Enlace Judío México.- Cuando los políticos se preguntan por qué sus prioridades pocas veces coinciden con las de los ciudadanos es por la desconexión que existe por la falta de un diálogo.

LUIS WERTMAN

Hablar con la gente siempre es una costumbre útil. Escuchar a nuestros vecinos, a nuestros cercanos e incluso a todos los que nos rodean nos permite entender las preocupaciones reales de quienes habitamos la Ciudad de México.

Cuando los políticos se preguntan por qué sus prioridades pocas veces coinciden con las de los ciudadanos es precisamente por la desconexión que existe por la falta de un diálogo constante con la gente.

Un ejemplo es la Línea Ciudadana 5533-5533 del Consejo Ciudadano. Al día recibe más de tres mil llamadas con diferentes tipos de problemas.

En su mayoría son denuncias de víctimas de delitos y reportes sobre seguridad, pero cientos de ellas tratan asuntos muy variados. Desde casos de extorsión telefónica (demasiado comunes) hasta peticiones básicas de información (cómo elaborar una carta poder), los capitalinos aportan a los asesores del Consejo miles de datos acerca del comportamiento de sus calles y colonias.

Durante diez años de existencia, hemos sistematizado y estudiado esos datos para entender la evolución no sólo de los delitos de mayor impacto, sino también de la misma capital.

Justo esta semana, a partir de 18 reportes ciudadanos sobre una serie de mensajes de texto, supuestamente del Infonavit, pudimos alertar, por medio de los medios de comunicación, a las autoridades, a los capitalinos y al propio instituto de vivienda, para prevenir la extorsión y el fraude.

Gracias a la confianza en la Línea Ciudadana, las 18 personas no cayeron en el engaño y, por lo tanto, tampoco dieron dinero a los criminales.

Quien comete un delito puede ser cobarde, ventajoso o miserable, pero no es tonto. Lo hace por dinero y porque goza de la impunidad suficiente para no temer por las consecuencias.

Subestimar a los criminales es tema de otro artículo, pero cuando entendemos la lógica de los delitos y el proceso de la extorsión, le damos forma y le ponemos rostro a quienes tratan de afectarnos.

Para detener efectivamente a los delincuentes es fundamental que aumentemos el porcentaje de denuncias.

Sé que al tocar este punto, usted podría estar mirando ya al techo con incredulidad. Sin embargo, la denuncia es —con todas sus deficiencias e inconvenientes— la mejor herramienta hasta ahora para reducir la inseguridad. Y ésta no debe ser forzosamente ante un Ministerio Público, tan sólo con marcar 5533-5533, otro ciudadano escuchará lo que tiene que decir, le dará el trato adecuado a la información y se le dará a unidades confiables (para nosotros) del gobierno capitalino.

Además, le daremos seguimiento permanente. Todo sin pedir un solo dato personal o uno que nos ponga en riesgo. Estos datos son indispensables para llevar a cabo buenas investigaciones y, lo más importante, es información de inteligencia para descubrir las maneras en que los delincuentes piensan y actúan.

Ahí está la herramienta y el medio para hablar entre nosotros de manera segura. Ahora que vienen las campañas políticas, mantengamos el diálogo, la apertura y la convicción de que los problemas los podemos arreglar, primero, entre nosotros, para después exigir su parte a las autoridades.

 

 

 

Fuente:excelsior.com.mx