Enlace Judío – Con Turquía planeando una reunión de la Organización para la Cooperación Islámica, mítines este fin de semana, y campañas electorales que tienen lugar en Turquía, las relaciones podrían agriarse más.

SETH J. FRANTZMAN.

“¡Qué vergüenza!”, tuiteó Ibrahim Kalin, asesor del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el lunes.

Kalin condenó el asesinato de palestinos en Gaza y lo contrastó con el “canto y celebración” ocurrido mientras EE.UU. trasladaba su embajada a Jerusalén. “El mundo comparte esta vergüenza en su silencio”.

Horas después, se notificó al embajador israelí en Turquía que Ankara estaba por expulsarlo. Turquía bajó sus banderas a media asta para conmemorar a los asesinados en Gaza, y dos partidos políticos buscaron anular los acuerdos con Israel e imponer sanciones económicas. Es la última disputa en una larga, histórica y tumultuosa relación.

Turquía fue el primer país musulmán en reconocer a Israel en 1949, y los Estados disfrutaron de relaciones relativamente cálidas durante muchas décadas. Turquía e Israel comparten muchos intereses en la región como aliados de Occidente, y como países modernos y relativamente seculares en una región dominada por el nacionalismo árabe y el creciente extremismo religioso.

La década de 1990 y el principio de la década de 2000 fueron el pico de la relación, con el crecimiento de las relaciones militares y económicas. En Bersheba se construyó un monumento para los soldados otomanos asesinados y se reveló una estatua de Ataturk, el fundador de la Turquía moderna. Una gran delegación de empresarios turcos visitó Israel en 2007. Los manifestantes kurdos incluso atacaron la embajada de Israel en Berlín en 1999, acusando a Israel de jugar un papel en la captura del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Abdullah Ocalan.

De manera inicial, bajo Erdogan y el ascenso de su Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) en el año 2002, las relaciones continuaron siendo cálidas. Erdogan visitó Israel, condenó el antisemitismo e intentó desempeñar un papel en un acuerdo de paz entre Israel y Siria.

Turquía también buscó ayudar con iniciativas de paz israelí-palestinas, y tanto Shimon Peres como Mahmoud Abbas visitaron Turquía.

Erdogan dijo al The Washington Post en 2009 que Israel debería involucrar a Hamás: “Hamás no es un brazo de Irán. Hamás entró en las elecciones [palestinas] como un partido político. Si todo el mundo les hubiera dado la oportunidad de convertirse en un actor político, tal vez no estarían en una situación como esta después de las elecciones que ganaron [en enero de 2006]”.

Turquía buscaba un intermediario entre Siria e Israel, y se disgustó cuando el primer ministro Ehud Olmert visitó Ankara, luego regresó a Israel y lanzó la Operación “Plomo Fundido” contra Hamás en Gaza.

En enero de 2009, Erdogan salió del escenario en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, después de los comentarios del entonces presidente Peres. “Plomo Fundido” destruyó la confianza en Israel entre los líderes del AKP, y las relaciones nunca se han recuperado.

En mayo de 2010, una flotilla liderada por el barco de pasajeros turco Mavi Marmara y tripulada por miembros de la Fundación Turca de Derechos Humanos y Libertades y Ayuda Humanitaria (IHH) trató de romper el bloqueo de Gaza. Una incursión de comandos de la Marina de Israel llevó a la muerte de 10 ciudadanos turcos en un combate cuerpo a cuerpo en la cubierta. Turquía retiró a su embajador y acusó a Israel de una “sangrienta masacre” a bordo del barco. Los ejercicios militares conjuntos fueron cancelados.

Luego, en 2016, el primer ministro Benjamín Netanyahu y el primer ministro turco, Binali Yildirim, arreglaron las relaciones hasta cierto punto, e Israel aceptó pagar 20 millones de dólares a Turquía por los muertos en el Marmara. Las relaciones económicas fueron el fondo del acuerdo.

Israel discutía la exportación de gas natural a Turquía, y en 2017, el ministro de Energía, Yuval Steinitz, estaba en conversaciones con su homólogo turco sobre un acuerdo para un oleoducto.

También se informó que Israel estaba comprando petróleo en el puerto turco de Ceyhan. El Financial Times escribió que esto incluía petróleo enviado desde la región autónoma kurda en el norte de Irak.

El fondo de la ira reciente en Israel por Ankara no son sólo las protestas en Gaza. En el período previo al referéndum kurdo en Irak en septiembre, los políticos turcos se opusieron al ondeo de banderas israelíes por los kurdos en el norte de Irak. En diciembre, cuando el presidente Donald Trump anunció que EE.UU. reconocía a Jerusalén como la capital de Israel, Turquía organizó una reunión de la Organización para la Cooperación Islámica para condenar la medida.

Erdogan condenó a Israel como un “estado terrorista”.

Cuando estallaron las protestas de Gaza el 30 de marzo y más de una docena de palestinos murieron, el presidente turco lo calificó de una “masacre”. Netanyahu respondió con duras críticas a las acciones de Turquía en Siria, donde Turquía ha estado luchando contra las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, un grupo que Ankara ve como terroristas. “Cualquiera que ocupe el norte de Chipre, invada la franja kurda y asesine ciudadanos en Afrin, no debería sermonearnos”, dijo Netanyahu.

No fue una sorpresa cuando Erdogan tuiteó el martes que Hamás “no es una organización terrorista” y escribió que era un “movimiento de resistencia que defiende la patria palestina contra una potencia ocupante”. Quizás lo más sorprendente fue que el Partido Democrático Popular (HDP) y el Partido Republicano del Pueblo (CHP) intentaron anular el acuerdo de 2016 con Israel, y el CHP buscó que el embajador de Turquía fuera retirado permanentemente.

El AKP se opuso a la cancelación del acuerdo, pero el primer ministro Yildirim dijo que los países musulmanes deberían revisar sus vínculos con Israel.

El comentarista Serkan Demirtas, escribiendo en Hurriyet, notó que los lazos podrían arruinarse.

Hay varias capas de la actual guerra discursiva entre Ankara y Jerusalén. Primero está el asunto de la embajada y Jerusalén.

Turquía apoya la demanda palestina de que Jerusalén sea su capital.

Turquía también utiliza la Organización para la Cooperación Islámica para obtener apoyo islámico con respecto al problema de Jerusalén. Y Ankara está indignado por las muertes en Gaza.

El AKP siempre ha apoyado a Hamás, argumentando que es una organización política legítima.

Pero este apoyo ha puesto a Turquía en desacuerdo con otros países porque Turquía también apoyó la elección de la Hermandad Musulmana en Egipto. Esto es parte de una lucha más amplia en la que Turquía y Catar abrazaron a la Hermandad Musulmana a principios de la década del año 2000. Pero otros países de la región, como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto, se han opuesto a la Hermandad y critican a Hamás.

Los problemas de Turquía con Jerusalén, por lo tanto, son tres.

Ira religiosa sobre Jerusalén, empatía con los palestinos en general, apoyo político a Mahmud Abbas, apoyo a Hamás así como apoyo a la ayuda humanitaria a Gaza y enojo regional de que Riad, Abu Dabi y El Cairo parezcan estar más cerca políticamente de Israel. Esto es irónico ya que Turquía tiene relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, mientras que Riyadh y Abu Dhabi no.

Pero nada es tan blanco y negro como parece. Catar ha estado apoyando a Gaza financieramente a través de Israel, y ve a Israel como una clave para su capacidad continua para trabajar en la Franja. El enviado presidencial de EE.UU., Jason Greenblatt, estuvo en Doha el miércoles con el ministro de Relaciones Exteriores de Catar, el jeque Muhammad Bin Abdulrahman Al-Thani, y discutieron sobre Gaza.

La decisión del AKP de oponerse a la cancelación del acuerdo de 2016 está ligada al deseo de Ankara, cercano a Doha, de continuar desempeñando un papel de ayuda a los palestinos en lugar de arruinar las relaciones con Israel, ya que todas estas relaciones están entrelazadas.

Eso también depende de las decisiones de Jerusalén.

La ira por la decisión de Turquía de expulsar al embajador israelí y la retórica de Turquía alentará a Israel a hablar sobre los kurdos y otros asuntos. Con Turquía planeando una reunión de la Organización para la Cooperación Islámica, mítines este fin de semana, y campañas electorales que tienen lugar en Turquía, las relaciones podrían agriarse más.


Fuente: The Jerusalem Post / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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