Hola Samy,

Hoy fue un día para el que no estaba preparado a vivir, me despedí de ti, te conocí hace 50 años. Tú tenías 13 años y yo 14, ambos expulsados de Colegios de la Red Judía en México, tú de la Idishe y yo de la Tarbut. Me acuerdo perfectamente de ese día en el que tú me quisiste dar un consejo de la vida, en una escuela desconocida para mí; yo lo recibí incrédulo, ya que tenías más experiencia en este Colegio llamado Williams. Los dos éramos judíos contra un mundo desconocido, todos los días se ponía a prueba nuestra amistad con lealtades y el ser incondicionales. Los dos arrastrando un núcleo familiar complicado, los dos sin un padre que nos pudiera orientar, los dos con hambre de conocer el mundo. Después terminamos la secundaria en La Salle y en la preparatoria a mí no tardaron en expulsarme y tú tomaste el camino de la tnuá ijud habonim y yo la de macabi.

EDUARDO MARGOLIS S.

Eso hizo que volviéramos a coincidir en Israel; los dos, como buenos chavos idealistas, terminamos en los 70´s en Israel. Mi admiración para ti cuando tomaste la decisión de quedarte a vivir en Israel, años después nos volvimos a encontrar, y como siempre, con el mismo espíritu de cambiar este mundo en algo mejor para nuestros hijos, así terminamos en una cruzada de crear una escuela en la comunidad que diera espacio al humanismo y tolerancia a alumnos como lo éramos nosotros. Así creamos no una escuela, sino un hogar para todos estos niños y jóvenes durante más de 20 años y lo logramos tú y yo.

Cuando yo me enfermé seguiste siendo mi amigo porque siempre estuviste conmigo en las buenas y en las malas, TODO UN COMPAÑERO.

En estos últimos años me demostraste ser valiente y juntos tomamos decisiones dolorosas para nosotros, pero siempre en beneficio de la comunidad y con una gran honestidad. Tu generosidad se demostró en muchas batallas en la comunidad, resolviendo problemas de otras personas.

Podría contar miles de anécdotas en estos 50 años, pero al final resumo que tu amistad fue siempre leal, incondicional, humanista, tolerante, valiente, generosa y sobre todo fuiste un compañero y GRAN AMIGO.

Te agradezco por siempre ser mi amigo, pronto nos encontraremos de vuelta luchando otras batallas.

Que descanses en paz