Enlace Judío México – El Centro Cultural Estación Indianilla impresiona desde su fachada hasta su interior. En este lugar se han realizado innumerables exposiciones y eventos, este recinto recibió el pasado 14 de abril la nueva obra del Arquitecto José Grinberg: Señales Ocultas.

José Grinberg, pintor y arquitecto mexicano, realizó su primera exposición individual en la Galería de Arte del Centro Deportivo Israelita en 1977. Ha exhibido en galerías de renombre en México y en la ciudad de Denver. Cómo arquitecto ha ganado varios premios por sus obras arquitectónicas como el Primer lugar en el concurso pabellón de México e, EXPO AICHI, Japón.

En palabras de la escritora Silvia Cherem:

“Grinberg, quien solía pintar con colores estruendosos la energía del caos, en esta nueva exposición limpia la paleta privilegiando el blanco, ese tono en sordina que le permite abrir ventanas, desempolvar sombras, liberar ritmos e inmortalizar el silencio.

Connotado arquitecto y pintor, en esta cuarta muestra individual Grinberg busca un dialogo con el espectador a través de cuarenta cuadros de gran formato, en su mayoría de nueva factura, en los que entre tachas de blanco vela símbolos y referencias periodísticas cotidianas. Si bien su gesto es abstracto, en sus cuadros blanquecinos trasparenta el caos.

Están ahí las notas alusivas al pasado sismo del 19 de septiembre que dejó a su paso pérdidas, rescates y amplia solidaridad; las referencias a la violencia criminal que nos circunda y a las machaconas impertinencias del presidente Donald Trump con su muro y sus vetos migratorios. Gestos y calamidades, razones y arrebatos, que dibujan el rostro citadino.

José Grinberg construye ejes arquitectónicos en alta tensión. En ellos incorpora por igual a Pina Bausch, bailarina alemana precursora de la danza contemporánea, a Walt Disney con sus creaciones de proyección masiva y, como lo hizo Andy Warhol, mezcla brochazos de acrílico con patrones tipográficos, con esos símbolos y grafías que son cimiente del lenguaje, letras que dan significado a la cultura y a las páginas de mayor frivolidad.

Su formación es de arquitecto, estudió la carrera en la década de 1960 en la UNAM, es aquellos años en que deslumbraban el rigor, las perspectivas y los dibujos de Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright y Le Corbusier. Alumno de Arnold Belkin, Pepe, como lo conocemos, manifestaba una bulliciosa pulsión por el trazo, la perfección especial y el uso del color. Admiraba entonces a José Luis Cuevas y a Juan García Ponce, quienes como parte del grupo que se denominaría La Ruptura, enfrentaban con garra a los muralistas tratando de combatir la visión única de la Escuela Mexicana de Pintura que pugnaba por un arte doctrinario en paredes y monumentos históricos.

Culto, melómano, viajero y lector, Grinberg ha combinado durante décadas la arquitectura con la pintura, convirtiendo esta última pasión en un secreto de introspección creativa. En lienzos de gran formato pinta planos superpuestos en los que prevaleces las cuadrículas, los laberintos, el descontento y la búsqueda de libertad.

Con una paleta de negros, sienas y colores de tierra quemada mezclada con ocres, usando pinceles y un desarmador, su “lápiz favorito”, logra dibujar un equilibrio en la anarquía. Sus collages, acrílicos sobre tela en los que forma y fondo colman la totalidad del espacio, contienen ritmo y acordes, melodías y silencios, compases y cantos alternados, estridencia y delicadeza, señales de madurez formal, un desorden armónico que dialoga con el tiempo”.

Al inaugurar la exposición Grinberg dijo:

“Siempre es difícil hablar de lo que uno hace, hacer es más fácil, más fluido, más intenso. Mi DNA es la formación y vocación de arquitecto que se expresa en mis pinturas en la estructura del espacio pictórico representado en formas, módulos, repeticiones que generan contrastes y desde luego color y forma.

Esta muestra es un viaje a través del tiempo, recorrido emocional y formal de los últimos años. Del color explosivo a la serenidad del blanco.

En el nombre de Señales Ocultas aparecen memorias, símbolos, experiencias y vivencias. El caos expresado en una proyección continua, desorden del que al final intento generar una visión ordenada dentro de la diversidad y las contradicciones del mundo en que vivimos.

Existe una relación en la obra con el espectador, un diálogo en el cual el motivo o tema son acontecimientos cotidianos, teniendo como objetivo generar una solidaridad crítica con los eventos, referencias a nuestra realidad.

Aparecen temas, entre otros, el sismo del 19 de septiembre, las locuras de Trump, diálogos incoherentes, incomprensibles, grafismos que ordenan el universo arbitrario.

La fragmentación del espacio, los contrastes estridentes, aparecen los fantasmas que siempre me persiguen. Imágenes grabadas en el fondo de mi memoria, como ventanas, laberintos, escaleras sin fin, que no comunican, retículas y color que saturan el espacio, con los innumerables estímulos que minuto a minuto recibimos.

Pintar es una forma de pensar, una forma de cuestionar, una forma de analizar, una forma de reflexionar y una forma de acercarse al mundo en el que vivimos.

No represento la realidad, sino mi realidad como percibo a través de símbolos, guiños, grafismos, color y forma. La impresión de piezas no acabadas como señal de los tiempos que vivimos, siempre con una dinámica envolvente, cambiante y desafiante.

Los invito a tener un diálogo con esta propuesta con sus propias emociones, vivencias y memorias”.

Entre las personalidades invitadas al evento estuvieron la Lic. Teresa Solís,  Subsecretaria de Turismo SECTUR, el Arq. Fernando Gonzalez Gortázar, escultor reconocido con el Premio Nacional de las Artes; el Lic Luis de Pablo, Ex director del INFONAVIT; el Dr. Germán Campos, Director de Desarrollo Institucional de la Universidad Anáhuac; la Maestra Louise Noelle, Presidenta de DOCOMOMO México e investigadora de la UNAM; el Arq. Gonzalo Pérez Palacios, miembro de la Junta de Honor del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México.