Enlace Judío México.- Entre el 14 y el 22 de abril, con motivo de Yom Hazikarón (Día del Recuerdo en Israel) y del 70 º aniversario de la Independencia del Estado de Israel, cinco jóvenes que perdieron a su padre durante una actividad militar para proteger a su patria viajarán a la Ciudad de México. Visitarán la comunidad judía de México, donde serán hospedados por familias locales, se encontrarán con miembros de las distintas comunidades y compartirán sus historias personales.

ZOR THON

Dos huérfanos de la FDI cuentan cómo fue crecer a la sombra de un padre que les dio la vida y cayó en el campo de batalla

“Seguir sus pasos”

Patrick Pereg era una de esas personas que todo el mundo sabía que se convertiría en un comandante al que la gente seguiría. Una figura dominante, emotiva, carismática, que destacó en todos los cursos desde que se alistó al ejército. Fue uno de los fundadores de la unidad de mista’aravim (soldados israelíes infiltrados como árabes para llevar a cabo operaciones militares) de la policía fronteriza, de la que más tarde se convertiría en oficial de operaciones. En 2002, durante una operación militar, Patrick perdió la vida a los 29 años. Su hijo mayor, Ilay, tenía nueve meses.

“Durante los primeros años, no sabía que era diferente a los demás. Nunca me sentí así. Crecí en una casa con una madre y un bebé, y no conocía otra cosa. Con los años, me fui dando cuenta de que era diferente. En primer año, cuando celebraron en la escuela el día de la familia, nos dieron una tarea llamada ´Una taza de chocolate con papá´. Me acerqué a la maestra y le dije que tendría problemas para completar la tarea, ya que no tengo padre. Ella borró el nombre y escribió ´mamá´ en su lugar. Cuando llegué a casa con la tarea… fue la primera vez que vi a mi madre llorar.”

En las primeras ceremonias en memoria de su padre, Ilay permaneció a un lado, en silencio. Aún no se sentía conectado a la figura de su padre. No sabía por qué debía echarle de menos. Sin embargo, con el paso del tiempo, esto cambió. “A cualquier lado que iba, siempre me decían que me parecía a él. Esto me llenó de orgullo, me hizo más maduro. Hizo que quisiese saber más sobre la persona que había perdido. Durante la escuela secundaria, ya empecé a sentir una gran necesidad de buscar y descubrir más cosas. Me moría de ganas de oír historias sobre él. Quería escuchar tanto como fuese posible. Sentía como si fuese una estatua que se estaba construyendo lentamente, pieza por pieza. Sin embargo, esta estatua nunca se terminará por completo, ya que no tendré la oportunidad de conocerle.”

Para sentirse más unido a la figura de su padre, Ilay lleva su placa militar colgada al pecho. Parece que, con el tiempo, ha creado en su visión un auténtico modelo a seguir. En los últimos años, Ilay descubrió la música. Toca la guitarra y estudia educación musical. Hace poco escribió y compuso su primera canción. “Gracias a la música, conseguí conectarme con mis sentimientos. Como cualquier adolescente, me busqué a mí mismo, y es allí donde me he encontrado. Esto es lo que quiero ser: un artista creativo.” Según nos comenta, está ansioso por viajar a México. Para él no es simplemente un viaje, sino otro escenario en el que podrá compartir su historia con otras personas, una oportunidad de contar sobre el hombre que nunca llegó a conocer, pero cuya figura le ha acompañado durante toda su vida. “Para mí, estos viajes son una aventura. Los chicos que viajan conmigo han vivido una experiencia parecida a la mía, y con ellos me siento totalmente libre. Sé que la pasaremos muy bien y que habrá muchas risas, pero también tengo una misión. Quiero hablar de mi padre y de la canción a todo el que quiera oírme y, al mismo tiempo, disfrutar al máximo de México. Imagino que la situación durante Yom Hazikarón (el Día del Recuerdo) me resultará muy difícil, pero siempre supe separar las cosas serias de las risas y la diversión. Igual que mi padre.”

“¿Cómo sería todo si…?”

Dror Bar nació y creció en un kibutz. En las imágenes de su infancia, puede verse una niñez israelí divertida, llena de sol y de experiencias. En el ejército, sirvió en una unidad de élite de la Brigada de Paracaidistas, se convirtió en oficial y más adelante fue instructor en un curso para oficiales. En 2002, Dror murió en combate durante la Operación Escudo Defensivo. Tenía 28 años cuando perdió la vida. Después de su muerte nació su hija Uri, sin que él llegara a saber que su esposa estaba embarazada. Uri tiene hoy 15 años y medio, y es una chica inteligente y muy sonriente. Creció con el legado de su padre, que además de ser un comandante admirado, también contribuyó enormemente a su comunidad, por lo que recibió insignias durante su vida y después de esta. “No hay día a día que no pienso en algo que sucede y que no preguntase por él, sobre cómo sería todo si mi padre estuviese vivo. Me resulta difícil pensar en un mundo en el que decir la palabra “papá” fuese algo normal. Me imagino cómo sería nuestra vida como familia, cómo se desarrollaría la relación con mi madre, si todo sería lo mismo, cómo se habría desarrollado todo si papá estuviese con nosotros.”
A medida que pasan los años, el destino de Dror se entrelaza con la historia de superación de su hija mayor, a quien nunca tuvo la oportunidad de conocer. Sobre el escritorio de Uri hay una foto enmarcada de su padre, que es una fuente de inspiración para ella. “A medida que pasa el tiempo, es más importante para mí aprender acerca del pasado de mi padre, el mes pasado nos reunimos con un amigo de mi padre, de su unidad, que estuvo en la misma operación y también resultó herido. Estábamos los tres, él, mi madre y yo. Contó lo que sucedió, habló de su experiencia aquel día… no estaba acostumbrada a recibir tanta información, no sabía qué preguntar. Quería saber más, pero no pude… me quedé paralizada.”

El viaje planeado a México será un paso más en el camino hacia la conexión con la figura paterna. Allí, Uri podrá hablar de él con extraños, compartir pensamientos que no haya podido expresar en público hasta este momento. Para ello, contará con el apoyo de sus compañeros y compañeras de viaje, jóvenes de su edad con un destino común.

“Comparto mis sentimientos con ellos más que con mis compañeros en la escuela. Ellos me entienden, no se me quedan mirando con cara triste. Nunca he estado en México, y es posible que nunca hubiese ido si no fuese por este viaje. Me muero de ganas de ir. Nos encontraremos con jóvenes de nuestra edad de escuelas judías y, por supuesto, también viajaremos mucho. Tengo muchas ganas de reunirme con ellos porque sé que nos están esperando… quiero contarles sobre mí, son jóvenes como nosotros, y tengo mucha curiosidad por conocerlos.”

Uri e Ilay participan en el programa “Otzma” de la Organización de Viudas y Huérfanos de las Fuerzas de Defensa de Israel. El objetivo de este programa es ayudar a jóvenes que hayan perdido a uno de sus padres a que se conecten con sus sentimientos mediante encuentros con jóvenes de su edad y con una experiencia similar, proporcionándoles herramientas para que aprendan sobre sí mismos y sobre su pérdida, todo ello sin centrarse en el dolor, sino de una forma experiencial y desafiante.

Artículo traducido por Tomedes Smart Human Translations.