Enlace Judío México e Israel – El lunes 24 de abril se llevó a cabo la conmemoración de Yom Hazikaron, organizada por la representación del Ministerio de Defensa de Israel, en las instalaciones de la Comunidad Maguén David. 

 

Yom Hazikaron. Un minuto de silencio puede ser tan largo… especialmente para los familiares de aquellos cuya vida fue silenciada por la violencia, para las familias huérfanas de hijo, de hermana, de padre…

Este minuto de silencio no es total, porque se escucha la sirena, el inconfundible llamado a honrar a los caídos que cada año paraliza la vida en Israel, y que este 24 de abril, en la Ciudad de México, sacudió las almas de los presentes a la ceremonia de Yom Hazikaron en la Comunidad Maguen David.

Mishpajot shkulot,  familias dolientes de un pueblo que, para sobrevivir, debe entregar lo mejor de su gente, sus jóvenes, apenas salidos de la adolescencia. Un pueblo que, junto al Muro de los Lamentos, ve a sus hijos vestidos de soldados, recibiendo el arma y el sidur. Un pueblo que tuvo que añadir un día más a su calendario, Yom Hazikaron, el Día de Recuerdo a los soldados caídos y a las víctimas del terrorismo.

Es así que,  a 13,000 km de distancia de Israel, en el Centro Maguén David de la Ciudad de México, Elías Shaoli Nejmad, vicepresidente de Maguén David, bajó la bandera a media asta.

En una mesa, las fotos de 11 judíos mexicanos que pagaron con sus vidas su adherencia al ideal sionista: Zaky Dabbah, Yohanan Kutay, Michael Tzuk, Uri Azulay, Amiram Doron, Grosman Baruj, Mina Cohen, Ishay Abimael Rosales, Nimrod Hallel, Erez Stark, Abraham Arajuan.

El acto, organizado por Amir y Paula Shalom, representantes del Ministerio de Defensa de Israel en México, y moderado con apropiada solemnidad por Tal Itzhakov, agregada de Prensa y Política Pública de la Embajada de Israel, fue tan emotivo como cabría esperar.

Por el recuerdo de los combatientes, por la elevación de sus almas, escuchamos el Yizcor, pronunciado por Salomón Blanga, presidente de Yajad Lemaan Hajayal;  el Tzvi Israel, recitado por Nadav Peldman, jefe de Misión adjunto de la Embajada de Israel; el Misheberaj estremeció a todos.

“Queridas familias en duelo”, dijo  Zvi Tal, embajador de Israel en México, a las familias dolientes, “huérfanos de padres que cayeron en el campo de batalla o fueron víctimas de atentados terroristas (…). Estamos aquí reunidos en la conmemoración de Yom Hazikaron, como parte de los ocho días más intensos de nuestro calendario, comenzando con el día de la memoria de la Shoá y terminando con Yom Haatzmaut.”

El embajador Tal usó la fuerza de su retórica para sacudir a los presentes, ya plenamente abiertos a las emociones que esta intensa semana traía consigo: “una esencia muy condensada de nuestra historia milenaria, compuesta de épocas de reinos judíos independientes y dominio soberano; de batallas y conquistas militares, de exilios y masacres, de humillaciones y persecuciones”.

Una historia, la judía, “escrita con sangre, en la que los protagonistas nunca perdieron la esperanza y la fe en el renacimiento de la nación judía en su lugar nacional”, agregó el diplomático.

“Hoy honramos la memoria de aquellos que hicieron el ultimo sacrificio de los que hicieron que el Estado de Israel, después de 75 años de su establecimiento, siga  siendo fuente de inspiración para sus ciudadanos, para nuestros hermanos judíos en la Diáspora y para muchos amigos alrededor del mundo”.

Sobre Israel, su representante en México dijo que era “un país moderno que ha prosperado contra viento y marea, y cuya sociedad multifacética continúa, a pesar de los debates internos y los desacuerdos sustanciales, siendo fiel a los principios básicos, consagrados en la proclamación de Independencia de los padres fundadores del Estado”.

Tal saludó la presencia de “una delegación de la organización de viudas y huérfanos de las Fuerzas de Defensa de Israel”, y dijo sobre las personas que han perdido a sus familiares: “seguimos conscientes del hecho que mientras nosotros, como nación, nos afligimos s en Yom Hazikaron, ellos luchan con el vacío que sus seres queridos les dejaron, las 24 horas del día, los siete días de la semana, durante todo el año”.

 

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