Enlace Judío – Acaba de concluir la etapa israelí del Giro de Italia. Se cerró así un circulo histórico. Se honrará la memoria de Gino Bartali, el mito del ciclismo italiano que durante sus entrenamientos salvó la vida de miles de judíos. Bartali es el más conocido, pero no fue el único ciclista que se jugó la vida por defender a los judíos.

Uno de esos casos es Albert Richter. El ciclista alemán pagó con su vida haberse opuesto al régimen nazi. Sus delitos: no hacer el saludo nazi y ser fiel a su entrenador judío. Nacido en 1912, pronto destacó como ciclista y con veinte años ya era un triunfador. Cuando recogía los galardones a su lado siempre aparecía la misma persona, su entrenador, Ernst Berliner. Las victorias dieron relevancia al corredor… y problemas.

Además, Richter siempre lució el águila imperial en lugar de la esvástica. Todo esto levantaba ampollas. La federación de ciclismo aconsejó a Richter que abandonara a su entrenador por uno de raza aria. No lo hizo. Berliner, por su parte, tuvo que huir a Ámsterdam ante la presión antisemita. Richter no lo abandonó. Cada vez que competía fuera de Alemania se reunía con él.

Tras el estallido de la guerra, Richter fue llamado a filas. Rehusó ir. No se plegó a la fiebre nazi que inundaba Alemania en aquellos años y trató de ayudar a sus amigos. Lo capturaron en 1940 y días después se anunció su muerte. La retorcida versión oficial fue que el ciclista se había suicidado al no soportar la vergüenza de sus afrentas contra la patria. Berliner, que sobrevivió en EEUU, volvió a Alemania en busca de la verdad. El caso no se abrió, pero el velódromo de Colonia pasó a llamarse Richter.

Fuente: Marca Claro