Enlace Judío entrevistó en Polonia a Yohanan Fried, el Rabino de la Marcha de la Vida, quien comenta sobre el valor del proyecto educativo que este año conmemora 30 años de existencia.

El rabino Fried habla de su labor y los objetivos de la iniciativa en la que participan aproximadamente 20,000 personas año con año que culmina con la Marcha de Auschwitz a Birkenau.

Fried destaca la importancia de la unión del pueblo judío en torno a la memoria del Holocausto, al tiempo que comparte su propia historia familiar vivencias y puntos de vista sobre la nación polaca.

EJ: Estamos con el rabino Yohanan Fried, el rabino de la Marcha de la Vida y queríamos preguntarle rabino, ¿cómo comenzó usted en la Marcha de la Vida?

RYF: El proyecto fue iniciativa de Abraham Hirshzon y el Dr Shmuel Rosenman cuando yo vivía en EE.UU., en Nueva York. Ellos tuvieron la idea de reunir a jóvenes de todo el mundo en torno a temas del Holocausto, organizar un concurso aquí mismo. Después viajaron a Polonia, a Auschwitz y marcharon. Cerca de 600-700 alumnos de todo el mundo participaron en el concurso, incluso algunos vinieron con sus familias. Así empezó el proyecto.

Yo trabajaba en las escuelas judías en EE.UU., asesoraba a los maestros israelíes (shlijim) y me pidieron que les consiguiera alumnos para el proyecto. Les respondí que sí, por supuesto. Intenté. Realmente no creí que quisieran venir. En esa época Polonia era muy pobre. Todo era negro y gris. Casi no había qué comprar. Con un dólar se podía comprar la mitad de la tienda.. La gente en las calles se veía triste.

EJ: ¿En qué año?

RYF: 1989. Así empezamos. Poco a poco, al cabo de un año muchos quisieron venir porque históricamente pasaron años y los sobrevivientes, los hijos de los que fueron exterminados aquí sintieron la necesidad de transmitir el mensaje a sus hijos. Todo fue embonando surgió la oportunidad de contar y organizar un proyecto para recordar el Holocausto.

EJ: ¿Por qué se necesita un rabino en la Marcha?

RYF: Por qué se necesita un rabino. Te diré, una de las cosas elementales en la marcha, y supongo que lo has visto en México y en otros lugares – viene todo tipo de gente: desde religiosos, ortodoxos hasta seculares que se interesan por la historia y es necesario encontrar un común denominador para todos. Que todos puedan comer la misma comida, que todos sientan que pertenecen al mismo marco, que la ceremonia incluya rezos y recuentos históricos, que en los hoteles todos puedan estar juntos, no separados. Hay muchas cuestiones relacionadas con el Shabat. Por supuesto que lo más complicado no es el Shabat, sino la comida.

Humildemente me he encargado de 20,000 personas durante 30 años. A esas personas les digo – casi un cuarto de millón – que tienen quien les ayude. El rabino está a su disposición. Cuando algo anda mal, el rabino es el responsable pero la marcha sigue, al igual que el grupo y los jóvenes. Sólo el rabino no está bien cuando algo anda mal. Así que esa es mi misión.

Cuando llego me reúno con los jefes de los grupos, les doy mi teléfono y les digo que me pueden llamar las 24 horas del día.

Los jóvenes tienen preguntas filosóficas difíciles, no sólo de la comida. Los primeros años me preguntaban todo tipo de cosas, luego dejaron de preguntar pero cuando volví a Israel después del segundo año me llamaron para preguntarme es necesario tirar los zapatos con los que pisaron Auschwitz. Tal vez algo de ahí pudo haberse pegado en los zapatos. Los jóvenes se angustiaron mucho. Preguntaban si necesitaban decir kadish varias veces. Una vez una chica me llamó a las 12 de la noche porque no podía dormir. Sus abuelos le contaron que estuvieron en las barracas de Auschwitz y cuando pasó por ellas casi se desplomó y comenzó a llorar. Sólo le dieron el número de las barracas, de pronto despertó a las 12 de la noche y dijo que quizás no los había recordado como debía.

EJ: Tal vez esta es la pregunta más difícil, no sé si se lo han preguntado: ¿Dónde estaba Dios cuando sucedió esto, la Shoá?

RYF: Esa es una pregunta muy difícil. Te daré una respuesta pero no es verdadera. Es decir, no puedo saber todo ni puedo saberlo de manera determinante. Te contaré algo íntimo. Yo tenía una hermana, era una niña. Salió de excursión con su amigo en el auto de mi tío. Salieron de Jerusalén en el auto. Ella tenía 9 años. Su amigo tenía la misma edad. El tío iba manejando y 10 minutos después el auto se volcó en un barranco y ella falleció. Se cayó sobre las rocas y murió. Mi tío estuvo internado año y medio con la espalda rota y a su amigo no le pasó nada.

EJ: Nada.

RYF: Cuando llegué a casa (yo tenía 15, 14 años) encontré a su amigo acostado en el sofá. Le pregunto, “¿qué pasó?” Me dice, “nada, nos volteamos, llevaron a Ilana al hospital y a mí me trajeron a casa. Tengo unos rasguños por aquí. ¿Y el tío? También lo llevaron al hospital”. Ese mismo día enterraron a mi hermana y mi mamá (esa es otra historia) dijo: “Hay 3 personas: A uno no le pasó nada, se rasguñó, otro está internado y no sé si volverá a caminar y la hermana, la pequeña niña justa, ¿qué alcanzó a hacer en la vida? murió de inmediato. Y también se consolaba de que no sufrió, que cayó sobre las rocas y pasó lo que pasó. Toda la vida, su foto está en la casa de mis padres, y en la cabeza.

Hay cosas que no sabemos, Sabemos que hay alguien que dirige el hotel que se llama mundo. Él es el director. A uno le da un cuarto aquí, a otro le da un cuarto allá. A uno le da un cuarto sin luz, a otro le da uno sin agua caliente. A cada quien le da algo. ¿Por qué? Él sabe. Ya que yo no dirijo el mundo, no sé por qué pasan esas cosas.

¿Por qué? Yo pregunto dónde estaba él y no me da una respuesta.. Me dice, tú sabes que yo soy el director. Así como no entiendes cómo sucedió el Holocausto, tampoco sabes cómo después de 3 años de pronto hay un Estado. Eso tampoco lo entiendes. ¿Qué quedó de esos judíos?

Acabo de recibir una lista de cosas de Israel, es increíble. Todas las cosas bonitas que hay en Israel. Te mostraré, la recibí hoy. Así que no tenemos respuestas para todo. Podemos preguntar, es bueno hacerlo. Debemos ser lo suficientemente humildes para saber que no tenemos todas las respuestas.

Esta es la lista de todas las cosas buenas que tenemos. Para salir del mal humor:

Israel es uno de los 8 países en el mundo que pueden construir satélites. Israel, Rusia, EE.UU. y China son los únicos que invierten en espionaje. Israel es de los únicos países que han desarrollado armas nucleares.

EJ: Pero es triste venir año tras año y ver a los jóvenes que lloran y se angustian. ¿Cómo lo siente usted?

RYF: Yo lo siento como la primera vez, cada vez. Pero siento que debemos ser responsables. ¿Quien es responsable? Aquel que no se avergüenza del abuelo (Dios) y se preocupa del nieto. Para preocuparme de mis nietos, debo venir aquí cada año y que sepan que esto existe. Que mis nietos sepan quién fue el abuelo de su abuelo. Si te cuento una historia no lo creerás, es como una fantasía.

Este es mi deber. Lo veo como un deber, un privilegio y un deber. Es un privilegio venir aquí y formar parte de la unión de todos los judíos del mundo que vienen una vez al año, como en Yom Kipur. Decir que lo siento exactamente igual que la primera vez – no, no tanto. Después de todo soy un ser humano, no una máquina pero siento que se debe hacer, es un deber. Empecé como voluntario y sigo haciéndolo. Doy 10 días al año al pueblo de Israel.

Mi abuelo era presidente de los dentistas en Alemania. De judíos y no judíos, de todos. En 1933, cuando Hitler asumió el poder vinieron sus colegas y le dijeron, Dr. Natanzon, usted tiene que huir de Alemania. Hitler asumió el poder y hará problemas a los judíos. Dijo “no, yo estoy aquí, mis hijos están aquí”. Él era antisionista, ortodoxo antisionista por ideología.

EJ: ¿Bund?

RYC: No, al contrario. Religioso extremista, como Satmar. Dijo, “no yo no me voy”. “Tenga cuidado”, le dijeron. Al final, se convenció que debía cerrar la clínica e irse. Dejó Virtsburg y viajó a Frankfurt, la ciudad de la madre de mi abuela. Llegó a Frankfurt y pensó que estaría tranquilo, que sin la clínica no le harán problemas y ahora podría mudarse a Israel. Decidieron viajar a Israel. La abuela se emocionó del viaje, le dio un infarto en Frankfurt y la enterraron ahí mismo. A mí me dieron su nombre. Se llamaba Yohana y yo soy Yohanan.

Al día siguiente, cuando comenzó la shivá llegó un general del ejército alemán y le dijo, “Dr. Natanzon, usted debe venir a Berlín y será el dentista de Hitler”.

“Usted será el dentista de Hitler, Goering, Goebblels y todos ellos. Se lo llevó, viajaron de Frankfurt a Berlín y desde entonces estuvo junto a ellos. En la casa tenemos postales en las que le escribe a mi madre en Alemán: “Hoy atendí al malvado G. o al malvado…” así escribe las iniciales con letras hebreas. Viajó con los comandantes alemanes. Llego a Rusia con ellos. Viajó con Hitler a donde iba. Quería a su dentista con él en todos lados.

No se supo exactamente en dónde estuvo hasta que en 1944, 1943 no fue requerido más. Lo enviaron a un campamento y de ahí recibieron su última carta. Pregunta por mí, sabe que hay un niño que lleva el nombre de su esposa, pregunta por mí, y dice: “Estoy en un campamento” y eso es todo. ¿Dónde está? Nadie sabe.

EJ: ¿Qué campamento era, no se sabe?

RYF: En Italia. Después de la guerra, en 1949, la gente que llegó a Israel nos contó que él era médico y le amputó la pierna a una mujer diabética, se la llevó y dijo, “el ejército americano llega desde el sur, nos llevarán con ellos y seguramente no podrás caminar”. La llevó en sus brazos y salieron del campamento. Esa es la última historia.

Salieron del campamento, se dirigieron al sur y desapareció entre la nieve. No se sabe cuándo ni dónde murió. Se sabe que estaba con esa mujer que se llevó en sus brazos, esa es la última historia. Esa es la última historia.

Así que si me preguntas qué tengo que hacer aquí… ¡sacarles los dientes! Sacarles los dientes a todos los malvados.

EJ: ¿Cuando viene a la Marcha de la Vida no espera descubrir algo?

RYF: Siempre busco alguna pista. Alguien que haya estado en Italia, alguien que oyó, vio… nada. Es como un caso cerrado.

EJ: Es interesante.

RYF: Es una historia muy triste.

EJ: Es cierto

RYF: Es una en millones pero es algo…

EJ: ¿Qué es lo que lo que más le ha impresionado de la Macha de la Vida?

RYF: Creo que la Marcha de la Vida tiene varios objetivos que se entrelazan, no están separados uno del otro, pero una de las principales metas es estrechar nuestros vínculos. Uno de México con otro de Israel, por ejemplo. Uno es de Panamá y esa chica es de Los Ángeles. Ese joven no pensó que conocería a tantos amigos. Esa unión… es lo más importante. El destino común de todos y el futuro de todos.

Cuando asistí a la primera Marcha de la Vida volé desde nueva York. Me senté junto a un amigo. Del otro lado había un joven de Connecticut. No era un avión muy grande. De pronto, en medio del vuelo me pregunta, “¿aquí todos son judíos?” Le digo, “sí’. Me dice, “yo estudio en una escuela no judía en Connecticut. Hay una sinagoga lejos de mi casa pero yo nunca la frecuento. Mi familia no va a rezar, nada. Me dijeron que venga, que hay un viaje a Polonia y mi papá puede pagar y lo pagó. Nunca en mi vida había visto tantos judíos” Era un niño de 16 años, nunca había visto un avión con 100 judíos.

Entonces yo digo que lo más importante de todo… no es que los discursos no sean importantes o que lo que sentimos no es importante… es importante sentir que el pueblo judío vive. Todos nos damos la mano. En el jasidismo dicen que si los judíos se dan la mano pueden llegar al cielo.

Lo que debemos aprender del Holocausto o de la situación histórica del Holocausto, no del Holocausto que es algo maldito, doloroso, y no tenemos respuesta a Dios de por qué nos hizo tal cosa. Si nosotros somos culpables o si nos lo merecemos porque quizás no amamos lo suficiente a Israel, o porque no nos comportamos bien con nuestro prójimo, no importa. El director… sólo él sabe por qué ya lo mencionamos. Pero si podemos aprender algo de la memoria del Holocausto es que el pueblo judío está unido. Y no importa lo que cada quien come o bebe, cómo se viste o qué estudia, todos deben recordar que pertenecen a eso que llamamos el pueblo de Israel. Es un rol histórico para todo el mundo. El pueblo judío tiene una responsabilidad sobre todo el mundo y eso es lo que la marcha hace. Los educadores se preocupan de ello. Shmuel Rosenman por ejemplo, ¿para qué necesita todo esto?. Él es médico, fue director del Kupat Holim (seguro médico) (16:46) ¿Para qué necesita todo esto? Pero por dentro siente que es un proyecto importante y lo hace. Humildemente, yo también lo hago por ese sentimiento de responsabilidad.

EJ: ¿Qué siente usted cuando entra a esas barracas, a esos lugares: Auschwitz-Birkenau.

RYF: Mis hijos siempre dicen que yo digo que crecí sin abuelos, como muchas otras familias. Hoy, gracias a Dios, tengo hijos y nietos. Debido al Holocausto yo crecí sin abuelo, sin abuela, sin abuelo del lado de mi madre, sin abuela del lado de mi padre. Éramos primera y segunda generación. Cuando entro a las barracas digo que vengo a visitar a mis abuelos que estuvieron allí. Se los llevaron al cielo con los gases y el humo, pero ahí están. Así como se visita a los abuelos en las fiestas, esta es la fiesta en la que visito a mi abuelo y abuela, los míos, los tuyos, los nuestros. Esa es la generación que desapareció. Esto existe para que podamos conservar esa cadena y eso es tan importante… porque todos sabemos que basta que un eslabón se desprenda para que no haya cadena. Lo que se debe hacer es conservar ese enlace, conservar el vínculo.

EJ: Sé que muchas personas que participaron en la Marcha de la Vida han hecho cosas grandes. ¿Es un proyecto puramente educativo o hay algo más en la Marcha de la Vida?

RYF: Mira, la educación es todo. Educación no es sólo información o mensajes. Educación es formar a un ser humano, que sea un ser humano y nosotros debemos conservar el “formato” del pueblo judío.

El hombre fue creado con cabeza. En su cabeza hay memoria y nosotros debemos… una de las enfermedades más tremendas es la demencia, perder la memori. Si Dios no lo quiera, un individuo llega a cierta edad y de pronto padece demencia, nosotros sentimos que sufre. Si Dios no lo quiera el pueblo de Israel sufre de demencia, si Dios no lo quiera, el pueblo judío perdiera la memoria… En el judaísmo hay fe, moralidad, cortesía, hay memoria y si no conservamos nuestra memoria hay enfermedad. No podemos enfermarnos. La demencia es terrible. Vemos a gente, desafortunadamente también veo que amigos míos empiezan a perder la memoria. Yo mismo empiezo a olvidar, “¿quién eres, de dónde eres? ¡Ah, lo olvidé!”

Hay un libro de un escritor israelí que vive en Nueva York. Es un ensayo difícil sobre la memoria nacional, se llama Reuven Namdar.

Es un israelí que vive en Nueva York. Se enamoró de una chica americana y… pero es un libro muy difícil, muy profundo…

EJ: Hablemos de la ley del gobierno polaco ¿qué opina de ella?

RYF: Creo que la reacción es exagerada. Yo puedo comprender, puedo entender a los polacos que no quieren que toda la brutalidad de los alemanes, de los campos de exterminio, que ocurrió aquí en Auschwitz caiga sólo sobre ellos. Lo puedo entender.

Hubieron y aún hay muchos antisemitas aquí mismo, en el hotel también, entre los empleados.

EJ: ¿Usted sintió el antisemitismo?

RYF: No lo sentí pero puedo oler la actitud, cómo se comportan. También tengo aquí varios amigos y amigas de años. Pero puedo entender que no quieren que vean a todos los polacos como los únicos malos. Puedo entenderlo, pero eso también se vincula con una agenda política interna, de una Polonia más racional y por lo tanto como se ha visto en la historia del pueblo judío, ¿a quién culpan? a los judíos – “ustedes son así y así”. Crearon una ley desafortunada y mal redactada. Los puedo entender. Por otro lado, creo que no debemos permitirlo, porque realmente hubo acciones malas de los polacos. No debemos ceder. No se puede decir que todos los polacos fueron justos, no se puede decir que los polacos no hicieron nada, que no estuvieron involucrados. Puedo entender a los polacos, no los justifico y por otro lado debemos tener cuidado de no exagerar. Podemos reaccionar con mayor calma. Yo espero que… el jueves el presidente Rivlin visitará Polonia y tiene una hora para reunirse con el presidente de Polonia antes de la marcha. Quizás bajen un poco las llamas. Tal vez lo logren. Ambos explicarán y podrán entenderse porque finalmente estamos hablando de un país bueno para el pueblo judío.

EJ: Es cierto.

RYF: Mira, si los judíos viajan a Alemania. Mi madre, de quien te hablé antes, no ha salido del país en 50 años y no ha querido viajar a Alemania. Le dije, “ahí está enterrada tu mamá, ven” – “no, yo no entro a Alemania”. Un día, después de 50 años, le dije, “mira, hay un viaje a España”. Me dice, “España es la inquisición”. Le dije, “España, es un país bonito”. Me gusta mucho España, lo visité varias veces. También entiendo algo de español, pero… le dije “en el camino pararemos en Frankfurt”, finalmente aceptó. Así que entiendo que la gente no quiera viajar a Polonia.

EJ: Ellos dijeron que Alemania compró la amistad de Israel, nosotros no tenemos dinero, es lo que dijeron los polacos.

RYF: Porque los polacos deben ser más honestos. Cuando yo llegué a Polonia hace 30 años eran pobres. En un supermercado… había olvidado mi chamarra en el aeropuerto de Tel Aviv y cuando llegué quise comprar una chamarra en un supermercado. En toda la tienda había una chamarra que vendían por un dólar y medio. El país era un desastre. ¿De dónde tienen esa prosperidad económica? La Marcha de la Vida les dio esa prosperidad económica.

Es lo que yo creo por todo el flujo de turistas a este lugar… cada año vienen millones de turistas y la mayoría o al menos la mitad de ellos son judíos que vienen de todo el mundo…. ellos han ganado dinero de esto, no directamente, pero se han beneficiado.

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