Enlace Judío México – Una de las cualidades más bellas del judaísmo es que el espíritu y la materia nunca están separadas. Siempre sin excepción una es manifestación de la otra. Esto podemos apreciarlo en la festividad de Pesaj, la limpieza del jametz (pan leudado) no sólo es física sino también espiritual. A la vez que uno limpia materialmente su casa uno debe limpiarse internamente. Rab Yehuda Prero nos habla de ello en el siguiente ensayo, esperamos les guste.

Buscando el jametz interno

De todos los mandamientos asociados con la festividad de Pesaj, se distingue uno gracias a la seriedad de su trasgresión. En Pesaj está determinantemente prohibido poseer jametz (sustancias leudadas). Durante Pesaj, uno no puede comer ni poseer pan o cualquier otro producto que haya leudado. El único producto con harina permitido es la matzá (pan al que no se le permitió leudar). Para asegurarnos de que nuestra casa esté libre de jametz durante Pesaj realizamos una limpieza y preparación extensiva. De esta forma, cuando el día llega estamos seguros que ni siquiera una migaja es visible.

Nuestros Sabios han resaltado que el jametz y las preparaciones que conlleva son extremadamente simbólicas. El jametz representa la maldad interna, el yetzer hará (la tentación). Representa nuestros defectos de carácter como el orgullo, los celos, la lujuria y las pasiones desmedidas. Así como debemos remover cualquier rastro de jametz en nuestras casas, también debemos deshacernos de cualquier migaja de jametz en nuestro ser. El mismo tiempo y preparación que dedicamos a prepararnos físicamente para Pesaj, debemos usarlo para prepararnos espiritualmente para Pesaj. Debemos trabajar para mejorar nuestro carácter y deshacernos de las características negativas que desgraciadamente poseemos.

Uno pensaría que estos esfuerzos de mejora serían más apropiados para las preparaciones de Rosh Hashaná y Yom Kipur, los días más sagrados del año en los que somos juzgados como merecedores de la vida o de la muerte. ¿Por qué dicha introspección y mejora espiritual es necesaria ahora antes de Pesaj?

El gran sabio Shamai enseñó (Avot 1:15) “Di poco y haz mucho.” En el tratado de Berajot, encontramos las enseñanzas de rabí Meir referidas por rabí Huna: “Las palabras de un hombre siempre deben ser escasas al dirigirse a D-s.” Parecería que esta actitud impulsada por nuestros sabios de limitar nuestras palabras al hablar de temas divinos no es impulsada en Pesaj. Es más la Torá nos obliga a contar el Éxodo de Egipto a nuestros hijos y extendernos en nuestro relato “Deberás contárselo a tu hijo … Todo aquel que se extiende en el relato de la salida de Egipto es digno de elogio.” Es más, descubrimos que el mismo nombre de la festividad se refiere al relato: “Pesaj” es la combinación de dos palabras “pe / saj” “la boca que habla.” ¿Por qué sólo en esta festividad ignoramos las indicaciones de nuestros sabios sobre limitar nuestras palabras?

Como dijimos anteriormente el jametz representa la maldad en nuestro interior. Siempre que carguemos con este jametz con nosotros vamos sobrevalorarnos. Nuestro orgullo nos ciega y nos hace creer que somos mejores personas de lo que realmente somos. No nos deja reconocer nuestras faltas. Fingimos ser virtuosos aunque sabemos que en el fondo estamos llenos de defectos. Fingimos ser sinceros, aunque realmente no lo seamos.

Este es un problema que enfrentamos todos los días. Sin embargo, cuando llega Pesaj se convierte en un gran problema. En el seder le hablamos a nuestros hijos sobre los milagros que D-s hizo por nosotros y cómo los apreciamos. ¿Realmente los apreciamos? Le hablamos a nuestros hijos sobre todas las enseñanzas que nos trajeron la esclavitud y la redención. Sin embargo, ¿hemos aprendido algo de esas lecciones? ¿Nuestros hijos podrán creernos cuando tratamos de enseñarles e impartirles estos mensajes, o se encojaran de hombros y nos descartaran como hipócritas? Aún más, pasamos gran parte del seder agradeciendo a D-s por habernos salvado y cantando alabanzas. ¿Apreciamos realmente lo que D-s ha hecho por nosotros? ¿Son nuestras alabanzas y expresiones de agradecimiento sinceras? Aunque finjamos ser devotos externamente, D-s conoce la verdad. No está interesado en alabanzas vacías, ni en gente que cree que puede engañarlo y hacerse pasar por lo que no es.

¿Cómo nos aseguramos de poder afrontar este problema tan serio para Pesaj? Debemos poner atención en dedicar un espacio de tiempo adecuado antes de Pesaj para prepararnos espiritualmente. Debemos remover el jametz que se encuentra en nuestro interior, el jametz que nos hace parecer virtuosos cuando no lo somos. Debemos ser sinceros en nuestra relación con D-s y con nuestro compañero. Si no perfeccionamos las fallas que tenemos en nuestro carácter antes de Pesaj, si no removemos el jametz antes de que Pesaj llegue afrontaremos un desastre. Ni D-s ni nuestros hijos escucharan lo que queremos decir.

En cambio, si perfeccionamos nuestro carácter, superamos nuestra envidia, controlamos nuestras pasiones y doblegamos nuestro ego estaremos preparados para decir palabras sabias que surjan desde nuestro corazón en Pesaj. D-s apreciará nuestras alabanzas y nuestros hijos estarán dispuestos a aprender de nosotros. Es por esta razón que mejorar nuestro carácter es básico antes de Pesaj. Una vez que nos hemos preparado para esta ocasión es que podemos hablar libremente, como nuestros sabios dicen “Todo aquel que se extiende relatando la salida de Egipto es digno de elogio”

Fuente: torah.org