Enlace Judío México.- Philip Roth (1933) es uno de los más brillantes escritores de la llamada escuela judía neoyorkina. Desde su novela El lamento de Portnoy (1969), demostró su amplio talento para la construcción de personajes especialmente memorables.

PERLA SCHWARTZ PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Miembro de la American Academy desde 1970, podemos destacar algunos de sus libros más memorables, entre los que se encuentran: La gran novela americana (1973), El escritor fantasma (1979) libro que fue trasladado al cine por Roman Polanski, La liberación de Zuckerman (1981), La lección de anatomía (1983), así como La orgía de Praga (1985), El teatro de Sabbath (1997) y Pastoral Americana (1997) dentro de una amplísima bibliografía.

Roth se hizo acreedor en 1998 de la Medalla Nacional de las Letras y las Artes que otorga la Casa Blanca, misma que ya había sido otorgada a Saúl Bellow, otro gran literato de origen judío. Ese mismo año ganó también el afamado Premio Pulitzer.

En esta ocasión me referiré a una de sus obras más recientes y menos conocidas La humillación (2009), una novela corta donde el autor hace una reflexión profunda en torno al envejecimiento centrándose en la figura de Simón Axler, un sexagenario que ha perdido su magia escénica. Este actor especialista en Shakespeare, ha perdido su talento y la seguridad en sí mismo. Ya no es capaz de apropiarse de los personajes que le tocan interpretar en escena.

Axler se relaciona con dos mujeres, Sybil, una paciente del hospital psiquiátrico donde está ingresado y con Pegeen, una mujer bisexual con quien inicia una relación que lo conducirá a una terrible debacle emocional.

La humillación es una novela intensa, que casi se debe leer de una sentada. Entrelíneas hay una inteligente reflexión en torno a la vejez y el cómo el abandono de una vida interna conduce a un lento e irreversible deterioro emocional.

Esta novela está planteada como una tragedia en tres actos; pero la desgracia no se desencadenará como parte de un destino inevitable sino que será por la imperfección del ser humano como Axler, quien se sumerge en un laberinto de errores que cada vez le ocasionarán un mayor vacío existencial.

También es necesario señalar que hay cierto paralelismo con Lolita (1955) de Nabokov, es decir el hombre mayor que se enamora de una chica más joven que él, pero en el caso de Philip Roth es desde un punto de vista más desesperanzador.

Queda una vez más patente la gran capacidad de Roth para abordar lo que es la masculinidad, así como cuando una situación límite e insostenible erosiona la energía vital.

En suma, La humillación nos conduce con pericia narrativa a una serie de tormentas existenciales interiores que resultan insuperables. Y uno de los mayores logros de la trama es que no se victimiza a nadie.

 

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.