Enlace Judío México  – La festividad de Pésaj celebra el Éxodo de Egipto. El momento en que los descendientes de Abraham, Isaac y Jacobo fueron liberados de la esclavitud y se convirtieron en una nación nueva que se regía bajo D-s.

Rab Yehuda Prero

El faraón de Egipto no tenía razones para odiar a los judíos. Por el contrario, José el hijo de Jacobo salvó al país de la hambruna e incluso fue capaz de vender excedente de granos a las regiones aledañas. Lo cual explica cómo y por qué Jacobo y su familia bajaron de la tierra de Israel, en ese entonces llamada Canaán, a Egipto. Los judíos se instalaron en una región llamada Goshen que estaba aislada del resto del reino. Sin embargo, le fueron fieles al rey.

Varios años después, un nuevo faraón fue coronado; uno que aclamaba no conocer las grandes contribuciones que los judíos habían hecho al reino y que prefería el halago del mundo. Insistía en que algo debía hacerse con los judíos, ya que tenían mucho poder para su gusto. De otra forma, decía, los judíos podían unirse a un poder extranjero, y en un acto de traición unirse con aquellos que quisieran hacerle la guerra a Egipto. Decía que los judíos podían desposeer a los egipcios de sus riquezas o apoderarse del reino abiertamente, expulsando a sus habitantes hacia el desierto.

Sin lugar a dudas, las mentiras del faraón eran ilusiones sin fundamentos, hasta que su propio odio siego las convirtió en realidad. No sólo esclavizó a los judíos, hizo sus vidas imposibles y trató de exterminarlos ahogando niños judíos recién nacidos. Los judíos maltratados rogaron a D-s, quien los escuchó y castigó a los egipcios con una serie de plagas, las cuales terminaron con sus cosechas, su ganado e incluso sus primogénitos. La tradición oral nos enseña que los mismos egipcios regalaban sus riquezas a los judíos, esperando que se fueran y las plagas cesaran de azotarlos.

Y aun así, al final de la historia otro arrebato de odio consumió al faraón e intentó perseguir a los judíos que ya habían partido de Egipto, para hacerles la guerra. En este intento, él y su Ejercito entero fueron ahogados.

La Hagadá de Pésaj, declara que este es un patrón recurrente: “Ya que no sólo una persona se ha alzado para destruirnos. En cambio en cada generación se han alzado para destruirnos y el Santo, Bendito Sea, nos ha salvado de sus manos.” Como ejemplo tenemos los egipcios, los babilonios, los griegos, los romanos, los cruzados, la Inquisición, los cosacos y los nazis. Sus imperios se han desvanecido y sus culturas sin continuación.

En cuanto a los judíos cincuenta días tras haber dejado Egipto, encamparon al pie del Monte Sinaí, donde vivieron la Revelación Divina y aceptaron sobre sí mismos una misión única y un código de conducta. Esto es lo que ha preservado al pueblo judío a través de los siglos.

¡En Pésaj celebramos el nacimiento de una nación eterna!

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