocía bien”, dice el profesor Tzvi Piran del Instituto de Física Racah de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien se encontró con él en la década de 1970 y fue el primero en invitarlo al país, a principios de los ochenta. “La primera vez que visitó Israel fue en 1983. Era mucho menos conocido entonces”.

Previo a su segunda visita, a finales de la década de 1980, Hawking ya había publicado su famoso libro “Una breve historia del tiempo: Del Big Bang a los agujeros negros” y era bastante conocido. En 2007, fue invitado por Piran. “Recuerdo que lo llevamos a Masada y lo levantamos en su silla de ruedas. Visitamos la Ciudad Vieja de Jerusalén”, comenta Piran, quien también visitó al físico inglés en Cambridge varias veces.

En 2012, Hawking llegó a Israel una vez más para recibir el Premio Wolf en Física, otorgado por la Fundación Wolf en Israel, una organización privada sin fines de lucro fundada por el inventor judeo-cubano Ricardo Wolf.

Hasta ahora, la teoría de Hawking de que los agujeros negros emiten radiación es la única conexión entre la teoría cuántica y la relatividad. Sin embargo, la conexión misma implica una paradoja, ya que no todos los principios de la teoría cuántica pueden coexistir con los de la relatividad, dice Piran.

Al principio, Hawking argumentó que los principios de la relatividad sobresalen. Con el tiempo, admitió su error y aceptó el dominio de la teoría cuántica. Aun así, sigue habiendo un problema que ha atormentado a los físicos teóricos durante 45 años: ¿qué sucede con la información cuando cae en un agujero negro que eventualmente se evapora?

Karliner sugiere hacer una distinción entre la inmensa popularidad pública de Hawking y sus contribuciones concretas a la ciencia.

Hawking bien pudo haber sido más famoso que Albert Einstein incluso, dice Karliner. Pero, en la comunidad científica, todos le tienen respeto principalmente por el hecho de que trabajó durante décadas a pesar de su enfermedad. Es cierto que su trabajo sobre la radiación de Hawking sacudió a la comunidad científica. Pero la verdad es que, muy probablemente, sin la investigación de Bekenstein, Hawking no hubiese llegado a las mismas conclusiones”.

La comunidad científica aún no ha logrado demostrar las ideas de Hawking, a pesar de muchos intentos de simular pequeños agujeros negros, incluso en Israel. Todo sigue siendo teórico. Al parecer, esta es la razón por la que Hawking nunca fue galardonado con el Premio Nobel.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico